miércoles, 30 de marzo de 2011

58 Más sobre Libia.

Dedicado a Toni. Sigue en el Hospital. Pronto estará en casa.







“Esto no es una guerra”, dicen algunos. “Sólo es una operación humanitaria”, indican otros. Los más atrevidos, rozando el insulto, llaman a esto un "conato de guerra” - vamos, un quiero y no puedo, un vengo que ya me voy, un no sé para qué me he metido -. Lo peor de todo es que detrás de tanta improvisación, debajo de la semántica, están los muertos, la gente que sufre, las bombas que silban, el futuro ametrallado, el miedo.  
Para Occidente esta guerra no pasa de un simple plan renove. Destrozamos los aviones y los tanques que le vendimos al Gadaffi ese, durante estos últimos cuarenta años, y cuando manden los otros les presentaremos el nuevo catálogo de armas primavera–verano. Vamos, como en el Carrefour: dos tanques por uno, compras tres aviones y te regalamos el de menor precio. Luego ya esconderemos la venta de armamento dentro de la ayuda al desarrollo. Tiempo al tiempo.
En el mundo, atendiendo al índice de democracia de “The Economics” hay 55 dictaduras. Los derechos humanos, según los anuarios de Amnistía Internacional, son violados sistemáticamente en la mitad del planeta todos los días del año, incluidos los festivos. De dictadores asesinos, sátrapas feroces y reyezuelos sanguinarios, está lleno el astro Tierra. El Consejo de Seguridad de la ONU,  para dictar todas las resoluciones de ataque inmediato que necesitamos para acabar con tanta impunidad, tendría que estar dos meses seguidos, día y noche reunidos, trabajando a destajo. Uno, que es ingenuo, se pregunta "¿cuándo actuarán en Costa de Marfil, Sudán, Guinea Ecuatorial, Irán, Sáhara, Bielorrusia, Israel, Chechenia, Yemen, Arabia Saudita…? Occidente sólo ataca cuando están amenazados sus intereses,  y éstos casi siempre son económicos. Tienen nombre y apellidos: petróleo, gas, materias primas, enclaves geoestratégicos, etc. ¿La gente? ¿Qué gente?
La guerra siempre se inicia en nombre de la libertad y de la democracia. El resultado ya lo conocemos, se llaman Somalia, Afganistán, Irak: muerte, destrucción, luchas fratricidas, países destrozados,  bombas que explotan, gentes sin futuro, contratos millonarios de reconstrucción. ¿Libertad, democracia?... hoy no toca, de eso ya hablaremos otro día.  A esto le llamo yo imperialismo con camuflaje humanitario.
Esta guerra no responde a los intereses del pueblo libio, ni a sus anhelos de libertad y democracia.  Las intervenciones militares son como la lotería, nunca sabes cómo acaba, juegas sin jugar y nunca toca. La guerra es el fracaso de la política. ¿Hasta cuándo seguiremos aguantando tanta hipocresía? Necesitamos un cambio de mentalidad, un mundo donde la guerra no tenga espacio. Hace tiempo que perdimos el rumbo, vagamos a la deriva. Hacen falta otras ideas, otras manos para asir este timón.
© Xavier Blanco 2011.

lunes, 28 de marzo de 2011

57 Quijotes de la noche.














¿Qué es la vida sin fiestas?. De tasca en tasca, de posada en posada. Bucólica noche de jueves. Beber infinitas jarras de vino; liviandad. Damas y escuderos, doncellas y caballeros. La noche estrafalaria que se ríe con nosotros: surcar el cielo a lomos de un Rocinante alado, galopar jumentos, batallar con molinos aspados, platicar con gigantes, hostilizar con caballeros, divagar hermosas moriscas, cortejar Dulcineas, cortar el mar en galeras... Licenciados en sueños, insumisos de la realidad, opositando a quimeras. Dilatando la oscuridad mas allá del alba. Muchas y grandes cosas. Cosas que atañen ya fatigados, menudeando risas, concursando a resaca, primer premio en borracheras, sólo zarandajas, rebuznos, silbos y rugidos. Música celestial. Más vino. Cruzar el cielo en este bergantín de las estrellas; testando ilusiones. ¿Andanzas? ¡Qué ruindad! ¿Cómo ser hidalgo sin amor de lozana? Cataplasmas de botica. Desazón. El crepúsculo que anuncia un nuevo día. Sube la marea, oleaje. ¿Espejismos? Sólo sueño…Después del largo invierno siempre llega la primavera.

