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lunes, 10 de octubre de 2011

187 Cuando despierte seguiré allí.

No siempre la musa, la imaginación, la fantasía...nos acompaña, a veces el papel en blanco se convierte en un abismo ciclópeo que nos abate...Pero después del invierno siempre llega la primavera.

Hace días que no escribo, borroneo pero  no intuyo. Lo intento sin desmayo.  Miro, indago, pero no encuentro nada. No soporto este pulso infame, esta lucha fratricida. ¿He perdido la imaginación en el sendero de las sombras? ¿Me habré enemistado con la fantasía? ¿Se expatriaron las quimeras? Me siento extraño, en otro cuerpo, en otra existencia. ¿Dónde están los delirios, las princesas, dónde los unicornios alados? Es tan difícil entender que han desaparecido las palabras, que han abdicado los fonemas, que las imágenes se han velado. Me percibo acorralado por mi propio espejismo, convertido en solitario náufrago de mis deseos.  Los sueños ya no me sobrevuelan, no gorjean en mi nido, sólo resuenan graznidos que profetizan noches imperecederas.  Tal vez ya no queden  historias por fabular, ni cuentos que contar,  quizás la ficción y la realidad son la misma cosa.  Ahí fuera llueve nada, llueve  miedo, llueve sangre.  Transitar por el alambre, funambulista en el precipicio del fracaso, hecho trizas de ponerme a prueba, de este examen perpetuo, de perseguir descalzo, exhausto,  el hedor del éxito, el olor de  la suerte. Subsistir en el vórtice del desconcierto convertido en un ermitaño de ilusiones, desnudo,  auscultando la luna gris garabateando la intemperie. Los ojos obstruidos y el abismo de la mirada indagando la línea del horizonte, que se escapa como un reloj que avanza desbocado. Tal vez ser el problema o sólo parte de la solución. Colegir que la vida algunas veces tiene razón: se derretirán las nieves, alboreará un nuevo día, se encenderán las pupilas apagadas, sanarán los sueños malheridos, regresarán las historias, las leyendas y los cuentos. Volver a ser un gigante. Cuando despierte seguiré allí.
©  Xavier Blanco 2011.



Aquí tenéis el audio por La voz silenciosa...




martes, 4 de octubre de 2011

183 Habitación nº 15.

"A veces, algunas veces, la realidad y la ficción se fusionan, y ya no sabes si eres el autor o simplemente un personaje mas de este cuento que es la vida..."

No hay peor ruido que el golpeteo desatado por el silencio de un hospital. Esa mudez corroe, maltrata, desmigaja el alma. No hay noches más lúgubres que las alumbradas por la luz mortecina que reflejan esos pasillos alcanforados, raídos de sueños, forrados de congojas. No hay espacio más eterno que las horas ahí agotadas. Los minutos reptan, culebrean por la mente, se arrastran como sombras apesadumbrando las manecillas del reloj. El tiempo, implacable, en esta habitación de hospital no pasa, permanece, acampa, te araña, te lastra, te maltrata como si fuera un gigante desatado, pisoteando esos pasadizos saturados de padecimiento y esperanza. Clarea la noche; el cuerpo duele, cansa. Ovillado por los hilos de la redundancia y de la repetición me percibo tatuado en la cama: ella y yo somos la misma cosa, el mismo mueble. Intento caminar, desperezarme peregrinando por esos túneles coloreados de blanco nada, tirito auscultando esa afonía pálida, alicaída, ingrávida - acuchillada algunas veces por el lloro de un niño, tiroteada otras por los gemidos de un anciano-. Siento un vacío infinito. Me estremezco. Transito serpenteando por este mar de silencio, como un autómata sonámbulo intentando consumir los segundos, extinguirlos, anhelando acelerar el tiempo. Me descubro ratón diminuto enjaulado en un laboratorio, haciendo girar la noria infinita de la fatalidad. Respiro hondo. ¿Qué nos queda? Encomendarnos a Dios, también al diablo. Sólo es un juego, el de la vida: azar, destino, razón, ciencia, suerte.
©  Xavier Blanco 2011.
Aquí tenéis el audio por La voz silenciosa...