Ya nada era igual. Después de volver de su último viaje estelar, había sido detenido. Su carácter no era amigo de disciplinas. Lo juzgaron. Le cayó la peor de las condenas, la más dura de las sentencias: vida infinita. Lo metieron en una nave. Le inocularon el virus de la inmortalidad. Lo lanzaron al hiperespacio.
Sigue vagando por el cosmos, una Galaxia detrás de otra. Días, meses, años, siglos, errando por el firmamento. Sentado, quieto, su vista perdida en el horizonte. Sólo tiene un sueño. Una ilusión absurda. Una quimera irrealizable: expirar, fallecer, que mas pronto que tarde llegue el fatal desenlace.
Mejor con un poco de música. Supertram: Clika aquí
© Xavier Blanco 2011.
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“Los microrrelatos son una apuesta por la literatura futurista cuyas innovadoras técnicas responden a las exigencias de un mundo más moderno, donde el tiempo es plata y la prosa breve es oro (...). Se trata de una literatura que está muy cerca de la prosa poética y que, al mejor estilo de los haikus, se parece a un félido veloz y cimbreante, constituido más por músculos que por grasa.” (Víctor Montoya)
Espero que os guste....
¡Qué miedo! El sinsentido y la soledad eterna, ¿hay peor castigo? Míriam
ResponderEliminarEl hombre siempre buscó el elixir de la eterna juventud. La inmortalidad sigue siendo un sueño para muchos. ¿Venderías tu alma al diablo?. Que sería de nosotros si despues del invierno no llegara la primavera.
ResponderEliminarYo sí! Yo vendería mi alma al diablo por tener la voz de Van Morrison ;-) ... lo de la eternidad me seduce menos.
ResponderEliminarjusn luis
No esperaba menos de tí.
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