© Xavier Blanco 2011.


Este relato ha sido publicado en La Esfera Cultural. 
Haz girar La Esfera, no te arrepentirás.

 






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viernes, 25 de marzo de 2011

56 Nieves de primavera.













A las gentes del Japón.






Nieva en Fukushima. Distingo dos niños en un montículo. Inmóviles, sentados en unos riscos. La vista perdida en el horizonte. Afligidos. La nieve envuelve el espacio infinito que perciben sus ojos. Bajo el blanco áureo, sólo desolación, la vida sepultada. No hay existencia, sólo ilusiones que gimen bajo los escombros. La mano de una muñeca, pidiendo auxilio,  que asoma. Tienen frío, el que produce la devastación, el que te cala hasta los huesos. El corazón gélido que ya no late, que ya no siente, que ya no duele, inerte.  A lo lejos, avecinándose, una humareda negra que asciende estrafalaria, dibujando un tenebroso baile de guadañas. Las campanas que doblan a muerto.  Ataúdes alineados, equidistantes, llenos de sueños carcomidos. No poseen nada, sólo lágrimas. Surge un anciano, acaba de sepultar a sus hijos. Solloza ante el peor de los engaños. Niños huérfanos. La nieve albina que muda de aires: llueve. Un relámpago de sol que brota, el arcoíris que rasga la lejanía. La mano del hombre agasaja la dermis de los críos. Se miran, ríen. Risas que son semillas de esperanza. Acecha la sombra del miedo. Oscurece. Mañana será otro día.

 © Xavier Blanco 2011.
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52 Lloro por ellos.

jueves, 24 de marzo de 2011

55...Relatos en cadenas...(4)

 © Sergi Fornasari. Mont-Rebei.















Esta semana presenté un microrrelato al concurso “relatos en cadena”. En total se han presentado  502 relatos. Máximo 100 palabras, y la frase de inicio obligada era "A mi mujer no le gusta que le fastidien sus estrategias." Espero que os guste. Seguiremos probando.

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1. Por no molestar.

A mi mujer no le gusta que le fastidien sus estrategias; ella  nunca escucha: "Juan, ahora no, estoy ocupada".  A Manuel le incomoda que le hable cuando está oyendo música: "Papá, no te escucho, no ves que llevo los cascos puestos". Me falta el aire. Pilar, la pequeña, se irrita a la menor contrariedad: "Ahora no papá, estoy jugando con mis muñecas". La abuela se ha adueñado del mando a distancia y del orejero: "No seas pesado, que ahora empieza la novela". Me ahogo; mi válvula mitral ha empezado a fallar de forma irremediable. Sucumbo… Mal día para morirse, llueve, quizás mañana salga el sol. Espero que no se enfaden.
 © Xavier Blanco 2011.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Grises (cosas de mis amigos).


Hoy es miércoles, Miriam Giménez, una amiga, nos regala otra reflexión..., impulsos de primavera.







Miro alrededor pero no veo nada. Nada destaca lo suficiente para que la impresión en mi retina se mantenga. Quizá soy yo que estoy inatenta. Quizá los colores se han atenuado hasta parecer grises, quizá, solo quizá, el mundo está enlenteciendo su marcha para acompasarse con la mía. Los sonidos son graves y lejanos, el calor no acaricia mi cuerpo, el frio no me golpea. Camino envuelta en plástico, todo lejos, todo aséptico. Nada hiere, nada duele…

© Miriam Giménez.

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Cada día sale el sol.

martes, 22 de marzo de 2011

54 ¿Libia?..sólo preguntas.

