lunes, 31 de enero de 2011

27 Egipto, los caminos de la libertad.

"Pese a la oscuridad, el rugido del trueno y el soplo del viento vienen hacia ti desde el horizonte; hay fuego bajo las cenizas".

Abu al-Qassim al Shabbi. Poeta tunecino


Algo se está moviendo por ahí abajo. La luz empieza a alumbrar en los sótanos de la injusticia, en los pozos de la miseria, en las cloacas de la represión. Sólo hay que ver las calles de Egipto, esas avenidas, esas plazas, atestadas de seres anónimos, de todas las edades, de todas las clases sociales, de todas las creencias, gritando al unísono “libertad”. 

Contagia tanta alegría. Son millones los que corren, sin miedo, haciendo frente a los secuaces del dictador que han atiborrado las calles de violencia y de humo. El Estado ha dimitido. Algunos dicen que hay grupos de policías vestidos de paisano que siembran el caos y el terror. Debe ser cierto, son los últimos bufidos del tirano que se aferra desesperadamente al poder. Por más que disparen, no hay balas, no hay fuego, no hay humo que ciegue la visión cercana de la liberación. La pandemia de libertad ha llegado a las calles de El Cairo y el virus de la emancipación se propaga como un sunami imparable por todos los rincones del país. Ya no hay vacuna que pueda detener tanta infección.

El Egipto despótico se tambalea. La tiranía está al borde del colapso. Nada, ni nadie, puede parar esto: han bloqueado Facebook, han cortado Twitter, han dejado el país sin Internet y sin telefonía móvil. Hoy han cerrado Al Yazira. La verdad y el despotismo siempre fueron por caminos separados. Es la negra noche de la dictadura que llega a su fín. La televisión del opresor continúa  bramando sus mentiras y los perros del régimen siguen  hostigando, intimidando y reprimiendo a la población. Pero ya es tarde, la calle ha ganado la batalla. No hay mentiras, no hay represión, no hay cárcel, no hay miedo que pare esta ilusión de libertad.


Más pronto que tarde los analistas buscarán los orígenes de la revuelta. La diplomacia y los chicos de Obama considerarán las causas, investigarán las razones. Dirán que la culpa es de los islamistas, de los radicales. Dirán que hay que hacer pequeñas reformas. EE.UU siempre mueve ficha. Es la historia que se repite, es la vieja receta: “que cambie todo para que no cambie nada”. No sabemos que dirá la Unión Europea, hace demasiado tiempo que los valores que rigen su política exterior son el oportunismo, la opacidad, el mutis por el foro. Pero no hace falta preguntar, no hay mucho donde buscar: la mitad de los 80 millones de egipcios malviven con menos de dos euros al día.

Es fácil de entender: es el pueblo contra la tiranía; es la plebe contra el poder indigno, apuntalado por EEUU y por la vieja Europa. Es la pobreza, es la vida miserable. Es lo viejo contra lo nuevo.

Algo grande está pasando por ahí. Es la lucha de todos. La tiranía y el poder despótico han llegado a su ocaso. No hay ideologías, no hay creencias, no hay dioses que puedan parar esta revuelta. Más allá de las ideas, más allá de la religión, está la dignidad de las personas en su lucha contra la injusticia permanente, contra el silencio cobarde de los poderosos. 

No hay otros caminos, no hay atajos, ya sólo falta lanzar al tirano por la borda. Nadie sabe qué pasará mañana. Puede que esta revuelta no triunfe: Egipto no es Túnez, y Mubarak es el guardián de la "pax norteamericana" en la zona. Demasiado dinero, demasiados  intereses que salvar. Como casi siempre, la euforia y la tragedia están demasiado cerca. Hay una calma latente, una sensación de orgullo y de felicidad. Pero también hay incertidumbre y una impresión de inseguridad generalizada. Ilusión, frustración, ansiedad, miedo, vacío. Es la lucha de David contra Goliat.

Hace ya algunas semanas que un modesto vendedor de frutas se inmoló en Túnez: esas llamas han encendido muchas mechas que ahora corren imparables en dirección a los polvorines de la injusticia y de la desigualdad. Ahora el miedo ha cambiado de bando. El basurero de la Historia tiene los días contados. El mundo árabe está en la encrucijada, en un cruce de caminos. El pueblo ya ha elegido, la calle ha ganado la primera batalla.

Mañana será otro día, contaremos otras historias, pero hoy 80 millones de almas corean la misma melodía “¡Viva Egipto!, ¡Viva la Libertad!.



“Tot està per fer, tot és possible”
 Miquel Martí i Pol.


© Xavier Blanco 2011.

domingo, 30 de enero de 2011

26 MATICES.



© Sergi Fornasari 2010. Posta de Sol.
MATICES

Es el sol que se abate, camino del horizonte:
amarillo, azul, carmesí, esmeralda, 
gris, marrón, negro, ocre, oro, tal vez púrpura.
Es la sombra de la noche, el crepúsculo que emplaza.
Es el día que huye, pero pronto será alborada.

© Xavier Blanco 2011.

sábado, 29 de enero de 2011

25 El Principito.



Llevaba horas esperando, sentada en aquella silla de cuero envejecido. La sala era áspera y mortecina. Aparte de la señora que la recepcionó al entrar, no había sido capaz de detectar presencia humana alguna. Volvió a mirar el reloj. La puerta se abrió, y un señor bajito, sin edad, con aire de persona instruida y voz grave, deletreó su nombre. Ella entró en la consulta y, sin más dilación, se dejó caer en el diván, desbocada por sus preocupaciones.

