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jueves, 5 de mayo de 2011

71 En el fondo del mar...



Torturar, pisotear, asesinar, pasarse por el forro la legalidad internacional, venganza..., tonterías... Superman está vivo...y eso es lo que realmente importa.






Cuesta estos días encender la televisión, poner la radio, escuchar las noticias, cuesta y mucho, leer los diarios. Especialmente cuesta soportar tanta hipocresía, tanta ignominia, cuesta aguantar las nauseas, aguantar las arcadas, los vómitos… Escuchas, lees y te invade la indignación, te atenaza el miedo, te asalta  la frustración, te entran escalofríos… Algo no funciona bien en este mundo que nos ha tocado vivir. Hace tiempo que el fin justifica los medios. Cualquier fin, cualquier medio.

Los superhéroes de Barack Obama, con licencia para matar, han vuelto a actuar, con el aplauso unánime “del mundo civilizado”. Hace demasiado tiempo que las bombas y las balas de Occidente se han convertido en justicia absoluta. Para que juzgar si podemos matar.  Ahora le llamamos justicia a apretar el gatillo. Hace demasiado tiempo que el mundo quedó dividido en dos, Oriente y Occidente, malos y buenos, ellos y nosotros, la excusa perfecta para justificar invasiones, atropellos, muerte y destrucción.  ¿Derechos? ¿Qué derechos?.

¿Y ahora? ¿Pediremos perdón al pueblo Irakí?,  fuimos allí a combatir el terrorismo internacional. ¿Abandonaremos Afganistán? Desde el 2001 estamos buscando en sus montañas a Osama…¿Cerrará EE.UU Guantánamo?. ¿Podré viajar en avión sin ser tratado como un asesino en potencia? Os dejo las respuestas a vuestra elección. Suerte que las gentes del mundo árabe hace tiempo que ya no confían en nosotros, y se están espabilando por sí solos, me queda el consuelo de pensar que los Gadafi, Asad y compañía, ya no podrán empuñar el fantasma de Bin Laden para seguir masacrando a sus pueblos.

Esos que mandan el planeta dicen que “ahora el mundo es un lugar mas seguro”, pero la primera medida que han tomado es reforzar la seguridad de sus embajadas. No nos engañemos la masa se gobierna mejor con miedo. Hace demasiado tiempo que el mundo camina marcha atrás, hacia la caverna. En lo político, en lo económico…la igualdad, la libertad, la Justicia, la defensa de los Derechos Humanos siguen el mismo camino que el cuerpo de Bin Laden, tiro en la nuca y al fondo del mar. Lo siento no puedo seguir, tengo ganas de vomitar…












© Xavier Blanco 2011.

miércoles, 30 de marzo de 2011

58 Más sobre Libia.

Dedicado a Toni. Sigue en el Hospital. Pronto estará en casa.







“Esto no es una guerra”, dicen algunos. “Sólo es una operación humanitaria”, indican otros. Los más atrevidos, rozando el insulto, llaman a esto un "conato de guerra” - vamos, un quiero y no puedo, un vengo que ya me voy, un no sé para qué me he metido -. Lo peor de todo es que detrás de tanta improvisación, debajo de la semántica, están los muertos, la gente que sufre, las bombas que silban, el futuro ametrallado, el miedo.  
Para Occidente esta guerra no pasa de un simple plan renove. Destrozamos los aviones y los tanques que le vendimos al Gadaffi ese, durante estos últimos cuarenta años, y cuando manden los otros les presentaremos el nuevo catálogo de armas primavera–verano. Vamos, como en el Carrefour: dos tanques por uno, compras tres aviones y te regalamos el de menor precio. Luego ya esconderemos la venta de armamento dentro de la ayuda al desarrollo. Tiempo al tiempo.
En el mundo, atendiendo al índice de democracia de “The Economics” hay 55 dictaduras. Los derechos humanos, según los anuarios de Amnistía Internacional, son violados sistemáticamente en la mitad del planeta todos los días del año, incluidos los festivos. De dictadores asesinos, sátrapas feroces y reyezuelos sanguinarios, está lleno el astro Tierra. El Consejo de Seguridad de la ONU,  para dictar todas las resoluciones de ataque inmediato que necesitamos para acabar con tanta impunidad, tendría que estar dos meses seguidos, día y noche reunidos, trabajando a destajo. Uno, que es ingenuo, se pregunta "¿cuándo actuarán en Costa de Marfil, Sudán, Guinea Ecuatorial, Irán, Sáhara, Bielorrusia, Israel, Chechenia, Yemen, Arabia Saudita…? Occidente sólo ataca cuando están amenazados sus intereses,  y éstos casi siempre son económicos. Tienen nombre y apellidos: petróleo, gas, materias primas, enclaves geoestratégicos, etc. ¿La gente? ¿Qué gente?
La guerra siempre se inicia en nombre de la libertad y de la democracia. El resultado ya lo conocemos, se llaman Somalia, Afganistán, Irak: muerte, destrucción, luchas fratricidas, países destrozados,  bombas que explotan, gentes sin futuro, contratos millonarios de reconstrucción. ¿Libertad, democracia?... hoy no toca, de eso ya hablaremos otro día.  A esto le llamo yo imperialismo con camuflaje humanitario.
Esta guerra no responde a los intereses del pueblo libio, ni a sus anhelos de libertad y democracia.  Las intervenciones militares son como la lotería, nunca sabes cómo acaba, juegas sin jugar y nunca toca. La guerra es el fracaso de la política. ¿Hasta cuándo seguiremos aguantando tanta hipocresía? Necesitamos un cambio de mentalidad, un mundo donde la guerra no tenga espacio. Hace tiempo que perdimos el rumbo, vagamos a la deriva. Hacen falta otras ideas, otras manos para asir este timón.
© Xavier Blanco 2011.