Que en estos tiempos que nos han tocado vivir, las cosas van demasiado deprisa, ya nadie lo discute. Que las verdades de ayer ya no sirven para los problemas de hoy, tampoco. Que se lo pregunten a Gadafi; aquellos con los que ayer compartía rondas y verbenas, sus amigotes del alma, esos del G-8, los Cameron, Obama, Sarkozy, Berlusconi … y el resto de la tropa: los del G-20, los coleguitas de la Liga Árabe,  los cofrades de la ONU…, todos ellos se la han jugado. Él se ha quedado en el lado oscuro, y ellos, como alimañas, se han pasado al bando de los buenos. Tantos años plantando la jaima en sus jardines - cuántas risas compartidas, cuántos chistes, cuántos puritos fumados a la luz de la luna- . Todo para nada: amanece y te enteras que tus camaradas han bombardeado tu Palacio y te han destrozado la piscina y la colección de orquídeas; terrible despertar. Debe ser eso que llaman la "realpolitiK".
¡Qué se levante el telón! Ya tenemos en escena a los salvadores del mundo: en un pimplas te montan una zona de exclusión aérea, un bloqueo naval, una operación de rescate, un bombardeo selectivo, una santa alianza, una de daños colaterales, una chapuza meritoria, una doble de despropósitos. Esto de la geoestratégica de la política internacional; cada vez se parece mas a un circo lleno de equilibristas del miedo, de domadores de leones, de trapecistas de la mentira, de payasos, de hazmerreíres, de vendedores de humo, de alquimistas, de pócimas milagrosas que lo curan todo, de bandas de música que sólo tocan operetas. Lo peor es que hace tiempo que el circo es el estado natural del planeta.  
Un juego macabro recorre los cielos de Libia. Los niños miran el firmamento, y la pregunta no es saber si las bombas que te caen son norteamericanas, francesas o inglesas, porque  todas los son. El juego consiste en saber si te las tira tu propio ejército  - llevamos 40 años vendiendo armas a Libia- o te las tiran esos de la comunidad internacional que vienen a defenderte de no se sabe qué. Luego vendrán los contratos multimillonarios, les venderemos aviones, tanques, bombas, les construiremos las carreteras que antes hemos volado, nos quedaremos con  su petróleo, con su gas y nos llevaremos su futuro envuelto en papel de celofán.
Mal, vamos mal. Uno tiene la sensación que el mundo rueda a la deriva, camino del infierno. Triste panorama, el único lubricante que hace girar la rueda de la política internacional es el petróleo; y si además hay gas, esto corre que vuela. ¿Cuántos dictadores pueblan el planeta? ¿Cuántos sátrapas masacrando a sus pueblos? ¿Cuántos crímenes de lesa humanidad impunes? ¿Cuántas resoluciones de la ONU convertidas en papel mojado, en papiroflexia?... Sudán, Liberia, Arabia Saudita, Bahréin, Irán, China, Siria, Camboya, Chechenia, Israel… me falta papel para tanta arbitrariedad.
De nuevo las huestes de occidente, vestidas de superhéroe, hemos entrado como elefante en cacharrería, sin estrategia, sin objetivos claros que cumplir, a la caza del villano. Una parte del pueblo libio apoya a Gadafi, de eso no hay duda. De los rebeldes poco sabemos, o nada. Las ansias de libertad de esas gentes son infinitas y debemos apoyarlas. Quiero equivocarme, pero esto se aboca a una guerra fratricida de final incierto. Ahora nos dicen que no se podía hacer otra cosa pero… mirar para otro lado es la práctica habitual de la comunidad internacional. Eso no importa; hoy, como siempre, se impone el doble rasero. Que el tipo es aborrecible lo sabemos todos, pero al monstruo lo hemos alimentado nosotros durante cuarenta años, y gran parte de la culpa de lo que pasa ahora, es nuestra y algo deberíamos aprender de todo ello. Lo peor es que nuestro interés no es la libertad y la democracia de ese pueblo; nuestro interés es el poder y el dinero, y ante ello no hay resolución de la ONU que se resista.
¿Cuánto vale la libertad de un pueblo? Que nadie se engañe, la guerra es el mejor atajo para llegar a ningún sitio, a ninguna parte. Que quede claro que no creo en la paz como un valor absoluto por encima de la libertad de los pueblos.  Me hago la misma pregunta que vosotros: entre no hacer nada y esto ¿queda algún camino? Sí, que estos tipos dejen de jugarse el mundo en una partida de cartas.  Mucho tendrán que cambiar las cosas.  

© Xavier Blanco 2011.

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lunes, 21 de marzo de 2011

53 Lepidópteros.

© Sergi Fornasari. Jardí Botànic Mar i Mutra. Blanes.





















Después del invierno, siempre llega la primavera.