- No tengo nada contra papá Lewis, no me canso de repetirlo. Él no pudo hacer más. Sí, ya lo sé, nunca llueve a gusto de todos, pero tampoco es eso...
- Siga, por favor…
- Sí, sí, ya le cuento, sin más demora. Fácil tampoco ha sido: apareció aquel conejo y después, eso de nadar en un mar de lágrimas, crecer y decrecer, como si fuera una mujer elástica, y además lo del abanico, y eso sólo fue el principio. Mi vida ha sido una pesadilla…
- No se pare por favor…
- La verdad, los animales me gustan: el pato, el loro, el aguilucho, el ratón y el dodo.
- ¿Cómo dice?
- El DO-DO, normal que no lo conozca, hace años que se extinguió. Vivía en las Islas Mauricio. Es como una paloma. Si busca en la enciclopedia, mire la entrada "aves columbiformes". Además es un ave que no vuela. Algunos animales me gustan más, y otros menos. Entre estos últimos, el conejo blanco... y los gatos, esos tampoco…. - Se paró un momento y, sin preguntar, bebió el líquido de un vaso que había en la mesita. Saboreó el brebaje, esperó, pero no ocurrió nada. Bostezó. El señor parecía contrariado.
-  Siga Señorita, no pare, que esto se pone interesante.
- Usted no sabe lo que es discutir con una oruga azul, y ya no me paro a explicarle lo de la tortuga mutante, y lo del señor cara de pez, sería demasiado largo - el matasanos la miró extrañada -. Usted debe de creer que estoy loca. ¿Sabe qué? Ahora le hablaré de mí. No tengo hijos, ni siquiera me casé; la verdad, nunca he conocido hombre alguno. Yo siempre soñé con El Principito, era mi amor platónico, mi héroe, pero no tuve oportunidad de conocerlo. Seguro que nos hubiéramos entendido a la perfección. En el fondo los dos somos unos incomprendidos.
- ¿Y a qué se dedica usted?. Seguía mirándola.
- Es difícil de explicar. A mí me hubiera gustado ser la Caperucita Roja. Incluso me hubiera conformado con protagonizar Blancanieves, pero nunca me dejaron elegir.
- Dejemos por hoy la explicación. Mire esta imagen y dígame que le sugiere.
- Señaló con el dedo. Aquí la tiene, la reina de corazones.
- ¿Y como dice que se llama usted?
- Yo, Alicia…
- ¿Y de dónde dijo que venía?
- Se lo dije a la señora de la entrada, lo anotó en la ficha sin mirarme y sin expresar palabra alguna. Si quiere también se lo digo a usted, pero está en la ficha.
- Él observó la cartulina amarilla, llena de anotaciones, Se la quedó mirando fijamente, cómo si un cataclismo hubiera abierto una falla entre los dos. Interesante, dice que viene de "El País de las Maravillas". Grave no es, pero creo que la terapia será mas larga de lo previsto.

© Xavier Blanco 2011.


MICRORRELATOS,FÁBULAS, PARÁBOLAS, CUENTOS, HISTORIAS...

“Los microrrelatos son una apuesta por la literatura futurista cuyas innovadoras técnicas responden a las exigencias de un mundo más moderno, donde el tiempo es plata y la prosa breve es oro (...). Se trata de una literatura que está muy cerca de la prosa poética y que, al mejor estilo de los haikus, se parece a un félido veloz y cimbreante, constituido más por músculos que por grasa.” (Víctor Montoya)

Espero que os guste....

jueves, 27 de enero de 2011

24 La hora de los ciudadanos, la oportunidad de los remeros.



Tiempos duros, éstos que nos han tocado vivir. El sistema capitalista hace aguas. El barco hace tiempo que va a la deriva y el armador, impasible, sigue gritando “más madera”. ¡Qué suerte tiene esos tiburones!, esto de la crisis les vale igual para un roto que para un descosido: para bajar los salarios, para fulminar derechos que han costado años y luchas  conseguir,  para convertir el Estado del Bienestar en una jungla ingobernable... pero sobre todo sirve para cambiar nuestra libertad por miedo, y el miedo por obediencia. Son los tiempos del chantaje permanente: el de los mercados, el de los Gobiernos,  el de los dueños del dinero, el de los amos del trabajo. La ecuación es sencilla, cuanto más miedo en el ambiente más baratos salen los remeros.   

Dicen que esta es la época del conocimiento. Miro a mi alrededor: cuánta mediocridad, cuánto desatino. Esa forma de Gobierno y también de Oposición, a golpe de titular, de miedo escénico, de "cueste lo que cueste", que diría Zapatero. Las ”Cospedales”, los” Gonzalezpons”, las “Leirespajines”,  los “Mascolells” y el resto de la cuadrilla, vaya tropa. Ya está bien de tanto mago, de tanto  ilusionista, de tanto conejo en la chistera, de tanta tomadura de pelo. ¿Podrían mirar a su alrededor, bajar unos cuantos escalones y tocar con los pies en el suelo? Ahí abajo hay personas, ciudadanos, hombres y mujeres, hijos que crecen, sueños  que se rompen, ilusiones, cristales rotos, problemas, angustias  e hipotecas, muchas hipotecas. Los remeros están agotados, hartos de tanto desprecio y de tanta desconsideración.

Lo siento pero no puedo con ellos: ese esfuerzo titánico por emular a Pepe Gotera y Otilio, esos Carpantas del coso político patrio, con menos visión de futuro que Rompetechos. En este país sobra ruido y falta reflexión.  Esa obsesión por simplificar el discurso, por hablar de lo intrascendente... ya está bien de parches, de ungüentos, de cataplasmas,  de remiendos de “Zapatero”.

Que la olla del alquimista ya huele a podrido y los vapores que emanan nos están intoxicando a todos. Que la culpa no es de los emigrantes, ni de los sindicatos, ni de los nacionalistas, ni de la España de las Autonomías, ni de los homosexuales. Que la culpa la tienen las hipotecas basura; la circulación descontrolada de capitales; los paraísos fiscales; la falta de transparencia; los grandes bancos y las grandes corporaciones; las desigualdades sociales entre países ricos y pobres...me falta papel. Que el problema son ellos, el sistema, su soberbia, su codicia, su incompetencia, su falta de ideario, su desprecio a lo colectivo,  su incapacidad para abordar los problemas reales de los ciudadanos. Su desprecio al futuro, no al suyo, sino al de todos nosotros.

Ya no. No podemos delegar  nuestro porvenir en estas gentes. El barco navega en la dirección equivocada, cada vez mas alejado de los intereses de la mayoría. El barco se estrella contra el arrecife, y ellos, cual rata común -como han hecho siempre-, saltarán por la borda antes del desastre final. El temporal arrecia, son malos tiempos para los remeros.

Hay que rebelarse y coger el timón de nuestro destino: es la hora de los ciudadanos, es la oportunidad de los remeros. Hacemos oír nuestra voz y nos adueñamos de nuestro futuro, o la calle desbocada hará oír su brutalidad, que es lo que ellos quieren. 

