martes, 28 de mayo de 2013

327 III Microquedada relatista

|La abuela|

La abuela vive en el ático de un edificio alto y viejo. El portero es un anciano simpático, ataviado con un traje de húsar y una chistera roja  en la cabeza.

Cuando voy a visitarla no puedo pararme en ningún piso. “Directo al ático”, dice siempre la abuela. Yo le hago caso, pero algunos días el ascensor se detiene y abre sus puertas. Hoy se ha parado tres veces. En el primer piso sentí  el azuzar de un látigo sobre la moqueta gastada, luego apareció  un león decrépito que recorría inquieto el pasillo. En el segundo era de noche y un conejo blanco cojeaba, perseguido por un redoble de tambores; el mago permanecía inmóvil sobre su silla de ruedas. En el tercer  piso  los payasos, cercados por una pléyade de viejas equilibristas, lloraban.

El ático tiene una terraza y  sobre las cuerdas de tender se bambolea una carpa de colores. La abuela me hace palomitas y siempre me explica historias de cuando ella era trapecista -“la más famosa”, me repite como si mañana partiera de gira hacia las capitales más importantes del mundo-. Yo le digo: "cuéntame, abuela", y ella se pone su maillot blanco. Luego se aprieta el moño,  entalca sus manos y vuela sobre las azoteas.

©  Xavier Blanco 2013


Con este texto la serie "Sueños de Circo" llega a 23 relatos. Los podéis encontrar, todos juntos, bajo la misma carpa. Aquí los podéis leer todos.


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Este es el micro que leí en la III Microquedada relatista. El micro tuneado le tocó a Ana Crespo Tudela (de ella son las fotos). Gracias Ana, espero que te haya gustado.



jueves, 16 de mayo de 2013

326 Microrrelatos indignados




|El hechicero|


No sucedió nada de lo que profetizó el hechicero. No se abrió el cielo en mil canales hasta inundar los campos y la aldea.  No llovieron rayos cegadores, ni siquiera inmensas bolas de fuego. Nada de eso aconteció. Pero ya no hay marcha atrás, el gran maestro dijo que lo quemáramos todo –las casas y las cosechas-  para que no cayeran en manos del enemigo. El hechicero sigue con sus prédicas al gran Manitú por habernos salvado de la tragedia. El camino está embarrado y empiezan a caer los primeros copos de nieve. Marchamos en fila. Los niños tienen frío. Hay caras de júbilo porque Dios se apiadó de nosotros. Y sin embargo.

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Esta es mi aportación  en la II Primavera de Microrrelatos Indignados organizada por :


martes, 7 de mayo de 2013

325 El accidente


|El accidente|

El niño había ensayado, sin descanso, su papel en la obra. Una tarde tras otra,  frente al espejo, había memorizado cada una de las palabras, cada uno de los gestos. También las risas. Ahora imaginen el estreno: la platea está llena de padres y madres arrellanados en el terciopelo rojo de los sillones; se abre el telón, un haz de luz ilumina el escenario, pero no hay aplausos, ni discursos de bienvenida. Todo es penumbra. Tañen las cuerdas de un violín que solloza incansable. Y después nada. Sólo un silencio gastado y ese maldito foco alumbrando una corona de flores. 

©  Xavier Blanco 2013