Tiempos duros, éstos que nos han tocado
vivir. El sistema capitalista hace aguas. El barco hace tiempo que va a la
deriva y el armador, impasible, sigue gritando “más madera”. ¡Qué suerte tiene
esos tiburones!, esto de la crisis les vale igual para un roto que para un
descosido: para bajar los salarios, para fulminar derechos que han costado años
y luchas conseguir, para convertir el Estado del Bienestar en una
jungla ingobernable... pero sobre todo sirve para cambiar nuestra libertad
por miedo, y el miedo por obediencia. Son los tiempos del chantaje permanente:
el de los mercados, el de los Gobiernos, el de los dueños del dinero, el
de los amos del trabajo. La ecuación es sencilla, cuanto más miedo en el
ambiente más baratos salen los remeros.
Dicen que esta es la época del
conocimiento. Miro a mi alrededor: cuánta mediocridad, cuánto desatino. Esa
forma de Gobierno y también de Oposición, a golpe de titular, de miedo
escénico, de "tenía que hacerlo" que diría Rajoy. Las ”Cospedales”,
los ”Guindos” y el resto de la
cuadrilla, vaya tropa. Ya está bien de tanto mago, de tanto ilusionista,
de tanto conejo en la chistera, de tanta tomadura de pelo, de tanto vilipendio
a los trabajadores. ¿Podrían mirar a su alrededor, bajar unos cuantos escalones
y tocar con los pies en el suelo? Ahí abajo hay personas, ciudadanos, hombres y
mujeres, hijos que crecen, sueños que se rompen, ilusiones, cristales
rotos, problemas, angustias e hipotecas, muchas hipotecas. Los remeros
están agotados, hartos de tanto desprecio y de tanta
desconsideración.
Lo siento pero no puedo con ellos: ese
esfuerzo titánico por emular a Pepe Gotera y Otilio, esos Carpantas del coso
político patrio, con menos visión de futuro que Rompetechos. En este país
sobra ruido y falta reflexión. Esa obsesión por simplificar el discurso,
por hablar de lo intrascendente... ya está bien de parches, de ungüentos, de
cataplasmas…
Que la olla del alquimista ya huele a
podrido y los vapores que emanan nos están intoxicando a todos. Que la culpa no
es de los emigrantes, ni de los sindicatos, ni de los nacionalistas, ni de la
España de las Autonomías, ni de los homosexuales. Que la culpa la tienen las hipotecas basura; la circulación
descontrolada de capitales; los paraísos fiscales; la falta de transparencia;
los grandes bancos y las grandes corporaciones; las desigualdades sociales
entre ricos y pobres...me falta papel. Que el problema son ellos, el sistema,
su soberbia, su codicia, su incompetencia, su falta de ideario, su desprecio a
lo colectivo, su incapacidad para abordar los problemas reales de los
ciudadanos. Su desprecio al futuro, no al suyo, sino al de todos nosotros.
Ya no. No podemos delegar nuestro
porvenir en estas gentes. El barco navega en la dirección equivocada, cada vez
mas alejado de los intereses de la mayoría. El barco se estrella contra el
arrecife, y ellos, cual rata común -como han hecho siempre-, saltarán por la
borda antes del desastre final. El temporal arrecia, son malos tiempos
para los remeros.
Hay que rebelarse y coger el timón de
nuestro destino: es la hora de los ciudadanos, es la oportunidad de los
remeros. Hacemos oír nuestra voz y nos adueñamos de
nuestro futuro, o la calle desbocada hará oír su brutalidad, que es
lo que ellos quieren. Mañana, tenemos una oportunidad, somos mas, muchos mas. Se
acaba el tiempo.
© Xavier Blanco
2012.