© Xavier Blanco 2011.

martes, 25 de enero de 2011

23 Pequeñas historias...desde el tren.



Si puedo elegir, para desplazarme escojo siempre el tren. Me gusta el ferrocarril. Esos caminos de hierro que se bifurcan una y otra vez hacia ninguna parte. Ese paisaje que se escapa como si se tratara de un antiguo cinemascope. Las estaciones, los tinglados, esos vagones de mercancías desvencijados, presos del olvido. Todo eso me gusta, pero lo mejor del tren es la gente,  es el contacto, el tempo que permite la conversación, el cotilleo,  la chafardería, la lectura furtiva, la amistad efímera, lo cotidiano.

Ya iba de vuelta. Debía de ser por la primavera -¿la verdad?, no me acuerdo muy bien-. Era un viaje de trabajo, de trámite, que empecé sólo, sin compañía. Parada a parada el vagón se iba llenando de personas anónimas, de risas adolescentes, de  días de trabajo, de caras felices, pero también de pesadumbre. Yo ojeaba escondido detrás de las hojas del periódico –viejo truco de voiyeur-.

En una estación cualquiera se subió una multitud, trabajadores de la construcción en su mayoría, que habían finalizado su jornada en la obra, algunos todavía con el polvo enganchado en sus ropas.  Tres de ellos ocuparon los asientos contiguos al mío. Los dos primeros cayeron presos de Morfeo cuando todavía el tren no había cerrado sus puertas. El tercero quedó apostado frente a mí, intentado colocar sus extremidades sin rozar con las mías. No lo consiguió. Era  grande, era musculoso, fornido, enorme,  mastodóntico diría yo. Cabeceaba una y otra vez, pidiendo disculpas por haber  perturbado mi rincón de lectura.

Las conversaciones cruzadas, los saludos espontáneos y el tintineo de los teléfonos móviles atravesaban el vagón de un lado a otro, haciendo inviable cualquier concentración. El viaje se había convertido en una clase de idiomas, en una reunión de la ONU, en una convención de la Alianza de Civilizaciones. Yo seguía allí escondido, detrás de las páginas de Internacional.



Mi compañero de viaje, apostado frente a mí, seguía buscando el espacio necesario para aposentarse definitivamente entre mis piernas y el cuerpo dormido de su amigo, que inerte había usurpado parte de su asiento. Al fin lo consiguió. Cerré el diario y caí en la vida contemplativa. Él, haciendo un esfuerzo sobrehumano, de una diminuta bolsa, como si se tratara de la chistera de un mago, sacó un refresco y un bocadillo. En perfecto castellano, y antes de saborear suculento manjar, me pidió disculpas y preguntó si me molestaba. No, contesté.

Esa fue la chispa, el detonante, como si nos conociéramos de toda la vida empezamos a conversar, del tiempo, del tren, de las pequeñas cosas. Su tez clara, su cabello rubio y su acento delataban su procedencia eslava. ¿Ruso?, ucraniano pensé. Me dijo que era de Georgia, no sin antes añadir "¿seguro que no sabes donde está mi país?". Tuve suerte, le hablé de su país: de Shevardnadze, ministro de Gorvachov, que había sido presidente electo de Georgia; del Mar Negro que baña sus costas; del Caúcaso; de su historia como república ex-soviética; del comunismo; de la violencia religiosa que azota aquellas tierras... saqué petróleo de los mas profundo de mi memoria. Se veía entusiasmado. Me dijo que no hacía mucho que estaba por aquí, que en su país no había trabajo, no había futuro, que no había nada. Que se ganaba la vida, de momento, en la construcción. Que era un trabajo duro pero que no se podía quejar.

Hablamos de la crisis, de la incertidumbre, del miedo al mañana. Era instruido, listo, sagaz diría yo, y su hablar claro y pausado convirtió el viaje en una tertulia, en una reflexión permanente. Habló mucho y yo  escuché encantado. Me dió varias lecciones magistrales sobre la vida. Era licenciado en... También era campeón de Kárate, y había representado a su país en un par de Olimpiadas. De ahí su cuerpo fornido y atlético. Hablamos del Kárate y aprobé por los pelos. Me habló de la añoranza, de la familia, de como educar a los hijos, de sus sueños, y descubrí lo mucho que teníamos en común. Me enseñó una foto donde aparecían su hija, su mujer y su madre, en un paisaje rural, bucólico, olvidado por el mundo.  Estaba demasido lejos de su vida. Se emocionó, se le saltaban las lágrimas. Aguanté el tipo como pude.

El tren seguía impasible su recorrido sin reparar en las historias de sus viajeros. En una parada cualquiera, él y sus tres compañeros, descendieron  del tren y continuaron su camino. Antes de marchar me dio la mano en señal de amistad y pronunció un lacónico "¡suerte!". Retomé mi lectura, ojeando las páginas de economía.

Llegué a casa y, antes de quitarme la chaqueta, abracé a mi hija, a todos los míos. Sin saber por qué cogí el teléfono y llamé a mi madre para preguntar cómo iba todo. Sigo viajando en tren siempre que puedo. Sigo escondido detrás de mi diario buscando historias de cada día.
Algún día sé que en una parada cualquiera se subirá una señora con su nieta en brazos y, detrás, él con su mujer de la mano... Si sigo por aquí ya os lo contaré.

© Xavier Blanco 2011.

domingo, 23 de enero de 2011

22 Buitres acechando.


Las huestes de la derecha andan de fiesta, de celebración. Se han montado para el “finde” una romería en Sevilla, un festival de música tradicional - Convención Nacional, le llaman ellos -. De ésas para debatir y apañar un programilla electoral “majete” con el que presentarse a las próximas elecciones. La cosa promete. El viernes, el primer concierto lo dio José Mari, el de Endesa, y de telonero la Cospedal. Hoy la estrella invitada era Mariano. Pero, vamos, que no han parado los conciertos a lo largo de día, y lo que nos queda por escuchar hasta las Elecciones.


