| Inexorablemente |
Hay un hombre desnudo sentado sobre una duna. Tiene el cabello blanco y la piel arrugada. Escribe una historia. El protagonista es un individuo alto, fuerte y bien parecido. También está sentado sobre una duna, desnudo. A su vez, el personaje explica un cuento donde un niño garabatea en un papel. El chaval, desnudo, sentado sobre una duna, dibuja un reloj de arena y, de forma inconsciente, voltea la hoja. Sonríe. El suelo hormiguea. Luego, se desmorona y todo precipita: el niño, el hombre y el anciano.
Hay un hombre sentado sobre una duna. Desnudo. Incluso el cielo es arena.
© Xavier Blanco 2012
Me encanta la escena, veo ese reloj de arena girar y ¡zaz! otra vez vuelta a empezar. La frase final, excelente "Incluso el cielo es arena".
ResponderEliminarQué buen microrrelato, Xavier. Enhorabuena.
Un abrazo.
Muy bueno! Me encantan este tipo de relatos recursivos.
ResponderEliminarUn abrazo!
Historias dentro de historias, redondo, muy bueno.
ResponderEliminarMuchos besos
Si señor, bonita combinación de cuentos dentro de otros que terminan contaminándose. El mes pasado envié, guardando las comparaciones un relato similar a la microbiblioteca.
ResponderEliminarPero el presente tiene un toque mágico si cabe mayor. Como siempre que se mira a un Caleidoscopio.
Una perta.
Redondo, me ha encantado, comparto la opinión de Cortacuentos: tu micro tiene un toque mágico que envuelve al lector.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Un micro de los que gustan o gustan, sin duda. Yo, como soy de mojarme fácil, me mojo y digo que me gusta.
ResponderEliminarMe parece brillante en el sentido que se convierte en un micro sin fin.
Un abrazo,
¡Qué buena imagen y qué bien contada! En una segunda lectura puedo "ver" a cada personaje dentro del anterior cayendo por el agujerito del reloj para volver a empezar por el otro lado. Me gusta mucho
ResponderEliminarUn abrazo
Es lo que pasa, cuando se destruyen unos mundos se crean otros, aveces más caóticos, pero a la vez, quizás más interesantes, y si no. al menos, se crean otros.
EliminarMe gustaron todos los cuentos, y esa arena al revés.
Un beso.
Antonia García Lago
El reloj de arena, el paso del tiempo: niño, hombre, viejo, la muerte... Y vuelta a empezar dándole la vuelta al reloj. El tiempo no pasa, sólo pasamos nosotros. Bonita metáfora, pero me ha dejado como el cielo, gris, apagadilla... Como siempre, perfecto. El cielo es de arena. Un abrazo.
ResponderEliminarUn microrrelato de muñecas rusas del desierto. Me gustó.
ResponderEliminarLos relojes de arena son muy divertidos cuando tienes tiempo para mirarlos. Divertida idea esta que muestras con unos personajes que repetirán una y otra vez su misma historia hasta que una nueva vuelta de "reloj" los voltee en la inexorabilidad del tiempo.
ResponderEliminarEl tiempo, a mi entender, pasa continuamente por un ciclo y avanza y avanza, pero no se consume, sino que se "crea": un nuevo segundo, un nuevo minuto, que al segundo se apagan. Nosotros somos las marionetas que corremos para intentar estirarlo, pero....en sí mismo, el tiempo es intangible, por mucho que queramos medirlo y acotarlo.
Bueno, pues que me gusta este micro que invita a tres folios a cerca de la inexorabilidad del tiempo ¡voy a ello, Xavier!, empiezo ahora y en un par de horitas lo tengo. Besos.