Nacer. Abrir mis ojos noveles y deleitarme con mil sensaciones. No somos nada, sólo formas queridas y también odiadas. Seres diminutos, imperceptibles, generalmente insignificantes. Mi enemigo es Céfiro cuando sopla sin rumbo. También la fría noche  mas allá del horizonte. Soy una simple oruga, convertida en crisálida. Larva, pupa, después imago. El hombre vendería su alma al diablo por sufrir esta metamorfosis, que me ha convertido en lepidóptero.
De pronto ver la vida. Sentir. El cielo azul que ciega mis ojos. Volar, batir mis alas multicolores. Surcar el cielo infinito. Recorrer valles y praderas. Beber en ríos angostos. Ver mi sombra planear sobre lagos colosales. Cortar el sonido del viento. Desafiar a la belleza en un duelo quimérico. Oír el gemido de la noche cuando el sol se abate.
Toda una existencia entre receptáculos, pétalos, sépalos, estambres y pistilos. Al albor de la brisa que meció mi cuna. Que afortunada es mi existencia, cuánta hermosura colman mis días. Poder elegir libremente entre tanta perfección: jazmines, lirios, tulipanes, petunias, jacintos, claveles y amapolas. Libar el néctar, polinizar, dar la vida. Nada es eterno, ni siquiera la muerte. Cierro mis ojos y me estremezco de tantas emociones halladas. Dolor. Que vida mas efímera, para tanta belleza. Fue ayer cuando surgí y hoy ya expiro. Si vuelvo a nacer, sueño que sea en primavera.
© Xavier Blanco 2011.

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viernes, 18 de marzo de 2011

52 Lloro por ellos.










A las gentes del Japón.




Hoy respiro acongojado, sin fuerzas. Miro el cielo y me ahogo. Respiro sin tregua, sin descanso. Respiro hondo, intenso, me sofoco. Cada contracción de mis pulmones son agujas que se clavan, niños que lloran, muchedumbres que corren solitarias, desamparadas, hacia ninguna parte.  Hoy pienso en ellos, en esas gentes del Japón, desoladas, perdidas en medio de la hecatombe. El planeta ruge y el hombre se inmola.  Me entristezco, consternado. Sollozo por ellos, por nuestro progreso, por el  futuro de nuestra especie. Lloro por mis hijos, por este infierno cavernario que les legamos. Por esas tierras yermas, infecundas y estériles. Sí, hoy lloro por ellos y también por nosotros.

 © Xavier Blanco 2011.

jueves, 17 de marzo de 2011

51...Relatos en cadena...(3)


© Sergi Fornasari. Estadilla.

Esta semana presenté tres microrrelatos al concurso “relatos en cadena”. En total se han presentado  701 relatos. Máximo 100 palabras, y la frase de inicio obligada era "Totalmente." Espero que os guste alguno de ellos. Seguiremos probando.



1. Desencuentros...
-Totalmente… ¿Eso es todo?
- No chilles, el niño duerme.
-¡El niño, siempre el niño...! que llore, así tendrás alguna preocupación.
- Ya hemos hablado…
- ¿Hablar? Demasiados besos te he dado, para saber que mi sapo ya no se convertirá en príncipe.
Con rabia asió el bolso. El estrépito del portazo hizo temblar el edificio, la foto de boda besó el suelo y el cristal se hizo añicos. El sollozo del niño ahogó el silencio de la mañana. Aterrado abrió la puerta; ella se giró:
-Recoge la habitación y péinate, tu mujer está a punto de llegar.
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2. Esperando.

-Totalmente de acuerdo, con este calor es imposible trabajar. Resbalan las manos.

-Me queda la duda...
-Siempre se puede hacer más pero... ¿acabas el papeleo y nos fumamos un cigarro?
En el pasillo, la luz mortecina alumbra la sombra de dos mujeres, una de ellas adolescente. Maltrechas por las horas de espera, el frío acongoja sus esperanzas. Abrazadas esperan el veredicto.
- ¿Se lo dices tú a la familia?
-Primero el pitillo.
Abandonan el quirófano entre risas. El humo del cigarro asciende dibujando una caprichosa guadaña. La mujer  sigue esperando. La niña duerme, se despertará huérfana.
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2. El color de las flores.


