|Rotas|
Lleva horas durmiendo en su cunita como un ángel. Eso
dice la mujer. Luego le acaricia las mejillas y regresa a la mecedora. Se
sienta y repite el balanceo mientras enumera en voz alta los segundos, después los convierte en
minutos, como si su cuerpo fuera un viejo reloj de péndulo. Finalizada la
cuenta se arrima otra vez a la cuna. Camina por la sala y se detiene frente a
la ventana intentando atrapar la luz. Vuelve a la mecedora. Adelante, atrás...
Cuenta los segundos y los minutos. También la luz que se escabulle. Se levanta
y la coge en brazos. A la muñeca le falta un ojo.
© Xavier Blanco 2013
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Con este texto participé esta semana - sin éxito- en el concurso de Relatos en cadena Ser, a partir de la frase "Lleva horas durmiendo en su cunita como un ángel". Un gran amigo, David Figueroa ha sido el ganador semanal, con un micro extraordinario "Arrullo".
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Con este texto participé esta semana - sin éxito- en el concurso de Relatos en cadena Ser, a partir de la frase "Lleva horas durmiendo en su cunita como un ángel". Un gran amigo, David Figueroa ha sido el ganador semanal, con un micro extraordinario "Arrullo".
Me gusta ese rotas del título que engloba todo el micro.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Fantástico, como siempre. Un fuerte abrazo. Claudia-hormiga
ResponderEliminarFantástico Xavier, estremecedoras roturas, espléndidamente retratadas. Como siempre un placer leerte.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy inquietante, mantienes el ritmo de intriga, que imagino en la penumbra de un cuarto infantil.
ResponderEliminarUn abrazo.
El título está fenomenalmente escogido y la historia tiene ese sabor de inquietud hasta que descubrimos que se trata de una muñeca sin ojo. Una soledad terrible se esconde detrás de la hitoria. Me gusta el desarrollo Xavier.
ResponderEliminarUn abrazo para tí.
Como Laura, piensa que el título es muy bueno. El final impactante, no me lo esperaba y te deja un poso amargo del que es muy difícil desprenderse. Y esa mecedora, tan premonitoria cuando lo volvemos a leer y nos damos cuenta. Un abrazo.
ResponderEliminarTiene un ritmo, un balanceo, como de mecedora, jeje
ResponderEliminarEl título bien elegido sí.
Un saludo indio
Mitakuye oyasin
Rotas, nunca mejor dicho. Creo que es un buen micro, Xavier. Con el ritmo implacable del tiempo roto en la mente meciéndose en esa mecedora. Hasta que llegas al final y te llevas la bofetada.
ResponderEliminarMuchos besos.
Pues a mí me ha gustado mucho este relato que yo interpreto sobre la dura soledad. Se merecía más premio en mi opinión. Un abrazo.
ResponderEliminarTierno relato-retrato de locura.
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