viernes, 30 de marzo de 2012

250 El Circo del Bosque.


Emerge disimulado en un recodo del sendero. Llega con el crepúsculo, cuando el sol bosteza rendido  y las sombras de la tarde se diluyen en la lejanía. Levantan su carpa majestuosa,  tejida a base de hojas secas, madreselvas y pétalos de amapola. Un enjambre de luciérnagas ilumina la función.
Pasen y vean: abedules con chistera, conejos que son leones,  el ciervo contorsionista, el ciempiés acróbata, el erizo tragasables.  El cuervo ventrílocuo y su muñeco el espantapájaros. Arañas en monociclo que hilan incansables sus telas. Ciervos malabaristas serpenteando por el alambre. Ardillas elefante y la garza barbuda. Cierra la función el oso lanzador de cuchillos.  Todos exhiben alegremente sus habilidades: el abedul se saca palomas de la manga, el erizo embelesa con su destreza, gimotea el muñeco en manos del grajo, salta el ciempiés más allá de lo imposible.  
Al finalizar la función resuena un coro de abejas, el croar de las ranas, el arcoíris de los camaleones. El viento silabea. Los árboles del bosque aplauden ensimismados.  Algunos comentan que esto no es en puridad un circo. Otros creen que lo hacen sólo por dinero. Todos se equivocan.

©  Xavier Blanco 2012.


jueves, 29 de marzo de 2012

miércoles, 28 de marzo de 2012

248 Mañana cerrado por Huelga.


Mañana este Blog estará cerrado, haré uso de mi derecho constitucional a no trabajar. Hay motivos de sobra para paralizar mañana este país, para que los ciudadanos, de forma libre y consciente, manifiesten su mas absoluto rechazo a  tanto recorte, a tanta lapidación de derechos.

Estos tipos que gobiernan el planeta, como dice Naomi Klein, en su libro La doctrina de choque “aprovechan la crisis para poner en marcha políticas que nada tienen que ver con las causas de la misma, pero si tienen mucho que ver con la imposición de su idea de una sociedad más cruel, más desigual y menos democrática”. Se aprovecha la crisis para acabar con el Estado, que es lo que garantiza la equidad. Se aprovecha la crisis para descalificar y debilitar a los que defienden a los trabajadores. Quieren acabar con el sueño de un mundo más justo.

Aquí estamos la mayoría pagando los pecados del capital: la avaricia, la gula, la envidia y la soberbia de estos piratas. Por su mala cabeza nos han tocado años de penitencia, y ellos como los señores de la Edad Media, con el dinero ya han comprado su perdón, y continúan pecando. Qué contrasentido, los que pagan la crisis son aquellos que no la crearon. Hay que luchar contra esa ideología, contra ese modelo que prima al individuo frente al colectivo. Contra ese modelo que tiene en la búsqueda del máximo beneficio su razón de ser, y eso convierte la vida diaria de la mayoría de los ciudadanos en una guerra de todos contra todos. Hay que defender el Estado del Bienestar como elemento centralizador, que redistribuye la riqueza,  que defiende a los más débiles frente a los poderosos, que garantiza la igualdad entre todos los ciudadanos, que permite el acceso universal a la educación y a la sanidad pública. Hay que defender nuestros derechos, ésos que han costado siglos conseguir. Hay que defender esa trinchera, poco más nos queda.

sábado, 24 de marzo de 2012

247 Uno que no mandé al REC.



Esta semana llegué tarde a REC, vamos que no lo pude enviar, tampoco se me ocurría nada con esa frase de inicio de tumbas y tristezas. Al final, y ya sin la limitación de las 100 palabras surgió esta historia, de muertos que viven la vida. Hace mas una semana que no aparecía por aquí, volver ya es importante, el texto es lo de menos. Aquí está, parafraseando a Elena Casero”Uno que no mandé al REC”.


SAGA DE ACTORES.

