sábado, 19 de febrero de 2011

38 Al sol que más calienta.






No sé vosotros, pero yo más de una vez me he preguntado: "¿a qué dedican los ricos su tiempo libre?". Pero los ricos de verdad, esos que no dan un palo al agua. Banqueros, grandes empresarios, aristócratas y demás ralea. Esos que están llenos de criadas y niñeras.





Estos días mirando la prensa he encontrado una respuesta,  algunos se dedican a la horticultura.  No os equivoquéis, no hablo del cultivo de la patata, de la lechuga o del tomate, para eso ya mandan al servicio al mercado. Estos se dedican al huerto solar. Ahora me explico.


En España hay más de 54.000 instalaciones de energía fotovoltaica. El 40 % está en manos de fondos de inversión, millonarios, multinacionales y constructoras. Este distinguido grupo, recibirá en los próximos 25 años más de 30.000 millones de euros en subvenciones, con cargo a la tarifa de la luz, esa que pagamos todos. No falta ni uno: la Duquesa de Alba,  familias de renombre empresarial, constructoras, eléctricas, los Carbonell, Zara, Almirall, Abengoa, e incluso algunos imputados por el caso Gürtel - ¡vamos!, lo mejorcito de cada casa, beneficiándose de las energías renovables.
 
¡Qué susto me he dado! Es increíble. ¿Han caído abducidos por los cantos de sirena del ecologismo y de la sostenibilidad? Estos tipos han cambiado de trinchera, pensé al principio. Nada más lejos de la realidad. Mientras la burbuja inmobiliaria explotaba y el agua nos inundaba de fango y lodo a todos, barro en el que seguimos atrapados, ellos ya habían cambiado de bando, y allí estaban en la hamaca sentados, al sol que más calienta.


Ahí están ellos, tranquilos, en un sector que asegura ingresos fijos y garantizados por ley. ¡Qué listos son estos tipos!. Ellos siempre al lado del progreso: lo más nuevo, para los de siempre. Sólo hace unas semanas que  nuestro querido Gobierno nos comunicó un aumento en la tarifa de la luz del 10% , y el ministro de Industria clamaba que ese incremento no era para tanto, que equivalía al coste de  un simple café. Ahora vemos que nos quedamos sin el café y pronto nos quitarán también el croasán. Mientras eso ocurre, los de siempre siguen desayunando bufet libre. Hay cosas que nunca cambian.

© Xavier Blanco 2011.

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