martes, 22 de marzo de 2011

54 ¿Libia?..sólo preguntas.

Que en estos tiempos que nos han tocado vivir, las cosas van demasiado deprisa, ya nadie lo discute. Que las verdades de ayer ya no sirven para los problemas de hoy, tampoco. Que se lo pregunten a Gadafi; aquellos con los que ayer compartía rondas y verbenas, sus amigotes del alma, esos del G-8, los Cameron, Obama, Sarkozy, Berlusconi … y el resto de la tropa: los del G-20, los coleguitas de la Liga Árabe,  los cofrades de la ONU…, todos ellos se la han jugado. Él se ha quedado en el lado oscuro, y ellos, como alimañas, se han pasado al bando de los buenos. Tantos años plantando la jaima en sus jardines - cuántas risas compartidas, cuántos chistes, cuántos puritos fumados a la luz de la luna- . Todo para nada: amanece y te enteras que tus camaradas han bombardeado tu Palacio y te han destrozado la piscina y la colección de orquídeas; terrible despertar. Debe ser eso que llaman la "realpolitiK".
¡Qué se levante el telón! Ya tenemos en escena a los salvadores del mundo: en un pimplas te montan una zona de exclusión aérea, un bloqueo naval, una operación de rescate, un bombardeo selectivo, una santa alianza, una de daños colaterales, una chapuza meritoria, una doble de despropósitos. Esto de la geoestratégica de la política internacional; cada vez se parece mas a un circo lleno de equilibristas del miedo, de domadores de leones, de trapecistas de la mentira, de payasos, de hazmerreíres, de vendedores de humo, de alquimistas, de pócimas milagrosas que lo curan todo, de bandas de música que sólo tocan operetas. Lo peor es que hace tiempo que el circo es el estado natural del planeta.  
Un juego macabro recorre los cielos de Libia. Los niños miran el firmamento, y la pregunta no es saber si las bombas que te caen son norteamericanas, francesas o inglesas, porque  todas los son. El juego consiste en saber si te las tira tu propio ejército  - llevamos 40 años vendiendo armas a Libia- o te las tiran esos de la comunidad internacional que vienen a defenderte de no se sabe qué. Luego vendrán los contratos multimillonarios, les venderemos aviones, tanques, bombas, les construiremos las carreteras que antes hemos volado, nos quedaremos con  su petróleo, con su gas y nos llevaremos su futuro envuelto en papel de celofán.
Mal, vamos mal. Uno tiene la sensación que el mundo rueda a la deriva, camino del infierno. Triste panorama, el único lubricante que hace girar la rueda de la política internacional es el petróleo; y si además hay gas, esto corre que vuela. ¿Cuántos dictadores pueblan el planeta? ¿Cuántos sátrapas masacrando a sus pueblos? ¿Cuántos crímenes de lesa humanidad impunes? ¿Cuántas resoluciones de la ONU convertidas en papel mojado, en papiroflexia?... Sudán, Liberia, Arabia Saudita, Bahréin, Irán, China, Siria, Camboya, Chechenia, Israel… me falta papel para tanta arbitrariedad.
De nuevo las huestes de occidente, vestidas de superhéroe, hemos entrado como elefante en cacharrería, sin estrategia, sin objetivos claros que cumplir, a la caza del villano. Una parte del pueblo libio apoya a Gadafi, de eso no hay duda. De los rebeldes poco sabemos, o nada. Las ansias de libertad de esas gentes son infinitas y debemos apoyarlas. Quiero equivocarme, pero esto se aboca a una guerra fratricida de final incierto. Ahora nos dicen que no se podía hacer otra cosa pero… mirar para otro lado es la práctica habitual de la comunidad internacional. Eso no importa; hoy, como siempre, se impone el doble rasero. Que el tipo es aborrecible lo sabemos todos, pero al monstruo lo hemos alimentado nosotros durante cuarenta años, y gran parte de la culpa de lo que pasa ahora, es nuestra y algo deberíamos aprender de todo ello. Lo peor es que nuestro interés no es la libertad y la democracia de ese pueblo; nuestro interés es el poder y el dinero, y ante ello no hay resolución de la ONU que se resista.
¿Cuánto vale la libertad de un pueblo? Que nadie se engañe, la guerra es el mejor atajo para llegar a ningún sitio, a ninguna parte. Que quede claro que no creo en la paz como un valor absoluto por encima de la libertad de los pueblos.  Me hago la misma pregunta que vosotros: entre no hacer nada y esto ¿queda algún camino? Sí, que estos tipos dejen de jugarse el mundo en una partida de cartas.  Mucho tendrán que cambiar las cosas.  