Puedes confiar es el eslogan elegido para tan digno evento. Música poca, ruido bastante, pero lo que no he sido capaz de encontrar, por ningún sitio,  es la letra, el famoso Programa-Programa. Te lo mires por donde te lo mires esto, más que una convención política parece una feria de quiromantes de esas de esoterismo, de echadores de cartas, de piedras filosofales, de bolitas mágicas, de pulserillas de la suerte... Vamos, que sólo tienes que preguntar y ellos te dan solución para todo: para acabar con la crisis, para crear empleo, para las pensiones, para la sanidad, para la emigración, todo con austeridad pero sin recorte de servicios públicos y con igualdad de derechos. No se les escapa detalle, y por supuesto con respeto al medio ambiente, equilibrio natural y calidad de vida. Compare y si encuentra algo mejor, cómprelo. Estos tipos son unos superhéroes. No son de este mundo. Estos nos lo han enviado de otra Galaxia.

Deje de buscar señora, ha llegado el Partido Popular, el partido de los trabajadores. Se acabó el dilema ¡Compren señores!, no hay producto mejor en el mercado electoral.¡Compren, que nos lo quitan de las manos!. Y por poco que caigo de morros en el brasero. Pero uno ya es gato viejo, y mi abuela ya decía que lo importante era la letra pequeña, el prospecto, y eso que ella no sabía leer. Resulta que la ponencia sobre “transparencia y regeneración democrática” se la han encargado a Doña Esperanza, nuestra Sara Palinh, la misma que lleva meses escondiendo los contratos que la Comunidad de Madrid firmó con la trama Gürtel, la que montó aquella gestapillo de espías de medio pelo, a ésa. La de “la familia” a Mayor Oreja, pregonero de la Conferencia Episcopal, azote de homosexuales, el mismo que dijo que el aborto era “cosa de bolcheviques”. Ya no he seguido leyendo, no sea que hayan elegido a Paquito Camps, el de los trajes,  o a su amigo Fabra, el de Castellón, para la ponencia “sobre la corrupción”, y me de un soponcio. Que no se esfuercen, que ya conocemos el programa. Si es el de siempre,  la “doctrina Nissan: ajo y agua”. Estos son los de  la austeridad, sí, pero para nosotros, pues ellos siguen viviendo en el despilfarro, en la verbena permanente.

Vamos, que si no me leo la letra pequeña me la vuelven a meter doblada. Mientras escucho los conciertos, me recreo en la visión del público - 3.000, dicen que hay -. Miedo me dan tanto pirata, tanto filibustero junto. Cuánto abogado del Estado, cuánto hijo de papá, cuánto sobrino de magistrado, cuánto primo de empresario, cuánta niña pija de peluquería, cuánta mantilla y cuánta peineta. Cuánto legado, cuánto bienestar y qué poco sufrimiento. Da pánico verlos, con ese odio desbocado, con esa sonrisa burlona, con ese triunfalismo heredado, con ese “os vais a enterar de lo que vale un peine”. Qué cerca ven las poltronas. Qué cerca el poder absoluto.

Lo peor es que no necesitan programa, ni ideas, ni propuestas, no necesitan nada. A estos malabaristas del miedo les sobra con cuatro titulares, con cuatro soflamas chusqueras. Les basta con estar quietos, parados,  sobrevolando el cielo, como los buitres carroñeros, esperando ver como las ovejitas de la izquierda, las cabritas  del progresismo, ya moribundas, fallecen por sí solas. 

¿Confías? Estos me han tomado por idiota. Por más que lo maquillen, el lindo gatito cada vez se parece mas a Cerbero, aquel perro de tres cabezas y cola de serpiente que custodiaba las puertas del infierno.  Leo la portada del diario La Razón: “Empieza la Reconquista” titulan a cuatro columnas y la acompañan con la foto del abrazo de José Mari y Mariano. Esta noche no duermo y ya presiento la pesadilla: “Jose Mari a lomos de Rocinante, acompañado de su leal servidor Mariano, y al fondo los 3.000 cruzados blandiendo cada uno una Tizona, al unísono tres mil voces en grito, a por ellos, por Dios y por España”. 

Recuerdo las palabras de Max Aub al regreso del exilio "España se metió en un túnel hace treinta años y salió a otro paisaje. Desconocida. Se desconoce". El tren va desbocado, por los caminos de la ignorancia, directo al túnel.

© Xavier Blanco 2011.

viernes, 21 de enero de 2011

21 MIRANDO EL HORIZONTE.

  
© Sergi Fornasari 2010. Desde el balcón.

 
















MIRANDO EL HORIZONTE.

Un duro día. Hoy voy tarde.
Llegas a casa, te asomas al balcón y te invade el infinito.
El silencio del ocaso te anuncia que la noche llega,
que una nueva hoja caerá del calendario.
Tengo sueño.
Mañana será otro día, serán otras historias...

© Xavier Blanco 2011.

miércoles, 19 de enero de 2011

20 Me gusta Túnez.

Da gusto ver estas semanas las calles de Túnez: esas algarabías, esos jóvenes corriendo de un lugar para otro, desorientados, perdidos, buscando los caminos de la libertad. Cuánta espontaneidad, cuántas sonrisas, cuánta osadía. Las calles están llenas de adolescencia,  de niños y de  mujeres. Las calles están llenas de satisfacción.





El amo del cortijo ha huido con el rabo entre las piernas, llevándose la cosecha de varios años. Habrá que trabajar duro esos campos para que vuelvan a dar trigo. Dicen las malas lenguas que en sus maletas, además de los trajes de Armani  y los bolsos de Loewe,  el amo se llevó el  oro y el sudor de varias generaciones. Habladurías de pobre.  Pero no importa, con el oro también se ha ido el miedo y con el miedo marchó la resignación y la  obediencia. Rondando las plazas han quedado la incertidumbre, la crisis y el paro, pero sin el patrono cerca el futuro se divisa mejor. Ya sólo quedan sus perros, que ladran buscando otras manos donde comer.

Como si de un caprichoso eclipse se tratara, la sombra emboscada de la vieja Europa –otrora protectora de tanto desaguisado-  empieza a desaparecer. Tocan tambores de retirada. Dicen los envidiosos que con estos nubarrones acechando, los amigotes del patrón, los de las timbas de póquer y los guateques del sábado, andan temerosos de contagio. Y por mas que suben el volumen de la música en sus palacios de El Cairo, Trípoli, Argel y Rabat, no pueden impedir que el eco de la calle les devuelva la sinfonía de la rebelión. Mas pronto que tarde  caerán todas las fichas de este sanguinario dominó.

