Los amigos de La Esfera Cultural nos propusieron hacer un relato corto. El tema prometía "Con un par de narices". Intenté hilvanar Circo y nariz...y salió esto. En la página de La Esfera Cultural podéis leer el texto, sólo tenéis que picar aquí.. Podéis dejar un comentario allí o aquí.
Donde viven los pobres nunca
llega el Circo. Ahí, en el arrabal, no hay magia, ni siquiera llueven golosinas. Hoy todo está agitado, la desmesura se huele
en el ambiente: los niños descalzos, huérfanos de alegrías, corren hacia la
quebrada; los mayores acarrean sus
sillas de tijera, desvencijadas. Hay nervios. La muchedumbre se sienta
solícita y espera -donde viven los
pobres siempre esperan-. Otean el horizonte, todos están pendientes del viento:
sopla, ruge, brama. A lomos de la ventisca llega el Circo, nadie lo ha visto,
pero todos perciben sus fragancias. El suburbio se impregna de nuevos olores. Cierran
sus ojos y olfatean. Sobrevuelan vahos de júbilo. Emanan fantasías. Se perciben los
efluvios de la carpa, construida con aromas de mantequilla, bálsamos de menta y
esencias de caramelo. Sienten husmear las trompas de los elefantes y el silbido
de los cuchillos que lanza el oso hormiguero. Los niños huelen las risas de los
payasos. Dicen que este año actúa Pinocho, la mofeta malabarista y el topo de
nariz estrellada. Dicen tantas cosas.
Cuando se aquieta el viento se disipan los vapores, huyen las fragancias, desertan los
aromas. Se acabó el espectáculo, pero nadie aplaude. Regresan. Adultos y
pequeños, hombres y mujeres, en una fila ordenada, infinita, arrastran sus
sillas, tornan a sus quehaceres:
zanqueros de esperanzas, contorsionistas
de utopías, domadores de problemas, sólo saltimbanquis de la vida. Se
esfuman los aromas del Circo, pero permanece el olor fétido de la miseria, el tufo del hambre y el hedor de la muerte, también llamada “la Chata”. Algunas veces, cuando ya no queda
nada, sopla el viento. La fila avanza desde la lejanía, se huele en el
ambiente. Donde viven los pobres nunca llega el Circo.
Un relato cargado de nostalgia y dolor. Tiene fuerza.
ResponderEliminarGracias Cybrghost, si hay nostalgia y dolor. Esa es la imagen.
EliminarUn abrazo.
El tema propuesto por la Esfera no era fácil ni sencillo; querer unir las narices y un circo parece algo tremendamente difícil pero... evidentemente, para algunos entre los que te encuentras, es o al menos parece fácil o posible.
ResponderEliminarUn beso, Luisa.
Luisa, le di vueltas al tema de "las narices", y no se me ocurría nada. Al final me tiré por el Circo, para matar dos pájaros de un tiro. Le di muchas vueltas y encontré en mi mente este Circo que sólo se huele.
EliminarGracias por el comentario.
Como te dije allí, relato ganador. Me alegra poder compartir libro contigo. El relato es sensorial para el sentido del concurso. Gran imaginación de oficios circenses, y postura del lado de los oprimidos. Por poner un pego, aunque te entiendo: los pobres no están huérfanos de alegrías, casi cualquier cosa mínima les alegra. Espero que ganes, y si no, que sea yo (jeje)
ResponderEliminarJavier, tienes buen olfato, no gané, pero al final el relato quedó finalista. A mi también me alegra compartir el libro contigo, y ya son mas de uno.
EliminarUn abrazo.
Esta serie del circo se esta convirtiendo en una colección muy interesante con entidad propia que pide a grandes gritos publicación en papel. Es un texto de narices. Unir circo, narices y pobreza parece imposible pero uno lee este texto no puede más que quitarse el sombrero. Si pudiéramos quitarnos la nariz nos la quitaríamos Señor Blanco. Un abrazo.
ResponderEliminarMar, estos comentarios me ruborizan. Que yo soy un señor muy tímido. Seguiremos trabajando el tema, y cuando tengamos algo con consistencia lo intentaremos.
EliminarUn abrazo Mar.
También yo, me alegro de compartir lomo con usted, señor Xavier Blanco, artista de circos, malabarista de palabras, de aromas, de narices incluso.
ResponderEliminarAllí dejé también mi aportación y creo recordar que la primera sensación que me produjo - tristeza por la miseria y la pobreza de los que no tienen nada, ni siquiera un circo en el que reir - ahora se ha visto realzada con esta segunda lectura.
En cualquier caso...tus aromas ...también creo que tienen un gran recorrido en este concurso o en cualquier otro.
¡¡Suerte para mañana!! ¿era mañana, no?...
Un abrazo
Laura, gracias por el comentario, por este y por el de La Esfera. Tus comentarios siempre son muy especiales, me gustó unir circo y narices, y me gusta que utilices la palabra aromas, hay textos que se huelen, y esos me parecen excepcionales.
EliminarComo le decía a Ximens, también compartiremos libro contigo, y en nuestro caso será el tercero. Al final sabes que me acompañó la suerte, y mucho.
Un abrazo.
Un micro cargado de tristeza, de desazón, de desesperanza. Me resulta admirable cómo logras envolverlo con ese circo recurrente, que nos atrapa hasta a quienes no nos gusta el circo.
ResponderEliminarTengo claro que el día que publiques un libro de micros con temática circense, quiero un ejemplar de la primera edición.
Un abrazo, Don Xavier.
Pedro, si eso ocurre, si estos circos algún día ven el papel, no dudes que tendrás un ejemplar. Gracias por el comentario.
EliminarUn abrazo amigo.
No hay nada más tritemente popular, no hay nada que despierte más compasión que aquellos circos pequeños que llegaban a los barrios, o a los pueblos pequeños y desplazaban ese olor a tristeza del que hablas... muy chulo.
ResponderEliminarGracias Juan, sabes que me gusta verte por aquí, y leer tus comentarios.
EliminarUn abrazo