© Xavier Blanco 2011.

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miércoles, 23 de febrero de 2011

40 La calle árabe.



“Los que hacen imposible la revolución pacífica, hacen inevitable la revolución violenta”
John F. Kennedy



Hoy vuelvo a escribir sobre ellos. Ayer Túnez y Egipto, hoy Libia, Bahréin, Yemen, Argelia y Marruecos. Llamarme pesado, pero creo que estamos viviendo hechos que cambiarán el mundo, que ya son historia.

Hace ya algunos años tuve la oportunidad de visitar Marruecos y también Egipto. De eso hace ya casi 20 años. Recuerdo los palacios, las mezquitas, los paisajes, las pirámides, los mercados…Pero si hay algo que ha permanecido en mí, es la gente, la calle árabe. El bullicio, las charlas, las risas, la sensación de que el tiempo estaba detenido. Los jóvenes y adolescentes quietos, ociosos, en las esquinas, en las calles, viendo pasar la vida, sin hacer nada, sin futuro. Recuerdo a Abdel, un joven que conocí en Marruecos, y a Fátima, una adolescente que nos hizo de guía en Fez. Recuerdo a Mohamed, que nos invitó a su casa en El Cairo. Recuerdo sus anhelos, sus sueños de libertad. Hoy los tres rondarán los 35 años y estoy seguro que, si no malviven en los arrabales de alguna gran ciudad de Europa, estos días están luchando por un futuro mejor.

El mundo árabe se ha convertido en un tablero de juego, de un juego macabro, donde no se juega sólo con blancas o negras. Aquí y ahora hay demasiados intereses: EE.UU, Israel, Irán, Francia, Europa…Se juegan partidas simultáneas, lo peor es que la partida está llena de tramposos, de trileros, de cartas marcadas, de profesionales del miedo que apuestan a todo o nada, jugándose a la ruleta rusa el futuro de esas gentes. Pretenderán engañarnos, pero EEUU y Europa siempre estuvieron del lado de esos dictadores, de esos tiranos. Ben Alí, Mubarak, Gadafi… para el dinero, esa gentuza siempre fue un mal menor.

Hace ya demasiado tiempo que el miedo al islamismo, a los radicales islámicos, substituyó en el tablero internacional el miedo al comunismo, el que tan buenos resultados dio en los tiempos de la Guerra Fría. El anticomunismo de ayer es el antiislamismo de hoy. Pero la muchedumbre, la plebe desarmada, arriesgando su vida, ya ha tumbado a los dictadores de Túnez y Egipto, y todo ello sin quemar banderas de Israel, ni de EE.UU, sin arbolar las banderas verdes del Islam. Explotan los anhelos de libertad y lo hacen sin consultar a la geoestrategia, es un momento histórico, de perplejidad y de desconcierto.

Esto no se para, el cóctel es mortal, y ya ha sido ingerido: escalada de precios de los alimentos básicos, paro juvenil endémico, niveles escandalosos de pobreza, desigualdad crónica, falta de libertades, violación de los derechos humanos…


Ahora ha llegado la hora de Libia. Gadafi ha pasado la línea que separa un tirano de un genocida. Masacra las ansias de libertad de su pueblo con morteros, ametralladoras, tanques y aviones. Hoy el libro verde, destrozado por los ciudadanos, no sirve ni para papel de fumar. Que poco han aprendido estos tipos, usando la brutalidad para acallar las revueltas. Si hay algo que caracteriza a las tiranías es su ceguera. Hace pocos días el FMI visitó Libia, y alabaron “su comportamiento macroeconómico y el progreso”. Estos tampoco se han enterado de nada. Ellos a lo suyo. Hace demasiado tiempo que los mercados y la libertad de los pueblos llevan caminos divergentes, antagónicos diría yo. El poder del dinero nunca ha sido tan grande y tan mezquino como lo es ahora.
  