Me ha sorprendido especialmente el júbilo de los jóvenes mostrando orgullosos los objetos del pillaje, no por el hecho en sí, normal en una situación como esta, sino por la poca valía de lo sustraído. La mayoría salían cargados de enormes fardos  de papel higiénico. Al principio cuesta entender tanta alegría por tan poco valor. Viendo como el  dueño ha dejado el país, todo se entiende: hará falta mucho papel para limpiar tanta mierda.
© Xavier Blanco 2011.
                                                                




"Las dictaduras llevan en su seno la enfermedad de su propia destrucción”.
Gabo García Marquez, en El Otoño del Patriarca.

lunes, 17 de enero de 2011

19 Fanáticos.



Jared Loughner tiene sólo 22 años. Vivía en el 7741N, Soledad Avenue, al noroeste de Tucson, en el Estado de Arizona (EE.UU), en un barrio de familias de renta baja. Cuando tenía 6 años seguro que soñó que algún día sería jugador del equipo de béisbol de la ciudad, o que sería un cantante famoso. Estas últimas semanas ha sido portada de todos los diarios del mundo.

El viernes 7 de enero, salió de casa con una pistola Glock 19 mm. y se dirigió al centro comercial de su ciudad, donde había un acto político. Una vez allí, disparó a bocajarro contra Gabrielle Giffords, congresista demócrata, mató seis personas e hirió a más de 20. Entre los muertos está el  juez Federal John M. Roll, defensor de los derechos de los inmigrantes.

No hay duda que Jared Lugher es un perturbado, un desequilibrado, un loco. Puede que esto sea un hecho aislado, sí, pero éste no es el iluminado que se pone a pegar tiros en la puerta de una escuela. De forma premeditada Jared  fue a un mítin político, y tenía como objetivo a Giffords por sus posiciones políticas, por su apoyo a la reforma sanitaria, por su defensa de causas progresistas.

Arizona es uno de los estados con mayor voto republicano de EEUU. Es el estado con la legislación más permisiva en relación a la posesión de armas. En Arizona hay censadas y legalizadas 16 organizaciones que tienen como fin principal predicar el odio y la intolerancia. Pered Loughner tenía relación directa con varias de ellas. Sarah Palin, alterego del Tea Party, había colgado en su página web un mapa de EE.UU. donde marcaba con la mirilla de un arma a los 20 congresistas demócratas que había que derrotar en las elecciones del pasado mes de Noviembre. Gabrielle estaba marcada con una de esas mirillas por su defensa de leyes progresistas. No pudieron con ella y en las urnas revalidó su acta de congresista. En los últimos meses la convivencia se había deteriorado por el cruento debate sobre la emigración ilegal - Arizona es fronteriza con Méjico-.
Clarence Dupnik, sheriff del condado, conocido el atentado dijo “nos hemos convertido en una meca del prejuicio y la intolerancia; sólo hay que ver cómo responden estos desequilibrados a la bilis que sale de ciertas bocas cuando hablan de acabar con el gobierno”. Retórica que se acentúo a partir del 2008, cuando Obama, que no olvidemos es negro, ganó la presidencia de EE.UU.

Sacar conclusiones parece fácil, pero serían  precipitadas. El culpable de este acto execrable es Jared Loughner, de eso no hay duda, pero algo tendrá que ver el modelo de acción política que practica la derecha norteamericana contra el gobierno Obama, basado en el insulto, la descalificación permanente, la mentira y la crispación.

¿Qué relación hay entre el discurso del odio y la violencia?


Diario El Pais. El Roto.

No tengo ninguna duda: toda bomba necesita un detonador. La intolerancia, el odio y la discriminación cargan esas mentes y esas pistolas. Es el discurso el que precede a la acción. Es el loco inducido por el odio.  El efecto que este debate político crea en individuos enfermos o fanatizados es inmediato: los enviste de un áurea mística, de justicieros, alentados por la intolerancia y el odio que periodistas, predicadores y políticos vomitan día a día, desde sus tribunas, desde sus púlpitos, desde los medios de comunicación que controlan.

Una de las consecuencias principales del fanatismo es que lleva a confundir los sueños con la realidad, a creer que basta con soñar para que las cosas ocurran. En política la situación es similar y vemos ejemplos todos los días. En estos tiempos la política ha dejado de ser una ciencia social, para convertirse en un arte que algunos confunden con la magia, y es ahí donde se sitúa el fanático –mi equipo debe ganar porque es el mejor-. El problema es que el fanático camina muy lejos de la realidad, nunca toca con los pies en el suelo. Cree por fe que las cosas siempre saldrán bien. El fanático no piensa, no le importa la correlación de fuerzas, el fanático gana o pierde, blanco o negro, vivo o muerto.

Para que el individuo piense de forma autónoma, necesita cultura, conocimientos y educación. La historia ya nos ha dado demasiadas lecciones sobre ello. Este debería ser un objetivo de la democracia y por supuesto uno de los objetivos principales de los políticos. Pero en la realidad esto no sucede. Las campañas electorales se convierten en campañas comerciales, donde lo único importante es vender el producto, y para conseguir el voto hay que esconder la realidad –ésta es demasiado compleja para ser vendida sin maquillaje-.  El objetivo es obtener el voto ciudadano a través de la publicidad: y como si se vendiera un zumo de frutas hay que exagerar  nuestras cualidades y posibilidades y remarcar las incapacidades y los defectos del otro. Cuanto peor es el contrario, mejor soy yo. Este estilo de hacer política, que favorece a los grandes medios de comunicación, contribuye a aumentar el fanatismo político. No hay reflexión, no hay debate de ideas, “sólo hay imágenes violentas y palabras violentas”, como dice el senador Dick Durban. El fanático no tiene ideología, todo lo basa en la fe y la emotividad, en lo superficial y elemental de la realidad y sin ideología no hay debate, no hay política. Si fracasa la política, fracasa la sociedad y fracasa la democracia. Este es el inicio del problema.

Sólo incrementando los niveles de educación cívica y política de los ciudadanos se podrá reducir el fanatismo político que nos ha causado daños en el pasado y nos puede volver a golpear en el futuro. Se equivocan los que piensan que es esto es patrimonio de EEUU, pues la vieja Europa también está llena de fanatismo.

