lunes, 11 de abril de 2011

64.. Relatos en cadena ...(5)

 © Sergi Fornasari. Castell de Taradell.














Esta semana presenté dos microrrelatos al concurso “relatos en cadena”. Máximo 100 palabras, y la frase de inicio obligada era "Ella sabrá lo que hace". Espero que os gusten. Seguiremos probando.

Viaje de negocios.
“Ella sabrá lo que hace”,  fueron los postreros cuchicheos que ausculté. Muchas risitas, y demasiada dentera, hay en esta empresa. El vuelo se me hizo eterno, cosas de la navegación aérea, especulé. Descendí del avión, ni rastro de la megalópolis que esperaba. Reconocí mi nombre en un letrero amanuense  que ostentosamente zarandeaban  mis anfitriones.  Me quedé allí quieta, observando sus rostros bronceados, sus guayabas impolutas, sus muecas socarronas. Recordé las risas de la oficina. Yo allí toda mona,  cuarenta grados a la sombra, medias negras, botas altas,  suéter lanero, y lo peor: mi abrigo de astracán. Todo sea por la compañía.

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Turno de noche.

-   Ella sabrá lo que hace.
-   Rafa, la cosa es grave. La niña ha llegado esta mañana diciendo que ha conocido a un tal Cervantes, “toda la noche cabalgando con Rocinante, mamá”. ¡Qué descoco!
-   Cosas de la edad.
-  No es la primera vez. Empezó con Quevedo, y el viernes el Calderón ese. Que la vida es sueño, dice. Muchos hombres para tan poca mujer. Perderás el trabajo, le contesté, y la descarada me respondió “madre tranquila, que me  sobra tiempo”. Ya te dije que no me gustaba el turno de noche. Tantos estudios, para acabar limpiando la Biblioteca de la Facultad.


 © Xavier Blanco 2011.

3 comentarios:

  1. Ella sabrá lo que hace.

    Pero hace como que nada pasa, juega a irrealidades, configurando un mundo a su medida, disfraza, esconde, miente, pensando que sus dotes de actuación la librarán de la verdad , buscando el falso halago que alimente su ego.

    Mientras el amor se le fue marchando.

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  2. Y sigue ahí en su palacio de cristal, en su mundo de opereta, oculta, agazapada detrás de su castillo de naipes. Actuando, interpretando su triste papel. Bebiendo uno doble de soberbia. Ahí, petulante, insolente, intentando engañár a la vida. La vista perdida, mira, observa, y ya no divisa sueños, sólo persite el horizonte.

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  3. Muy bien, me ha gustado sobre todo el segundo! Míriam

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