Como nos tiene ya acostumbrados, la Unión Europea ha hecho poco y tarde. Cuánto traje y cuánta corbata. Europa sigue su camino trazado, a la derecha y al pasado. Hace tiempo que Europa ha dimitido, ha abdicado de sus principios de igualdad y libertad y de sus valores democráticos, preocupados sólo por la inestabilidad económica, por la inestabilidad política, por los flujos migratorios.  A estos tipos les importa un bledo los ciudadanos árabes. Ellos están apenados por el petróleo de Libia, por el gas de Argelia, por los tratados de pesca con Marruecos, por el tráfico económico del Canal de Suez. Algunos, tristes porque esta semana no habrá Formula 1 en Banhréin. Qué poco les importa la dignidad de estas gentes, la libertad de estos pueblos. El dinero no sabe de sentimientos.


Puede que sólo sea un sueño, pero las noticias que nos llegan de Libia, Bahréin, Marruecos, Irán, Yemen y Argelia, nos indican que caerán más fichas de este siniestro dominó. Esa "Internacional Autoritaria", siniestra,  se desmorona como un castillo de naipes. Me vuelvo a acordar hoy de Mohamed Bouazzi, el joven tunecino que se prendió fuego el pasado 17 de diciembre en Túnez. Esa llama encendió la mecha que hará saltar por los aires los polvorines del hambre, de la injusticia y de la falta de libertad. La calle árabe arde, se quema. Primero cayó Túnez, luego Egipto, mañana caerá Libia, no hay dique que pueda parar esta ola de cambio. Como dice Mohamed El Baradei “cuando se siente la libertad, no hay marcha atrás. La gente ha perdido el miedo”…Estas gentes han dicho !se acabó¡, y quieren asumir la responsabilidad y el control de su propia existéncia. No importa mañana, lo realmente importante es lo que ya ha pasado, lo que está pasando.

La calle árabe ha dicho basta, y con la calle no se juega. El pueblo, la plebe está ganando la partida. Las aguas del Mare Nostrum están revueltas, y el batir de las olas ya está mojando nuestro bienestar, su rugido ahoga nuestro silencio. Lo podemos decir alto y claro: el sueño por un mundo mejor y mas humano vale la pena. La leyenda del Ave Fénix pertenece a El Cairo, a la calle árabe: hay fuego bajo las cenizas, el miedo ha cambiado de bando. La Historia hace justicia,  parece que esta vez ganarán los ciudadanos.

© Xavier Blanco 2011.

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sábado, 12 de febrero de 2011

34 Egipto: el poder de los ciudadanos.
















Hoy no pensaba escribir sobre Egipto pero los acontecimientos me han desbordado. Mubarak se ha rendido. 18 días y 300 muertos después, la momia del faraón vuelve al sarcófago. El genio regresa a la lámpara, de donde nunca debería de haber salido. Otra momia para la ciencia, pero esta no irá a las vitrinas del Museo Arqueológico, ésta irá directamente a la galería de los horrores, al basurero de la Historia.

A veces los sueños se convierten en realidad. A veces, pocas, el miedo cambia de bando. A veces las ilusiones, los sentimientos más primarios, lo imposible,  se imponen a la represión, y a la tiranía. El 11 de febrero de 2011 ya ha quedado grabado, con letras mayúsculas,  en la historia de la libertad. El frío invierno ha dado paso a la primavera.

Que envidia, esas gentes en la plaza Tahrir, en las calles de El Cairo, en las ciudades y pueblos de Egipto, que no teniendo nada, tienen lo más importante, la razón, su dignidad insobornable. Que algarabía. Ríen, cantan, bailan, ¡que júbilo!, ¡qué satisfacción!. Después de la noche siempre viene el alba. Amanecen nuevos tiempos, nuevos caminos. El pueblo masacrado sale del negro túnel de la tiranía, del poder despótico. Hay luz ahí afuera.


El amanecer de las victorias  populares siempre es incierto. Me hago muchas preguntas: ¿qué será de la revolución egipcia?,¿cuál será el papel del ejército?, ¿nacerá un nuevo tiempo de libertad y democracia?, ¿volveremos al status quo anterior?.



 La igualdad nos hace ser mucho más felices. Que lección nos están dando; cuánto podemos aprender de ellos. La mejor razón para luchar es la emoción de la lucha misma. No podemos ser indiferentes. No podemos seguir parados. La elección no está en situarse en el bando de los acomodados o en el bando de los excluidos; hay otros caminos. Éste es el triunfo del pueblo, del rebaño hastiado. Es el poder infinito de los ciudadanos.

