Hay días que te despiertas gris, lánguido, deslúcido, como las tardes de los domingos. Otros, amaneces denso, trabado, como esa niebla baja que cubre los campos del invierno. Algunos días clareas melancólico, taciturno, nostálgico, como el sonido de un violín que resuena morriña en las madrugadas del otoño, mientras el viento desnuda los árboles del parque.
Hay días que te levantas gris, tupido, taciturno y además desconsolado. Esos días escribes estas cosas, sólo palabras:
“…Estoy desolado, desértico, perdido, disipado…. No tengo nada que contar, nada que relatar, nada que escribir. Mi mente no responde, no siento nada, sólo el vacío. Presiento un lugar oscuro, recóndito, profundo, insondable. Intento recordar palabras, resonar dicciones: ternura, princesa, universo, cielo, rabia, tristeza, abatimiento…nada ¿qué representan? ¿quién me explica si significo algo, o si soy parte del significado? Ahí, dudando de mis dudas. Es el fin, el ocaso, el crepúsculo, la cesación. Deseas calma, tregua, quizás descanso. Nada.
Observo el entorno, miro mi alrededor, mi contorno: sólo diviso objetos, formas, caracteres. Distingo pero no percibo nada. ¿Abrigar ilusiones, sueños, quimeras, fantasías, utopías, imaginaciones? Nada. Sólo entelequias, ficciones, invenciones, angustias, cuentos. Tal vez mentiras. Me pesan los ojos, el fluir de la ira. Escucho voces, palabras sin significado. Desolación, miedo, vacío, pánico. Se han escapado las palabras, han huido los fonemas. Lo siento, hoy no he sido capaz de escribir nada. Nada, nada, nada, nada, nada…, apenas doce frases: he contado diez veces nada…”
Las palabras son así: tóxicas, veneno. Algunas veces bálsamo, medicina. Brisas de palabras, vientos, ráfagas, vendavales. Llueven las palabras, diluvian los vocablos, y cuando la mente clarea, un arcoíris de expresiones lo inunda todo: el gris se vuelve verde, azul, quizás rojo; la espesura torna nitidez, transparencia, y la melancolía resuena consuelo, fervor. En ese momento vuelves a transitar por el camino del optimismo y piensas que puede ser, que todo es posible, que vale la pena.
© Xavier Blanco 2011.
Qué bien escribes cuando no sabes qué escribir. Me gusta leer esa "nada" cargada de sensaciones tan conocidas. Al final, como dices, la mente clarea y todo recupera su color.
ResponderEliminarUn saludo.
Sara Lew
Gracias Sara,
ResponderEliminarEs difícil, muy difícil, separar la mente de la mano, escribir es un estado de ánimo, un conjunto de sensaciones, impulsos, sentimientos. Algunas veces solo NADA...pero al final del túnel siempre hay luz, siempre.
Un abrazo,
Xavier
"Y el verbo se hizo carne".
ResponderEliminarLa nada es un término absoluto, que tiene presencia en medio del todo, son los silencios elocuentes, la ausencia del algo, los espacios de la materia.
Es como el cero, delante suma, resta detrás, es un terreno sin transitar, vocablo por explicar, página en blanco, sueño por despertar.
Ya que finalmente nos encontraremos con la nada, hay que descubrir de que está compuesta, cual es su naturaleza y como actúa, no vaya a ser que nos perdamos en el todo.
Si eso es lo que sale un día malo, me muero de curiosidad por leer lo que escribes un día medio bueno. Una nada muy sólida y tupida.
ResponderEliminarHola Montse, es la primera vez que te percibo por aquí. Espero que podamos contar contigo otros días, bienvenida al CALEIDOSCOPIO. No tenemos muchas pretensiones, aquí encontrarás SOLO PALABRAS. A veces, entre la nada y el todo hay un camino muy corto, fugaz, efímero, es como transitar por el alambre, como un equilibrista, como un mago sin chistera. A veces nos caemos, y pocas conseguimos hacer magia…, lo seguimos intentando. Un abrazo
ResponderEliminarHasta en este comentario e bienvenida haces literatura. Soy un poco caótica pero mantendré una regularidad irregular dentro de mis posibilidades.
ResponderEliminarMontse,
ResponderEliminarMe gusta esa regularidad irregular, es como estar y no estar, como pasar y no quedarse, como transitar sin permanecer. Veo que has vuelto, y eso es lo realmente importante.
un abrazo
La NADA está llena de sensaciones y pensamientos.¿No será que nos resistimos a sacarlos a la luz?
ResponderEliminar-¿Qué miras?
-Nada
-¿Qué te poasa?
-Nada
-¿Por qué lloras?
-Por nada...
Y en esa palabra de respuesta ¡¡ Hay tantas cosas !!
Saludos, Xavier. Me gustó todo lo que sacaste de tu nada.
Hola Sinrima, eres como una sombra que merodea por este sendero. Gracias por pasar por aquí, es
ResponderEliminarespero que acabes quedándote.
Esa Nada es lo mas parecido al todo, es una frontera tenue, caprichosa, a veces solo depende de nuestros anhelos, de nuestros deseos. Que relativo es esto de la Nada.
Un abrazo ¿cómo va tu blog? tengo ganas de pasearme por ahí.
Gracias por interesarte por mi futuro blog.Aún está en la Nada.Estoy indecisa por dos motivos:
ResponderEliminarNo sé si sabré solucionar los problemas informáticos que, como novata,me surgirán. Y también dudo de si es mejor publicar en un blog propio o en un foro de literatura.
Si me decido, te lo diría; sería un placer contar con tu opinión.
Saludos.
Sinrima, empiezas a ser parte del camino, y eso me enorgullece. Sobre tu blog, un par de cuestiones:
ResponderEliminar-bloguer es muy fácil, incluso para mí, no tendrás ningún problema con la informática.
-la segunda decisión sólo es tuya, si quieres leer la entrevista que me hicieron para el premio "Blog del día" esa es mi filosofía sobre el mundo bloguer. El blog te permite tener tu espacio propio, a tu ritmo, como tu desees, como tu quieras. Cuenta conmigo,y me encantaría que se llamara Caleidoscopio, como ya te dije, todos son diferentes, y reflejan lo que somos, nuestros colores...
Un abrazo.