Totalmente perdido estoy.  María se ha ido, seguro que me ha dejado. Yo gritaba y no escuchaba lo que me decía. Siempre nos pasa lo mismo. Llevamos cinco meses juntos. Tengo quince años…, ella casi. Nos conocimos en un campamento de verano. Me explicó el brillo del sol, y yo le susurré cosas bonitas. Tengo miedo. Prometió que me contaría como son las flores, pero se ha ido.  Hace frío. Es ciega como yo, pero ella  ve las sombras y algunos colores.
- Rafa, tonto, no llores, estoy aquí.
- ¿María?... Hueles a primavera.
- Dame la mano…

 © Xavier Blanco 2011.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Cada día sale el sol. (cosas de mis amigos)

© Sergi Fornasari. Sortida del Sol.


Miriam Giménez nos deja este relato.
Miríam es una amiga, ella escribe  sobre la  gente, sobre cosas sencillas, sobre lo cotidiano. Espero que os guste, a mí me ha gustado. 








Cada día sale el sol, es cierto. Pero la luz no luce para todos por igual. Algunos de nosotros tenemos trabajo, salud y amor y, aún así, nos cuestionamos el sentido de la vida. Otros, sobreviven a duras penas, pero aprecian infinitamente cada instante de felicidad conquistada, arrebatada al dolor o a la preocupación. Cada vez nos resulta más difícil encontrar motivos para sonreír, cada vez somos más exigentes, nos sentimos más insatisfechos, se amontonan los derechos y desparecen las obligaciones para con nosotros mismos, para con los otros. Pero ya sea en nuestro propio barrio o en la otra parte del mundo, siguen existiendo los menos favorecidos, aquellos a los que no toco la lotería en ninguna de sus formas, aquellos para los que cada día empieza de nuevo la lucha: para conseguir agua potable, un techo, un ratito sin dolor, un poco de compañía. Los hay que se conforman con tan poco, los hay que exigimos tanto…

© Miriam Giménez.

martes, 15 de marzo de 2011

50 Billete de ida.
















Pronto aprendió que la vida era un camino perpetuo que se bifurca de forma caprichosa. Había que tomar decisiones. Se lió la manta a la cabeza y, un mal día, inició su viaje de ida hacia ninguna parte.  Al final llegó a su destino, y allí nació su hija. Imaginar la entristece, se le disipaban los recuerdos. Podía visionar como su abuela tejía con su cabello diminutas trenzas. Resonaba en su memoria el sol inmenso de las mañanas, los atardeceres policromos, las noches claras de primavera.

Hoy es domingo, de los de verdad, libra uno de cada cuatro, deambula, pasea con su retoño del brazo por los parques y avenidas de esta gran ciudad. Existir es un desafío. La urbe la oprime, la maltrata, la empequeñece, enmudece su alegría, ahoga su silencio. No se ha acostumbrado a vivir sin cielo. Le falta el aire, añora el aullido del viento, el crepitar de la madera presa por el fuego. Mientras camina, entre el retumbo de los cláxones y el humear de los vehículos, sueña con su vida pasada. Fantasea con su niñez no vivida, con los árboles que crecían en su país, con el cielo inmenso y azul, lleno de estrellas, con el que cubría sus noches. Imagina  el trinar de los pájaros, el aroma de la hierba que ascendía bajo sus pies. Divaga sobre el color de la lluvia, sobre el olor del firmamento. Sentada en el banco, su vista se pierde en la nada, y cuando el sol se derrumba fantasea con la luna que se mece en el horizonte, y sueña los sueños que nunca vivirá. Se siente sola, vacía, despoblada. Mira a su hija, le caen lágrimas, que surcan sus mejillas.
Han pasado los años, pero todavía le cuesta dormir. Algunas noches los sueños se convierten en pesadillas: en gritos que ahogan su cuello, en la sombra de la muerte que acecha tras el batir de las olas, en el agua salada que abrasa su piel, en el miedo al miedo. Revive los días a la deriva, al albor del viento,  la noche infinita, los amaneceres fríos e inciertos. Se estremece al recordar  aquella maldita patera que naufragó en las costas del primer mundo, donde ella se siente la última, sólo basura. De nada sirve lamentarse, sabe que no es cuestión de tiempo. Ya no recuerda cuando perdió las ilusiones. Al borde del precipicio vagabundea la voz de su madre que le susurra historias, siente sus besos y esa es su única dosis de esperanza. Abraza a su niña, que nunca conocerá a su padre ni a su abuela. Llora, le abate la niebla. Hace tiempo que sabe que no hay billete de vuelta.
© Xavier Blanco 2011.


Este relato ha sido publicado en La Esfera Cultural. 
Haz girar La Esfera, no te arrepentirás.