No es el final de nada, es el principio de todo. El camino de Egipto hacia la libertad acaba de comenzar. Todo está por hacer. Egipto es un referente político y cultural en el mundo árabe. No sabemos que sucederá, pase lo que pase, esto ya forma parte de la historia. ¿Quién será el próximo?. Una cosa está clara, el miedo ha cambiado de bando, ya no es un chollo ser un tirano.  La vida de un ser humano no tiene precio. ¿Cuánto vale la libertad de un pueblo?.

¡Viva Egipto¡. ¡Viva la Libertad!.


© Xavier Blanco 2011.

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martes, 8 de febrero de 2011

32 Egipto: ¿cuánto vale la libertad de un pueblo?.


Escucho, leo, veo: “Egipto vuelve a la normalidad". Releo confundido, no hay duda. Me pregunto muchas cosas. "¿Normalidad?", resuena en mi mente como un oxímoron maldito, como un laberinto semántico. Han abierto los bancos, la gente puede rezar a sus muertos. ¿Debe ser eso la normalidad?. Imagino que la democracia es temida por los guardianes del orden.



Mubarak ha comunicado a su pueblo que no se va –no hay avión para tanto botín- . Que morirá en Egipto, pero no dijo que moriría matando. La punta del iceberg de la represión supera los 300 muertos. Egipto vuelve a la normalidad, a la de la injusticia, a la de la tiranía, a de la opresión y el miedo.

La llama de la libertad sigue ardiendo en la plaza Tarhir. Cunde el desánimo. Cada día son menos, masacrados por la momia del dictador. Pero la llama  sigue brillando y nos alumbra un futuro mejor. Mujeres, hombres, niños, no me atrevo a mirarlos a la cara. Hace demasiado tiempo que nuestro bienestar nos paraliza. Cada día somos más los que, convertidos en rebaño, obedecemos. Nunca podremos agradecerles lo que están haciendo por nosotros. La libertad cotiza a la baja en los mercados.

Hoy no opino, no tengo valor, solo os pregunto: ¿qué hemos hecho por ellos?, ¿cuánto vale la libertad de un pueblo?.

Que nadie se equivoque: hay fuego bajo de las cenizas. La nube avanza. El humo es negro. El humo asfixiará al rebaño.
© Xavier Blanco 2011.

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lunes, 31 de enero de 2011

27 Egipto, los caminos de la libertad.

"Pese a la oscuridad, el rugido del trueno y el soplo del viento vienen hacia ti desde el horizonte; hay fuego bajo las cenizas".

Abu al-Qassim al Shabbi. Poeta tunecino


Algo se está moviendo por ahí abajo. La luz empieza a alumbrar en los sótanos de la injusticia, en los pozos de la miseria, en las cloacas de la represión. Sólo hay que ver las calles de Egipto, esas avenidas, esas plazas, atestadas de seres anónimos, de todas las edades, de todas las clases sociales, de todas las creencias, gritando al unísono “libertad”. 

Contagia tanta alegría. Son millones los que corren, sin miedo, haciendo frente a los secuaces del dictador que han atiborrado las calles de violencia y de humo. El Estado ha dimitido. Algunos dicen que hay grupos de policías vestidos de paisano que siembran el caos y el terror. Debe ser cierto, son los últimos bufidos del tirano que se aferra desesperadamente al poder. Por más que disparen, no hay balas, no hay fuego, no hay humo que ciegue la visión cercana de la liberación. La pandemia de libertad ha llegado a las calles de El Cairo y el virus de la emancipación se propaga como un sunami imparable por todos los rincones del país. Ya no hay vacuna que pueda detener tanta infección.

El Egipto despótico se tambalea. La tiranía está al borde del colapso. Nada, ni nadie, puede parar esto: han bloqueado Facebook, han cortado Twitter, han dejado el país sin Internet y sin telefonía móvil. Hoy han cerrado Al Yazira. La verdad y el despotismo siempre fueron por caminos separados. Es la negra noche de la dictadura que llega a su fín. La televisión del opresor continúa  bramando sus mentiras y los perros del régimen siguen  hostigando, intimidando y reprimiendo a la población. Pero ya es tarde, la calle ha ganado la batalla. No hay mentiras, no hay represión, no hay cárcel, no hay miedo que pare esta ilusión de libertad.


Más pronto que tarde los analistas buscarán los orígenes de la revuelta. La diplomacia y los chicos de Obama considerarán las causas, investigarán las razones. Dirán que la culpa es de los islamistas, de los radicales. Dirán que hay que hacer pequeñas reformas. EE.UU siempre mueve ficha. Es la historia que se repite, es la vieja receta: “que cambie todo para que no cambie nada”. No sabemos que dirá la Unión Europea, hace demasiado tiempo que los valores que rigen su política exterior son el oportunismo, la opacidad, el mutis por el foro. Pero no hace falta preguntar, no hay mucho donde buscar: la mitad de los 80 millones de egipcios malviven con menos de dos euros al día.