Y aquella tarde, papá, regresó a la tumba entristecido, besó a mamá y se recostó junto a  ella. Sus ojos descorazonados indicaban que el rodaje de la película no había ido bien: “El director se ha vuelto a  equivocar,  las escenas no tienen verosimilitud. Esos vivos son insoportablemente banales”, dijo lloroso. Ajena a la tragedia cinematográfica la abuela no dejaba de lamentarse, recordando aquellos tiempos en los que  el panteón era sólo para ella. Con tanto arrebato se le desprendió la mandíbula. El sarcófago explotó en risas. El abuelo hipaba, se hizo el muerto, para luego abrir los párpados lentamente y pellizcarle los glúteos . Siempre hace lo mismo, es un bromista. Ésta le arreó un manotazo y, con el brío, se le desprendieron tres dedos. Hacía calor, las gotas de sudor resbalaban por mi frente. La abuela tiene razón, desde el accidente la tumba es insuficiente para tanto cadáver. Yo estaba nerviosa, al día siguiente tenía un cansting.  Así es imposible ser una estrella, tengo unos cabellos horribles, se me caen las uñas y además me huele el aliento “Tranquila hija, si estás muerta no tienes nada que perder”, dijo mamá.  Seguro que ella tiene razón, y yo sólo soy una quejosa, pero hace tiempo que nada me sale bien.      

viernes, 16 de marzo de 2012

246 La mala hora.


 
La niña con pelo crespo y rictus celeste, sentada en el escaño, a la resolana. Los rayos del sol que susurran tenues, tímidos, reflejan su pequeño cuerpo en la pared encalada, limpia, impoluta.

La abuela ciega, cercada por la espesura, inmóvil, presa por la zangarriana, mirando la vida con inquina, con pereza, desganada.

La madre, que entra y sale, que sube y baja, extendiendo sábanas blancas que azota la brisa, sólo taciturnas mortajas, testigos de noches sombrías que  almidonan quimeras.

Sábanas que son velas de bajeles que nunca zarparon, varados en mareas que en ningún tiempo mejor subieron. Mareas sin lunas, astros sin noches sollozando en la lejanía. Noches que devienen mañanas de días perennemente repetidos. Los arpegios del viento que susurran una salmodia dolorida, mil veces danzada. Danza la vida caprichosa, trepando cucañas camino del cielo. Planean azadas, yugos y aguijadas por el limbo infinito, abatidos, huérfanos de tierras. Simientes que vuelan buscando otros parajes donde dar frutos. Parajes que son colmenas, quizás enjambres de  sueños que no florecen en primavera, yermos, sin semillas. Primaveras que sobrevienen fríos inviernos, colmados de corazones gélidos que derrocan ilusiones. Lágrimas que ya no duelen, corriendo por acequias perpetuas. Ilusiones captadas por añejos daguerrotipos, expresiones pintados de color ámbar.

La muerte que no avisa, traidora, fementida. La niña sin padre. Tres damas, encadenadas, retenidas, ataviadas de negro azabache, pergeñando el porvenir, camino del camposanto. 

©  Xavier Blanco 2012. 
 

domingo, 11 de marzo de 2012

245 El silencio y el olvido.


El Microrrelatista

Hace algunos meses que los amigos de El Microrrelatista me invitaron a participar en su página. Hoy podéis leer allí mi texto "El silencio y el olvido", de la Serie  "Cosas del amor"...,  si tenéis ganas y tiempo... ya me diréis.

Podéis leer el texto "El silencio y el olvido" aquí.

jueves, 8 de marzo de 2012

244 Quizás sea un Circo.


Estás solo. La carpa es cóncava, tejida con crines amarillas sobre la piel de animales muertos. Observas la pista tapizada de espejos rotos. Cantan las lechuzas, los leones vomitan sangre y se avistan chacales aullando en la lejanía. Diluvian lágrimas de sal. Tiemblas. Tranquilo, es normal que te preguntes si es un Circo. Una fogata de congojas arde en la pista. La grada oscurece. La única luz que retienen tus pupilas es la producida por el reflejo de tus ojos en esa pira. Silencio. No auscultas más sonido que el aleteo descompasado de miles de mariposas negras cercando la sospecha. Los sueños se balancean en el trapecio y las pesadillas oscilan por el alambre. ¿Es un Circo? Mientras  te interrogas, los caballos rugen, los osos reptan, los tigres braman. Una jauría de gatos brunos cruza la noche. Intentas huir pero tus pies trémulos caminan lastrados pisando grillos. El miedo te araña. El espacio se inunda, flotan peces globo y precipitan relojes de arena. Miras a tu alrededor. No sabes donde estás, lo presientes pero te cuesta creer que el infierno sea así. No llores, intenta serenarte. Algunas veces la realidad es voluble: puede que sea un Circo. 

