|Oficina de
Objetos Perdidos|
Visité cuartos y pasillos atestados de
objetos inverosímiles pero no apareció mi paraguas. Esa fue la primera vez que
la vi. Volví al día siguiente. Pregunté al encargado por el niño. Me explicó
que lo olvidaron en un parque pero que ninguna persona se había interesado
nunca por él. Me propuso que, si quería, me lo podía llevar. Que si él me
contara. Que esas cosas pasan. Que yo parecía buena persona. Marché sin verla. A
la semana regresé. Me enseñó una sala repleta de botes de cristal. Abrió uno y
se escaparon tres estrellas. Me reveló algunos secretos: que la gente pierde
los sueños en cualquier sitio, que luego ellos los recogen y los guardan en
esos frascos. Pero nadie viene a buscarlos. Me volvió a ofrecer al pequeño.
Ayer me decidí –no es fácil vivir solo-. Llené la bañera de agua y me puse la
corbata. Me entregó al chaval y, cabizbajo, inicié mi marcha. Antes de cruzar
el umbral sentí su voz cómplice: “te la puedes llevar, ni siquiera recuerdo
desde cuando está aquí”. Llegué a pensar que nunca me lo diría.
Ahora los tres somos felices, una
verdadera familia: el niño, la sirena y yo.
© Xavier Blanco 2012.
_______________________________________________________________________________________________
esta noche te cuento.
(6/11/2012): Acabó el mes y este relato ha sido elegido entre los ganadores de Octubre. Aquí tenéis el fallo del jurado. Comparto podium con Mònica Sampere y entre los finalistas podéis encontrar los relatos de otros dos buenos amigos: Fernando Martínez y Mar Horno.
Noooooo ¡lo has vuelto a hacer! ¿Para qué nos presentamos los demás? jeje, es cierto que es de lo mejor que hay (hasta ahora) este mes, pero por supuesto yo me alegro, que gane la calidad siempre es un triunfo para el género, y tu micro rebosa calidad. Es una delicia.
ResponderEliminarFelicidades y gracias por deleitarnos con tus letras.
Es una historia preciosa. Te lleva a rastras, rápido, con ese ritmo de frases cortas y "ques" sin entender muy bien qué pasa hasta que en la última línea se hace la magia. Me encanta.
ResponderEliminarFormidable, Xavier; con ese surrealismo sutil, entrelazado en un lenguaje directo, de enumeraciones que nos llevan de la mano acelerando nuestra lectura al compás del ritmo y un cierre mágico y feliz.
ResponderEliminarLo dicho, soberbio.
Un abrazo,
Hermoso y subrealista, con un tono de normalidad y rutina muy logrado.
ResponderEliminarQuizá tú si recordabas desde cuando estaba allí. Quizás la perdiste tú, al abandonar la infancia precipitadamente. Quizás. Excelente trabajo. Un abrazo.
ResponderEliminarAllí te he dejado mi comentario. Una delicia, imaginativa, humana y maravillosa. Un abrazo.
ResponderEliminar