Es fácil de entender: es el pueblo contra la tiranía; es la plebe contra el poder indigno, apuntalado por EEUU y por la vieja Europa. Es la pobreza, es la vida miserable. Es lo viejo contra lo nuevo.

Algo grande está pasando por ahí. Es la lucha de todos. La tiranía y el poder despótico han llegado a su ocaso. No hay ideologías, no hay creencias, no hay dioses que puedan parar esta revuelta. Más allá de las ideas, más allá de la religión, está la dignidad de las personas en su lucha contra la injusticia permanente, contra el silencio cobarde de los poderosos. 

No hay otros caminos, no hay atajos, ya sólo falta lanzar al tirano por la borda. Nadie sabe qué pasará mañana. Puede que esta revuelta no triunfe: Egipto no es Túnez, y Mubarak es el guardián de la "pax norteamericana" en la zona. Demasiado dinero, demasiados  intereses que salvar. Como casi siempre, la euforia y la tragedia están demasiado cerca. Hay una calma latente, una sensación de orgullo y de felicidad. Pero también hay incertidumbre y una impresión de inseguridad generalizada. Ilusión, frustración, ansiedad, miedo, vacío. Es la lucha de David contra Goliat.

Hace ya algunas semanas que un modesto vendedor de frutas se inmoló en Túnez: esas llamas han encendido muchas mechas que ahora corren imparables en dirección a los polvorines de la injusticia y de la desigualdad. Ahora el miedo ha cambiado de bando. El basurero de la Historia tiene los días contados. El mundo árabe está en la encrucijada, en un cruce de caminos. El pueblo ya ha elegido, la calle ha ganado la primera batalla.

Mañana será otro día, contaremos otras historias, pero hoy 80 millones de almas corean la misma melodía “¡Viva Egipto!, ¡Viva la Libertad!.



“Tot està per fer, tot és possible”
 Miquel Martí i Pol.


© Xavier Blanco 2011.

miércoles, 19 de enero de 2011

20 Me gusta Túnez.

Da gusto ver estas semanas las calles de Túnez: esas algarabías, esos jóvenes corriendo de un lugar para otro, desorientados, perdidos, buscando los caminos de la libertad. Cuánta espontaneidad, cuántas sonrisas, cuánta osadía. Las calles están llenas de adolescencia,  de niños y de  mujeres. Las calles están llenas de satisfacción.





El amo del cortijo ha huido con el rabo entre las piernas, llevándose la cosecha de varios años. Habrá que trabajar duro esos campos para que vuelvan a dar trigo. Dicen las malas lenguas que en sus maletas, además de los trajes de Armani  y los bolsos de Loewe,  el amo se llevó el  oro y el sudor de varias generaciones. Habladurías de pobre.  Pero no importa, con el oro también se ha ido el miedo y con el miedo marchó la resignación y la  obediencia. Rondando las plazas han quedado la incertidumbre, la crisis y el paro, pero sin el patrono cerca el futuro se divisa mejor. Ya sólo quedan sus perros, que ladran buscando otras manos donde comer.

Como si de un caprichoso eclipse se tratara, la sombra emboscada de la vieja Europa –otrora protectora de tanto desaguisado-  empieza a desaparecer. Tocan tambores de retirada. Dicen los envidiosos que con estos nubarrones acechando, los amigotes del patrón, los de las timbas de póquer y los guateques del sábado, andan temerosos de contagio. Y por mas que suben el volumen de la música en sus palacios de El Cairo, Trípoli, Argel y Rabat, no pueden impedir que el eco de la calle les devuelva la sinfonía de la rebelión. Mas pronto que tarde  caerán todas las fichas de este sanguinario dominó.

Me ha sorprendido especialmente el júbilo de los jóvenes mostrando orgullosos los objetos del pillaje, no por el hecho en sí, normal en una situación como esta, sino por la poca valía de lo sustraído. La mayoría salían cargados de enormes fardos  de papel higiénico. Al principio cuesta entender tanta alegría por tan poco valor. Viendo como el  dueño ha dejado el país, todo se entiende: hará falta mucho papel para limpiar tanta mierda.
© Xavier Blanco 2011.
                                                                




"Las dictaduras llevan en su seno la enfermedad de su propia destrucción”.
Gabo García Marquez, en El Otoño del Patriarca.

lunes, 17 de enero de 2011

19 Fanáticos.



Jared Loughner tiene sólo 22 años. Vivía en el 7741N, Soledad Avenue, al noroeste de Tucson, en el Estado de Arizona (EE.UU), en un barrio de familias de renta baja. Cuando tenía 6 años seguro que soñó que algún día sería jugador del equipo de béisbol de la ciudad, o que sería un cantante famoso. Estas últimas semanas ha sido portada de todos los diarios del mundo.