©  Xavier Blanco 2012.




lunes, 5 de marzo de 2012

243 Al otro lado del espejo.


A Elisa no le gusta la oscuridad. Ella sabe que esos alaridos que la arañan se esconden ahí, detrás del espejo. Siempre regresan,  como insectos que corroen la podredumbre, con sus carcajadas funestas y sus fauces desdentadas.  Agazapada entre las sábanas, sus ojos desorbitados  sólo son capaces de reconocer su tenue anatomía reflejada en el cristal de la ventana. Necesita  chillar, pero el terror paraliza el fluir de sus venas y su garganta se sofoca atenazada por el puño frío del pánico. Gritan sus ojos. Extinguida, esconde su contorno frágil en ese ataúd de los sueños y solloza el silencio de la noche. Intenta dormir pero sólo llora.

Con el amanecer, el miedo huye, se desvanece en el aire.  El sol de la mañana chispea en sus ojos. Las volutas de polvo revolotean risueñas y lloviznan caramelos. Con el día llegan esos señores de bata blanca y pastillas azules: “¿han venido esta noche?”, preguntan. Ella niega con la cabeza mientras esconde sus brazos lacerados por la larva del desasosiego. Puede que hoy le quiten las correas y consiga tocar la hierba.

A media tarde deambula cabizbaja por el patio. El ocaso trepida en su dermis. La negrura acecha agazapada tras el horizonte. Ésa que araña su cuerpo y ahoga su garganta, ésa que regresa siempre.  Elisa retorna a su habitación perseguida por el aliento de la noche, que resopla en su cuello. Una soledad prepotente cerca su contorno,  como si la bolsa amniótica de la existencia se hubiera roto hecha añicos. No quiere dormir. Abre el ventanal. Corta el cordón umbilical que le une a la vida y, retando a la ley de la gravedad, se arroja al vacío. Mientras su cuerpo peregrina por el acantilado de la muerte, su voz diminuta repite sincopada: “están ahí, detrás del espejo”. Queda extendida, garabateada en el asfalto. Yo la vi caer, pero aquí nadie sabe de nadie. 

©  Xavier Blanco 2012

jueves, 1 de marzo de 2012

242 Microrrelato indignado.










Este texto responde a una propuesta que podéis encontrar en el Blog de Rosana Alonso. Aquí tenéis toda la información.

La vida no es un cuento.

- Hola Caperucita. ¿Cómo va la vida?
 - No me puedo quejar. Encontré un empleo en la residencia de ancianos. Me encargo de la cocina y de las tareas auxiliares de limpieza. El salario no llega a 600 euros al mes,  pero me dan la comida y, lo más importante, me hacen un precio especial por la abuela. Ya sabes, la pobre nunca se recuperó del susto: el lobo, los cazadores y luego el Alzheimer, allí está bien atendida.
 – ¿Qué sabes del lobo?
 -  Poca cosa. Se cambió de móvil y le perdí el rastro… Llegó la  crisis, la empresa concentró la fabricación y deslocalizaron el cuento. La última vez que hablé con él trabajaba a turnos, pero  ahora sólo se dedican a hombres lobo, vampiros… violencia y sangre, mucha sangre. Ya no interesa la historia de una niña rubia, vestida con una capucha roja, que lleva la merienda a su abuelita. Esa historia no vende. A esas multinacionales sólo les interesa el dinero y el dinero no sabe de sentimientos, ni siquiera sabe de personas.  Son  tiempos grises, huérfanos de sueños. A ti, no te veo en tu mejor momento.
 –Si yo te contara: marchó el lobo y nos quedamos sin cuento. Mis dos hermanos emigraron, y hace meses que no sé nada de ellos. Yo empecé en la construcción hasta que explotó la burbuja inmobiliaria y todo se desmoronó.  Ahora subsisto gracias al desempleo y a cuatro chapuzas que me salen. No dejo de enviar currículums, ir a entrevistas, pero… no es fácil contratar a un “cerdito”, si te enteras de algo, llámame.
 – Qué mundo éste, es para indignarse. Hablan de eficiencia, de productividad, de recortes, cuando en realidad sólo hablan de DINERO. Eso es lo único que les importa. Que vaya bien cerdito.
 -  Adiós Caperucita. Ahora todo es diferente, hace tiempo que la vida dejó de ser un cuento. 

©  Xavier Blanco 2012.