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domingo, 28 de agosto de 2011

148 Los jardines de Puck.


El sendero de las letras es infinito, como un camino que se bifurca una y otra vez, colmado de posadas, de hospederías, de acogedoras moradas. Estos días transitando por esa senda de los aprendices de palabras, de los magos de las letras, recalé en “los Jardindes de Puck”, embriagado por los aromas que de allí brotaban y por el croar de esos príncipes convertidos en  ranas, me hice seguidor. Las cosas del azar, de la suerte, quizás del destino, me convirtieron en el seguidor número 100. Y como en ese Jardín son gente sencilla, llana, franca, espléndida, yo diría incluso desprendidas, pues van y me montan un homenaje, por todo lo alto, de esos que te ruborizan, que te suben los colores.  Puck, gracias por ese "homenaje", impresionante, inmerecido. Pero que nadie se equivoque la protagonista eres tú, y esos jardines de buena literatura, de buen hacer, de buena gente.

Este texto es un pequeño regalo para  Puck:

“Hoy sólo es domingo, una jornada mas de esas conclusivas del verano. Has regresado a la urbe,  las maletas siguen ahí, en la sala, y los chavales despiertan nerviosos con la playa y la piscina tatuadas en la piel. Compras los periódicos, callejeas, pero las olas ya no resuenan en tu orilla, ni en el horizonte serpentean barquitos de papel. El cielo se ha teñido de gris, cercado por cirros y estratos, que anuncian tiempos de rutina. Cansino, abres el correo y miras el blog, sabes que los domingos son perezosos, gandules, que hay poco que esperar. Pero una ráfaga, un vendaval te lleva, y un croar infinito, que resuena a música celestial, invade el entorno, los castillos de arena siguen en pié, el mar bate  humedeciéndote de sal y arena. A veces te equivocas, y los domingos traen regalos que no esperas, como si hubiera llegado la primavera."


Los jardines de Puck