 








lunes, 14 de marzo de 2011

49 Llueve.



El cielo se ha resquebrajado: el diluvio universal. Voy tarde. La calle es mía. No hay nadie; soy el único ser en este río adoquinado.  Me empapo; empiezo a sentirme como una sirena, lo abomino. Mi cabello llora, mis pestañas destilan. Veo mi reflejo en un escaparate: un paquidermo camino del Arca. El asfalto se desborda. Hay vida: observo una mujer  morena, lleva un paraguas. Me gusta. Puede que cambie mi suerte. Llueve. Muda de aires. Nado. Necesito una escafandra.   

© Xavier Blanco 2011.

Este microrrelato no es ficción. Hoy llueve en Barcelona, mucho, demasiado. No es un relato, es una foto, la mía.

domingo, 13 de marzo de 2011

48 Un día como hoy (impulsos poco reflexionados).












"Hay que simplificar todo lo posible, ni un milímetro mas"
Albert Einstein.




Ayer el mundo vomitó, con rabia, con ira y, en su último bufido, escupió  una ola gigantesca que ha dejado a su paso un vertedero inmenso de destrucción y muerte. Donde había jardines ahora ha acampado el Pacífico. Cuando el planeta brama y, nos ataca sin declaración previa de guerra, el hombre se estremece, tiembla, empequeñece y sólo le queda llorar tendido en la lona, noqueado. El ser humano, vanidoso, pretencioso, omnipresente, omnipotente, que se come el mundo, cuando la Tierra ruge se derrumba y sólo le queda el desconsuelo, la congoja de sentirse insignificante, nada. Queremos embalsar la lluvia, poner puertas al bosque, contener el mar, embotellar el sol, condensar el viento… Creemos tener las riendas del globo terráqueo, dominar los elementos, pero éste siempre camina desbocado, siguiendo su rumbo, su propio camino.

Podemos conquistar la luna, enviar naves al cosmos, creer que dominamos el tiempo y también el espacio. Nos podemos enorgullecer de nuestra ciencia, de nuestro progreso, de nuestro conocimiento. Crear engendros diabólicos, máquinas de matar infinitas, siempre más altos, siempre  más fuertes. Pero ¿para qué nos vale todo esto? Ahora la tecnología nos permite ver la muerte en directo. ¡Qué gran avance!.
Mientras esto ocurre, la tiranía campa a sus anchas por nuestros dominios; la injusticia es plato de todos los días. La diferencia entre los que más tienen y los que no tienen nada son estratosféricas,  hiperbólicas, vergonzantes. La mitad del planeta está presa por la guerra y por el hambre. Nada, no somos nada.Las bolsas han reaccionado al desastre, con acusados descensos, la muerte cotiza a la baja.

Cuesta sentirse parte de esta especie. Estamos más cerca de los diplodocos que del hombre del Renacimiento. Las cosas pasan y aquí seguimos nosotros, en este camino maldito por el que transitamos. Presos de nuestro  bienestar, obligados a opositar eternamente a esa falsa felicidad que nos proporciona el consumo perpetuo, en un derroche permanente que acrecienta las diferencias y ahonda las fracturas. Hoy todo es superficial, breve, efímero, sólo humo. Demasiadas años pintando el tejado, sin darnos cuenta que ya se han podrido los cimientos. Demasiados gritos y muy poca reflexión. Cualquier día abres la ventana y una lengua de fuego fulmina tu destino, toda una vida desaparecida en minuto y medio.



 
El sistema es malo, muy malo, y además ha fracasado estrepitosamente. El binomio producir-consumir hace tiempo que no sirve. Al desastre medioambiental debemos unir el desastre ético: la riqueza de unos pocos frente a la desesperación de la mayoría. Quedan pocos caminos: rebeldía o resignación. El tiempo se agota, seguimos en la lona.

© Xavier Blanco 2011.


jueves, 10 de marzo de 2011

47...Relatos en cadena...(2)

© Sergi Fornasari. Exposició Aristides Maillol.

















Esta semana presenté dos microrrelatos al concurso “relatos en cadena”. En total se han presentado  720 relatos. Máximo 100 palabras, y la frase de inicio obligada era "Con este amargor tan extraño." Espero que os guste alguno de ellos. Seguiremos probando.