El viernes 7 de enero, salió de casa con una pistola Glock 19 mm. y se dirigió al centro comercial de su ciudad, donde había un acto político. Una vez allí, disparó a bocajarro contra Gabrielle Giffords, congresista demócrata, mató seis personas e hirió a más de 20. Entre los muertos está el  juez Federal John M. Roll, defensor de los derechos de los inmigrantes.

No hay duda que Jared Lugher es un perturbado, un desequilibrado, un loco. Puede que esto sea un hecho aislado, sí, pero éste no es el iluminado que se pone a pegar tiros en la puerta de una escuela. De forma premeditada Jared  fue a un mítin político, y tenía como objetivo a Giffords por sus posiciones políticas, por su apoyo a la reforma sanitaria, por su defensa de causas progresistas.

Arizona es uno de los estados con mayor voto republicano de EEUU. Es el estado con la legislación más permisiva en relación a la posesión de armas. En Arizona hay censadas y legalizadas 16 organizaciones que tienen como fin principal predicar el odio y la intolerancia. Pered Loughner tenía relación directa con varias de ellas. Sarah Palin, alterego del Tea Party, había colgado en su página web un mapa de EE.UU. donde marcaba con la mirilla de un arma a los 20 congresistas demócratas que había que derrotar en las elecciones del pasado mes de Noviembre. Gabrielle estaba marcada con una de esas mirillas por su defensa de leyes progresistas. No pudieron con ella y en las urnas revalidó su acta de congresista. En los últimos meses la convivencia se había deteriorado por el cruento debate sobre la emigración ilegal - Arizona es fronteriza con Méjico-.
Clarence Dupnik, sheriff del condado, conocido el atentado dijo “nos hemos convertido en una meca del prejuicio y la intolerancia; sólo hay que ver cómo responden estos desequilibrados a la bilis que sale de ciertas bocas cuando hablan de acabar con el gobierno”. Retórica que se acentúo a partir del 2008, cuando Obama, que no olvidemos es negro, ganó la presidencia de EE.UU.

Sacar conclusiones parece fácil, pero serían  precipitadas. El culpable de este acto execrable es Jared Loughner, de eso no hay duda, pero algo tendrá que ver el modelo de acción política que practica la derecha norteamericana contra el gobierno Obama, basado en el insulto, la descalificación permanente, la mentira y la crispación.

¿Qué relación hay entre el discurso del odio y la violencia?


Diario El Pais. El Roto.

No tengo ninguna duda: toda bomba necesita un detonador. La intolerancia, el odio y la discriminación cargan esas mentes y esas pistolas. Es el discurso el que precede a la acción. Es el loco inducido por el odio.  El efecto que este debate político crea en individuos enfermos o fanatizados es inmediato: los enviste de un áurea mística, de justicieros, alentados por la intolerancia y el odio que periodistas, predicadores y políticos vomitan día a día, desde sus tribunas, desde sus púlpitos, desde los medios de comunicación que controlan.

Una de las consecuencias principales del fanatismo es que lleva a confundir los sueños con la realidad, a creer que basta con soñar para que las cosas ocurran. En política la situación es similar y vemos ejemplos todos los días. En estos tiempos la política ha dejado de ser una ciencia social, para convertirse en un arte que algunos confunden con la magia, y es ahí donde se sitúa el fanático –mi equipo debe ganar porque es el mejor-. El problema es que el fanático camina muy lejos de la realidad, nunca toca con los pies en el suelo. Cree por fe que las cosas siempre saldrán bien. El fanático no piensa, no le importa la correlación de fuerzas, el fanático gana o pierde, blanco o negro, vivo o muerto.

Para que el individuo piense de forma autónoma, necesita cultura, conocimientos y educación. La historia ya nos ha dado demasiadas lecciones sobre ello. Este debería ser un objetivo de la democracia y por supuesto uno de los objetivos principales de los políticos. Pero en la realidad esto no sucede. Las campañas electorales se convierten en campañas comerciales, donde lo único importante es vender el producto, y para conseguir el voto hay que esconder la realidad –ésta es demasiado compleja para ser vendida sin maquillaje-.  El objetivo es obtener el voto ciudadano a través de la publicidad: y como si se vendiera un zumo de frutas hay que exagerar  nuestras cualidades y posibilidades y remarcar las incapacidades y los defectos del otro. Cuanto peor es el contrario, mejor soy yo. Este estilo de hacer política, que favorece a los grandes medios de comunicación, contribuye a aumentar el fanatismo político. No hay reflexión, no hay debate de ideas, “sólo hay imágenes violentas y palabras violentas”, como dice el senador Dick Durban. El fanático no tiene ideología, todo lo basa en la fe y la emotividad, en lo superficial y elemental de la realidad y sin ideología no hay debate, no hay política. Si fracasa la política, fracasa la sociedad y fracasa la democracia. Este es el inicio del problema.