La política está falta de reflexión, y sea arte o sea ciencia debe estar pegada a la realidad, tiene que tener objetivos y metas a conseguir. La realidad es cada vez mas compleja y si hay algo que caracteriza estos nuevos tiempos, es la ignorancia. Y no olvidemos que la ignorancia es el caldo de cultivo preferido del fanatismo.

P.D.: Comparar esta situación con la actualidad política española no sería muy acertado. Por suerte aquí no podemos comprar un M16 en el estanco de la esquina, pero sólo hace falta  ojear La Razón, El Mundo, ABC, La Gaceta  o Libertad Digital, escuchar la COPE o ver Intereconomía, para darse cuenta que la derecha española a diario regala insultos, amenazas veladas, odio y crispación, siempre en nombre de España y de la religión. Las cosas pasan y luego ya echaremos la culpa a las parejas de hecho, a la eutanasia, al aborto, a los homosexuales  y a los nacionalismos. Dios, Patria y Rey.
Lo siento no puedo con tanto fanático.

sábado, 15 de enero de 2011

18 El tren de las doce.


Se ligó las botas y salió corriendo calle abajo, camino de la estación. Era tarde. No se había lavado la cara y el pelo revuelto delataba que hacía poco que se había levantado. Antes de salir, su madre, ya octogenaria, le hizo un gesto con la mano en señal de buena suerte.

A su paso, los niños jaleaban su caminar torpe y cachazudo.  Los paisanos le saludaban pero él no respondía a ninguna cabezada, a ningún gesto. Él era así, diferente, "raro" decían los demás.  Era eso que llaman el tonto del pueblo. "Cada uno tiene un lugar en la vida", pensó, y a él le había tocado ése; le era indiferente y cumplía su papel a la perfección. 

Llegó a la estación. Las agujas del reloj marcaban el mediodía. Como en un ritual sacó el pañuelo del bolsillo y lo desdobló con parsimonia, como si el tiempo fuera infinito. Limpió el polvo del banco antes de sentarse. Desplegó la pañoleta y sobre ella dejó un muñeco viejo de goma. La estación estaba abandonada, las malas hierbas apenas permitían imaginar los raíles ya oxidados y las traviesas podridas por el paso del tiempo. Se sentó y empezó a girar la cabeza, lentamente,  de un lado para otro, esperando oír el silbato de una vieja locomotora anunciando su llegada. Los pajarillos dejaron de trinar y un silencio cómplice alumbraba un nuevo día sin sorpresas. 

Era día de aniversarios. Hacía 25 años que se sentaba en aquel banco cada día a la misma hora. No dudó ni un instante, no había fallado nunca, siempre con la misma ilusión esperando que sucediera alguna cosa, alguna señal que no llegaba. Algún día las cosas cambiarían y todo sería diferente. Cerró los ojos y una sonrisa cruzó su rostro: veía a Luna, su perrita, corretear por los andenes y morder su pantalón deshilachado. Era lo mejor que le había pasado en la vida. Era lo único que le había pasado en la vida.

Un día Luna desapareció sin decir adiós. La buscó por todo el pueblo. La buscó por las eras, la buscó por el río, recorrió el desván y sus escondites preferidos, pero nada, Luna no estaba. Su madre ya se lo había avisado: “hijo, no se puede querer así a un animal, un día tendrás un disgusto”. Dicen por el pueblo que se la llevó el tren de las doce. Pero eso no es verdad, ella nunca lo dejaría, y él sabe que algún día el tren parará en la estación y Luna volverá a comer de su mano. 

© Xavier Blanco 2011.


MICRORRELATOS,FÁBULAS, PARÁBOLAS, CUENTOS, HISTORIAS...

“Los microrrelatos son una apuesta por la literatura futurista cuyas innovadoras técnicas responden a las exigencias de un mundo más moderno, donde el tiempo es plata y la prosa breve es oro (...). Se trata de una literatura que está muy cerca de la prosa poética y que, al mejor estilo de los haikus, se parece a un félido veloz y cimbreante, constituido más por músculos que por grasa.” (Víctor Montoya)



Espero que os guste....

jueves, 13 de enero de 2011

17 No me gustan los autobuses de Israel.



No me gustan los autobuses de Israel. No tenía conocimiento de la situación, me he enterado por la prensa: en Israel, país moderno donde los haya, hay mas de 50 líneas de autobuses segregadas por sexo y no es una broma de mal gusto.

Estos autobuses, llamados mehadrín, recorren los barrios ultraortodoxos y conectan las ciudades y asentamientos de mayoría religiosa, pero también están abiertos al público general. Hombres y mujeres viajan separados.  En los asientos traseros, sumisas y cabizbajas se sientan las mujeres. Delante, orgullosos y altaneros, se sientan los hombres, vamos !como Dios manda!. La idea es evitar el más mínimo contacto -ya sea físico o visual- tal como dictan las reglas del judaísmo ultraortodoxo. Dicen los religiosos que el peligro asoma sobre todo cuando los autobuses se llenan y el roce se vuelve prácticamente inevitable. ¡Así debe ser, que la carne es muy mala!.

Hace cuatro años, un grupo de mujeres, acusaron a las líneas de autobuses mehadrin de violentar física y verbalmente a las mujeres, para que utilizaran la parte de atrás de los autobuses – ya sabemos que la letra con sangre entra-. Finalizado el proceso judicial el Tribunal Supremo ha dictaminado la legalidad de estas líneas: hombres y mujeres por separado en los autobuses públicos sí, pero siempre que la separación sea voluntaria. El juez en su sentencia, según recogen algunos páginas de la prensa israelí, indicaba que: "ellas deben sentarse donde quieran",  y añadía: "Cuando releo estas líneas me pregunto cómo es que ha hecho falta escribirlas en el Israel de 2010. ¿Es que han vuelto los días de Rosa Parks, la mujer afroamericana que provocó el colapso de la segregación racista en un autobús de Alabama en 1955?". Algunos analistas apuntan que será muy difícil que se cumpla la sentencia de forma voluntaria. Y en cualquier caso, lo que ha quedado claro es que, por el momento, los autobuses segregados seguirán existiendo y funcionando.