1. Hoy he decidido.
Con este amargor tan extraño puedo lubricar la cuerda floja sobre la que se bambolea mi presente, o construir un pozo negro que esconda mi pasado. También podría dibujar el largo túnel, sin salida, por el que deambula mi vida; incluso, un precipicio infinito donde retumbe el eco de mi futuro. Por poder, podría garabatear una gruesa soga donde colgar mi cuello, o un dedo índice que apriete el gatillo. Pero hoy no pienso construir ni dibujar nada, sólo borronear sueños. Me trago esta amargura, por extraña que sea. Hoy he elegido respirar, seguir viviendo.

2. Sueños Rotos.
Con este amargor tan extraño es absurdo conciliar el sueño.  Esta hiel convierte las madrugadas en pesadillas, en gritos que ahogan su cuello, en sombras que acechan tras el batir de las olas. Revive los días a la deriva, al albor del viento, y con el alba retorna la oscuridad infinita, los amaneceres fríos e inciertos. Se estremece al recordar aquella maldita patera que naufragó en las costas del primer mundo, donde ella se siente la última, sólo basura. Llora, grita, le abate la niebla. Hace tiempo que sabe que no hay billete de regreso.

© Xavier Blanco 2011.

martes, 8 de marzo de 2011

BREVES NO TAN BREVES.

 

 

 

 

 


Los amigos de BREVES NO TAN BREVES (grupo Heliconia) me han publicado un nuevo relato en su blog. No dejéis de visitar este espacio de relatos, de buena literatura.




No perdía de vista la portada de los diarios, aparecía en todas. Por suerte las fotos no eran recientes; costaba reconocerlo, pero captaban a la perfección esa presencia perversa que tantos disgustos le había dado. Se ciñó la gorra y volvió a colocarse las gafas. Recogió el maletín con cuidado. No podía cometer ninguna indiscreción, ni un solo fallo... (Leer mas).





lunes, 7 de marzo de 2011

46 El camino.


© Sergi Fornasari. Riera de Rajadell.

















El camino era largo, angosto y lleno de repechos. Eso no era lo peor: no existían mapas, ni guías, acaso algún libro que de poco servía. Eso sí, había consejos, recomendaciones, reparos, todos sabían algo del camino.

Al principio transitabas por una senda plana, rodeada de paisajes bucólicos, llenos de besos y de ternura. Luego, más pronto que tarde, todo cambiaba, y el camino se bifurcaba una y otra vez, de forma inesperada, y se convertía en un laberinto infinito, ciclópeo. La llanura se transformaba en páramo, el páramo en cumbre y la cumbre en precipicio. Otras veces la metamorfosis era tal, que el valle dejaba paso a tierras ásperas y desérticas o a lagos inmensos de aguas tranquilas que olían a primavera. Así un día y otro, ése era el camino.

El camino había creado sus propias criaturas. Se iniciaba sólo, pero pronto te veías caminando en compañía, algunas intrascendentes, superficiales, superfluas, que en el primer cruce desaparecían. Otras permanecían a tu lado, algunas, las menos, te acompañaban hasta el final del recorrido. Era pródigo en amores, en grandes pasiones, en desengaños, en alegrías y en tristezas. 

Estaba lleno de peligros: la ira, la envidia, la avaricia, o la soberbia, sobrevolaban día y noche el camino. Era mejor hacerlo armado de paciencia. El camino era Pandora. Para unos se transformaba en una fiesta, en un jolgorio, en una romería. Para otros el camino se convertía en su Gólgota personal. Unos lo hacían a pie, descalzos y harapientos, otros bajo palio, seguidos de una corte de aduladores. Cosas del camino.

Mientras reflexionaba sobre lo ya andado, se advirtió caminando sus últimos metros antes del final. Dejó caer su talega cargada de recuerdos y se sentó en un pedrusco, de formas apuradas,  moldeado por el tiempo. Detrás el abismo, convertido en un caprichoso eco, gritaba su nombre. Fijó su vista en el horizonte y, desde esa atalaya privilegiada, observó el azul del cielo. De pronto, el cosmos empezó a cambiar de color, como si de un círculo cromático se tratara. Los colores del arco iris se fundieron en uno sólo y un blanco inmenso, que cegaba sus ojos, le impedía cualquier visión. Cerró los párpados dejando caer su cuerpo suavemente por el precipicio, y como si de una película se tratara, se encontró frente a frente con su vida.

© Xavier Blanco 2011.


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