Sólo incrementando los niveles de educación cívica y política de los ciudadanos se podrá reducir el fanatismo político que nos ha causado daños en el pasado y nos puede volver a golpear en el futuro. Se equivocan los que piensan que es esto es patrimonio de EEUU, pues la vieja Europa también está llena de fanatismo.

La política está falta de reflexión, y sea arte o sea ciencia debe estar pegada a la realidad, tiene que tener objetivos y metas a conseguir. La realidad es cada vez mas compleja y si hay algo que caracteriza estos nuevos tiempos, es la ignorancia. Y no olvidemos que la ignorancia es el caldo de cultivo preferido del fanatismo.

P.D.: Comparar esta situación con la actualidad política española no sería muy acertado. Por suerte aquí no podemos comprar un M16 en el estanco de la esquina, pero sólo hace falta  ojear La Razón, El Mundo, ABC, La Gaceta  o Libertad Digital, escuchar la COPE o ver Intereconomía, para darse cuenta que la derecha española a diario regala insultos, amenazas veladas, odio y crispación, siempre en nombre de España y de la religión. Las cosas pasan y luego ya echaremos la culpa a las parejas de hecho, a la eutanasia, al aborto, a los homosexuales  y a los nacionalismos. Dios, Patria y Rey.
Lo siento no puedo con tanto fanático.

jueves, 13 de enero de 2011

17 No me gustan los autobuses de Israel.



No me gustan los autobuses de Israel. No tenía conocimiento de la situación, me he enterado por la prensa: en Israel, país moderno donde los haya, hay mas de 50 líneas de autobuses segregadas por sexo y no es una broma de mal gusto.

Estos autobuses, llamados mehadrín, recorren los barrios ultraortodoxos y conectan las ciudades y asentamientos de mayoría religiosa, pero también están abiertos al público general. Hombres y mujeres viajan separados.  En los asientos traseros, sumisas y cabizbajas se sientan las mujeres. Delante, orgullosos y altaneros, se sientan los hombres, vamos !como Dios manda!. La idea es evitar el más mínimo contacto -ya sea físico o visual- tal como dictan las reglas del judaísmo ultraortodoxo. Dicen los religiosos que el peligro asoma sobre todo cuando los autobuses se llenan y el roce se vuelve prácticamente inevitable. ¡Así debe ser, que la carne es muy mala!.

Hace cuatro años, un grupo de mujeres, acusaron a las líneas de autobuses mehadrin de violentar física y verbalmente a las mujeres, para que utilizaran la parte de atrás de los autobuses – ya sabemos que la letra con sangre entra-. Finalizado el proceso judicial el Tribunal Supremo ha dictaminado la legalidad de estas líneas: hombres y mujeres por separado en los autobuses públicos sí, pero siempre que la separación sea voluntaria. El juez en su sentencia, según recogen algunos páginas de la prensa israelí, indicaba que: "ellas deben sentarse donde quieran",  y añadía: "Cuando releo estas líneas me pregunto cómo es que ha hecho falta escribirlas en el Israel de 2010. ¿Es que han vuelto los días de Rosa Parks, la mujer afroamericana que provocó el colapso de la segregación racista en un autobús de Alabama en 1955?". Algunos analistas apuntan que será muy difícil que se cumpla la sentencia de forma voluntaria. Y en cualquier caso, lo que ha quedado claro es que, por el momento, los autobuses segregados seguirán existiendo y funcionando.

Noemí Ragen,  escritora y una de las iniciadoras del proceso judicial sentencia:. "Son como los talibán. Son unos pocos fanáticos que atemorizan a las mujeres en nombre de la religión". Además de en los autobuses, la segregación por sexos en los ambientes religiosos israelíes empieza a extenderse en tiendas, funerales, centros de salud y oficinas. Ragen cree que estas restricciones "no tienen nada que ver con la religión". Atribuye la contundencia de los grupos más fanáticos a la lucha por el poder político y económico. "Los fanáticos son ahora los líderes. Radicalizan su discurso para acumular más poder". "Esto va a estallar algún día", vaticina Ragen.

El camino siempre es el mismo: primero la religión sale del ámbito privado y se instala en el público, aquí empiezan los problemas; a continuación la fe se convierte en verdad, y los problemas dan paso a la crispación y a la violencia sectaria,  y por último, el dogma se convierte en ley, iniciando el camino irreversible hacia la sinrazón.

El pasado martes, día 11, Rosa Montero escribía en el diario El PAIS: “A veces tengo la desesperada sensación de que el embrutecimiento fanático se va extendiendo como un vertido de petróleo que acabará engulléndonos”. Cuanta razón.

© Xavier Blanco 2011.