Noemí Ragen,  escritora y una de las iniciadoras del proceso judicial sentencia:. "Son como los talibán. Son unos pocos fanáticos que atemorizan a las mujeres en nombre de la religión". Además de en los autobuses, la segregación por sexos en los ambientes religiosos israelíes empieza a extenderse en tiendas, funerales, centros de salud y oficinas. Ragen cree que estas restricciones "no tienen nada que ver con la religión". Atribuye la contundencia de los grupos más fanáticos a la lucha por el poder político y económico. "Los fanáticos son ahora los líderes. Radicalizan su discurso para acumular más poder". "Esto va a estallar algún día", vaticina Ragen.

El camino siempre es el mismo: primero la religión sale del ámbito privado y se instala en el público, aquí empiezan los problemas; a continuación la fe se convierte en verdad, y los problemas dan paso a la crispación y a la violencia sectaria,  y por último, el dogma se convierte en ley, iniciando el camino irreversible hacia la sinrazón.

El pasado martes, día 11, Rosa Montero escribía en el diario El PAIS: “A veces tengo la desesperada sensación de que el embrutecimiento fanático se va extendiendo como un vertido de petróleo que acabará engulléndonos”. Cuanta razón.

© Xavier Blanco 2011.

domingo, 9 de enero de 2011

16 Un día cualquiera.


Era un día cualquiera de esos fríos del otoño. El sol empezaba a caer y coloreaba de rojo el horizonte. Se ciñó el abrigo y miró a su alrededor: quedaba poca gente. Hacía tiempo que su carácter frío y distante la habían dejado sin amigos, pasaba demasiado tiempo sola y las aglomeraciones le incomodaban. No era día para lamentaciones, no era día para nada. Le había pedido pocas cosas a la vida, muy pocas, y la vida no le había concedido ninguna. La vida es así de caprichosa.

Tenía dieciocho años cuando conoció a Pedro, su marido. Recordaba aquellos primeros meses con dulzura, y cuando eso sucedía le costaba contener las lágrimas. Sacó el pañuelo y  secó sus ojos llorosos de melancolía. Luego se casaron: “hasta que la muerte os separe” sentenció el párroco del pueblo. Las cosas no fueron bien. Él no era un buen marido. Tampoco era un buen padre. En realidad no era siquiera una buena persona. Primero fue la bebida y después lo otro. No tuvo valor. Confiaba en su madre: “hija, no lo dejes, no me hagas pasar esta vergüenza en el pueblo”. Era su madre.


Le faltó arrojo. Perdió el tren, para siempre y la existencia se le fue, día a día, por un camino lóbrego y frío como el del invierno. Pasaron los años y el libro de la vida fue garabateando sus páginas una detrás de otra.  Primero falleció su madre. Luego marcharon sus hijos, se fueron lejos escapando de aquella realidad a la que no querían enfrentarse. Pero ella siempre seguía allí, inmóvil y distante, viendo como se escapaba el futuro sin llamar a su puerta.


Ya no quedaba nadie. Sintió su propio suspiro en el silencio. Guardó las gafas en el bolsillo del abrigo y fijó su vista en aquel mármol blanco, impoluto y reluciente. Observó por última vez el nombre de su marido escrito en la lápida recién puesta: “A Pedro Blázquez, con cariño de su mujer e hijos. Descanse en paz". Ironías del destino. Giró sus pasos y empezó a caminar hacía la salida. Se detuvo un instante. Miró el reloj: las seis. Toda una vida por delante, pensó.

© Xavier Blanco 2011.

En el año 2010, en España, un total de 85 mujeres murieron asesinadas a manos de maridos, parejas o exparejas.



MICRORRELATOS,FÁBULAS, PARÁBOLAS, CUENTOS, HISTORIAS...

“Los microrrelatos son una apuesta por la literatura futurista cuyas innovadoras técnicas responden a las exigencias de un mundo más moderno, donde el tiempo es plata y la prosa breve es oro (...). Se trata de una literatura que está muy cerca de la prosa poética y que, al mejor estilo de los haikus, se parece a un félido veloz y cimbreante, constituido más por músculos que por grasa.” (Víctor Montoya)



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viernes, 7 de enero de 2011

15 Me gusta José Luis Sampedro.




Me gusta lo que dice José Luis Sampedro en la contraportada del diario El Pais, del pasado día 31 de Diciembre. Que lucidez, que sabiduría, a sus 93 años. Habla de la crisis, de la fe, de la libertad-“¿Libertad de elegir? Vaya usted al mercado sin un duro en el bolsillo, a ver que ocurre”-, y sigue hablando de la barbarie, del caos.“Vivimos una época en la que sobran decibelios y estrépito; faltan gentes e ideas que iluminen y estorba tanto deslumbramiento”-.Su discurso es demoledor, certero, del que ya lo ha vivido todo y sabe de lo que está hablando. “El capitalismo mal entendido es una forma amoral (inmoral a veces) de barbarie”-.Y sigue mientras degusta su cerveza y un plato de pescaditos fritos. “El sistema ha organizado un casino para que ganen siempre los mismos. Estamos a las puertas de grandes transformaciones –la tecnología, la genética, siguen avanzando, a veces, hacia una tecnobarbarie monstruosa- y sin embargo no sabemos cerrar cicatrices enormes, desigualdades abismales. Hay larvadas carencias severas que provocarán graves conflictos en menos de medio siglo”, avisa; viene algo comparable a lo que hicieron los bárbaros con Roma”.

Se puede decir más alto, pero no más claro. Algunos pensaban que la crisis era una oportunidad para reformar el sistema, para regular los chiringuitos financieros, para meter en cintura a los mercados, a los tramposos que se lucran con los sueños de los ciudadanos. Ahora ya sabemos que no ha sido así, que ellos no sólo no han recibido su merecido, sino que hoy son los verdaderos amos  y lo que es peor,  son los que imponen las soluciones para salir de este boquete, en el que ellos mismos nos han metido.

© Xavier Blanco 2011.

14 No me gustan los emisarios de Dios en la tierra.

No me gustan los emisarios de Dios en la tierra. No me gusta  la Conferencia Episcopal. No me gusta lo que dice el cardenal Rouco Varela, la curia vaticana  y sus voceros mediáticos. El domingo 2 de Enero  era día de manifestaciones, y por cuarto año consecutivo, en el centro de Madrid, se realizó un misa- fiesta por las familias cristianas.

