La ciudad se aletarga. La calle está
saturada de seres imprecisos. Crecen rascacielos entre los árboles. Todos
caminan en silencio, enredados en la afonía de la noche. Intento confundirme
entre ellos. Les rozo las manos e imito su caminar lento. Pero no hay
respuestas, no hay miradas, ni siquiera una sonrisa esquiva o un gesto de
reproche. Marchan ordenados, uno detrás de otro; equidistantes, formando una
línea infinita. Llueven luces de neón. Veo un individuo que acelera su
paso, que huye de la fila. El resto sigue su caminar impasible. Luego cae
y su cuerpo queda tendido en el asfalto. Se acercan dos hombres uniformados y
vuelven a ligar las cuerdas a la cruceta. Él se levanta robotizado y se incorpora a la hilera.
Por sus mejillas de madera caen dos lágrimas que inundan el pavimento. Miro a
mi alrededor, pero no distingo más color que el gris, ni reconozco más
sonido que el chirrido amargo de sus lloros al estrellarse contra el suelo.
Todos sollozan. Asustado empiezo a correr hacía la lejanía. La línea del
horizonte es cóncava y, entre ella y el cielo, sólo se alza el
vacío. Nadie me mira, nadie me habla. Me persiguen. Corro.
© Xavier Blanco 2012.
Qué miedo! El final es muy impactante con esa línea cóncava. Imagino que caerá en breve y tendrá un lloro de chirrido amargo.
ResponderEliminarUn abrazo
Ana, gracias por pasar y por comentar. Si, caerá, pero no por la linea cóncava, caerá pro las cuerdas que penden de su cuello, y de sus hombros.
EliminarUn abrazo
Una vez más, Xavier, logras encontrar el tono con el que enredarnos desde la priimera frase de tu relato.
ResponderEliminarCeñido a ese registro tuyo -que te destaca- consigues con frases cortas y contundentes generar en el lector un desasosiego profundo.
Lo increíble es que dentro de la fantasía logras encajar un esquema de acción posible que hace verosímil lo que leemos.
Un abrazo admirado.
Hola Pedro, gracias por seguir aquí, compartiendo con todos nosotros. Sí, este micro es muy mío, lo reconozco. La idea era trasmitir esa sensación de desasosiego, de desesperanza.
EliminarUn abrazo
Inquietante. Marionetas que sienten en un mundo que en el horizonte se termina.
ResponderEliminarMuy bueno, Xavier.
Un beso.
Sara, esas marionetas somos un poco todos nosotros, que aceptamos la injusta realidad que nos rodea. Hay que correr, aunque sea arrastrando las cuerdas.
EliminarUn abrazo
Agobiante, orínico. Personajes y acciones reales e imaginadas. Un mundo cóncavo: todos atrapados. ¿Por qué nos haces esto, Xavier?
ResponderEliminarUn abrazo... convexo.
Petra, gracias por ese abrazo convexo. Aunque parezca imaginario, todo es real. Sí, todos atrapados en la rutina, en el transitar sin rumbo, con el norte perdido, en el vivir sin soñar, en el vivir sin fantasía. Gracias Petra.
EliminarTal y como dice Pedro, consigues captar la atención desde la primera línea y arrastrarnos con ese tono onírico e irreal a una situación inquietante y extraña, pero creíble.
ResponderEliminarEspero que esa carrera final, esa huida, abra una puerta a la normalidad, a la esperanza.
Excelente micro.
Yolanda gracias por el comentario. Mi objetivo principal era dotar al texto de la máxima verosimilitud. Esa huída es la reveldía, es soltarse las cuerdas de la cruceta y correr por el camino de la voluntad.
EliminarUn abrazo
Ligando las cuerdas en la cruceta...Da miedo porque pasa.
ResponderEliminarMuy bueno.
Gracias CGD, creo que todos tenemos alguna vez esa sensación de ser simple amrionetas. Y por mas altoq ue miramos somos incapaces de ver la manoq ue mueve las crucetas.
EliminarUna abrazo
Corre... y que no te pillen.
ResponderEliminarLuisa, gracias por pasar y comentar. Un abrazo. Corro.
EliminarEl intento de dejarse llevar por lo que hace una mayoría cuando no sabes o no entiendes las cuerdas que los hacen pensar, es un intento en vano. Tu individuo se aleja corriendo de esa masa en hilera que es dirigida por unas cuerdas sociales en las que están atrapados. Corre despavorido, entiendo yo, porque siempre es raro hacer lo que no hace el resto. Y si encima le persiguen para atraparlo y devolverlo a la fila .... el desasosiego del microrrelato cobra mayor fuerza.
ResponderEliminarMe parece una metáfora en cierta forma de la vida, de una vida en la que somos marionetas de otros.
Me gusta Xavier, mucho.
Un abrazo.
Esa era la idea Laura, ese personaje intenta ser la voz de la rebeldía. Se escapa de la fila, que no es mas que el canon establecido, la rutina, lo correcto, lo que hay que hacer. Huye, con las cuerdas colgando, pero al final de su gesto sólo hay el vacío, lo desconocido, porque a veces en la vida hay que arriesgarse, y tomar decisiones, que pueden cambiar nuestro rumbo para siempre, y cuando eso ocurre casi nunca somos capaces de esbozar ese nuevoc amino, proque el miedo nos atenaza.
EliminarUn abrazo Laura.
Sólo somos una linea distópica.
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