Pasan los años, pero perviven los mensajes: lo importante no es la crisis económica, ni el paro, ni el aumento de las desigualdades sociales. Aquí lo realmente importante, y grave, es que el hermano pequeño salga del armario, y declare su homosexualidad, que la hija adolescente, que cayó en las bajezas de la carne, aborte, o que el abuelo, ya enfermo terminal pueda tener una muerte digna. Lo demás ¿a quién le importa?.

Rouco sacó lo mejor de si mismo: “Siempre que se cuestiona y/o se niega la verdad del matrimonio (…) las consecuencias negativas no se hacen esperar. Se ciegan las fuentes de la vida con la práctica permisiva del aborto. Se banaliza la eutanasia”. El arzobispo de Avignon, fue contundente, animó a los presente a enfrentarse a la ”cultura de la muerte, representada en la teoría de género, el rechazo del don de la vida, el matrimonio homosexual, al derecho al aborto y  la eutanasia rampante”. El pasado día 29 el obispo de Córdoba, en la fiesta de  la Sagrada Familia, declaró que la UNESCO tiene un plan para aumentar la población gay. ¡Impresionante¡.

Ahí sigue la Iglesia, anclada en sus privilegios, misógina y desconectada de los nuevos tiempos, de las nuevas necesidades,  con sus mensajes apocalípticos y el miedo como bandera. Que pocas cosas han cambiado, siglos vendiendo el mismo producto, y siempre con pingües beneficios. Que discurso, que profundidad, sí, pero de fosa séptica.

Desgraciadamente son malos tiempos: cuando el dedo señala la luna, el tonto mira el dedo.
  
© Xavier Blanco 2011.

martes, 4 de enero de 2011

13 La Red (sobre la Ley Sinde)


La ley anti-descargas ha sido derrotada en el Congreso. Algunos presentan esta derrota como un triunfo de la red, a la que ya proclaman como el nuevo cuarto poder. Pero   esta no es una guerra entre creadores e internautas, es algo mucho más complejo.
Esta semana hemos asistido al enésimo fiasco del Gobierno Zapatero. La ley anti-descargas - la mal llamada Ley Sinde-,  ha sido derrotada en el Congreso.”Cobardes” llamaba Alejandro Sanz a nuestros políticos. “Han triunfado los piratas” titulaba un diario de la capital. “Atentado a la libertad de expresión”, “vuelve la censura”, hacían correr los internautas por las páginas de  Facebook y Twitter.
Parece que las posiciones  están bastante alejadas. Es una característica de estos nuevos tiempos: cuanto más complejo es un problema, más lo simplificamos. Algunos han intentado presentar esta derrota parlamentaria como un triunfo de la red, a la que ya proclaman como el nuevo cuarto poder: “nadie quiere enfrentarse al mundo de los internautas”. Nada más lejos de la realidad: la RED ni es neutra, ni es libre. ¿Alguien cree – de verdad- que la Ley no fue aprobada por la presión de los internautas? La ley no se aprobó por la incompetencia  parlamentaria del PSOE,   y especialmente porque no coincidieron los intereses de los diferentes grupos políticos. Tiempo al tiempo, que aquí los internautas sólo han servido de excusa. Lo más importante es saber que ni esta ley, ni ninguna otra parecida, van a solucionar el verdadero problema, que no es otro que cómo hacer conjugar los intereses de los creadores –que son legítimos- con la existencia de una red libre y universal. Una cosa tengo clara, esta no es una guerra entre creadores e internautas.
Es obvio que los creadores deben poder vivir de su trabajo, en el caso contrario el hecho cultural acabará desapareciendo -si dañamos la creación dañamos la cultura-, pero  no es más obvio que las nuevas redes de comunicación seguirán creciendo y siendo elementos centrales de nuestra cotidianeidad: estamos obligados a buscar el punto de encuentro.
En el nombre de la libertad no podemos permitir que unos cuantos hagan negocio con la propiedad de otros, en medio de todo esto está la industria, las grandes multinacionales norteamericanas  y los proveedores de internet, y aquí lo que manda es el dinero, y el que corre por la red es mucho. Hoy día todo tiene precio y la cultura no escapa a ello. Mientras  simplificamos el problema, hasta el extremo de presentarlo como un enfrentamiento entre  internautas y creadores, ellos se frotan las manos.  Lo que no podemos tolerar es que los beneficiarios principales del hecho cultural sean las teleoperadoras.
“La cultura crea ciudadanía”, sostenía Javier Solana en sus tiempos de ministro socialista de Cultura, y así ya lo había proclamado la Segunda República. Fue Solana el que impulsó –en 1986- la Ley de Propiedad Intelectual todavía en vigor, en aquellos años la Red, como existe hoy, no estaba ni el sueño de los mas visionarios. Demasiados años han pasado sin hacer nada, la red no puede ser un espacio al margen del mundo real, no puede convertirse en un mundo paralelo; una  red  sin normas es una entelequia, y ese es el camino mas rápido para que la Red caiga definitivamente en las manos de unos pocos.
El asunto es el reflejo de los cambios acelerados que sufrimos, los modelos productivos y las normas ya no responden a las exigencias de la tecnología, pero pedir la propiedad pública sólo de los bienes culturales no puede ser el camino. Hay que conciliar derechos y garantías, hay que proteger la propiedad intelectual, hay que buscar un acuerdo que permita la libertad en internet con el respeto y el incentivo económico para los creadores.
Ya no valen viejos paradigmas, no son tiempos de normas dictatoriales, de patadas en el router, ni del cierre de webs sin tutela judicial alguna; son tiempos de reflexión ante cambios profundos en los modelos culturales y en las formas de acceder al hecho cultural. Lo malo es que este Gobierno no va por ese camino, ni el que previsiblemente vendrá tampoco. Esto sólo es el principio y el camino será largo y tortuoso. Es ahí donde ese cuarto poder, donde la red puede dar una lección a la política, a los mercados y  a las teleoperadoras,  proponiendo soluciones viables que concilien los intereses de todos, el no y el nada  quedan muy bien, y consiguen muchos amigos en Facebook, pero no sirven para mucho mas.
La tecnología es imparable, es el problema, pero  también es la solución.  El peligro es que la red se convierta en un gran cubo de basura: el mundo de lo efímero y de lo instantáneo. No olvidemos que lo importante no es el soporte sino el mensaje.


© Xavier Blanco 2011.