Esta semana me percibo montado en un barco surcando los mares de la complacencia, pero ya sabemos como funciona esto y la calma siempre precede al naufragio. Ayer los amigos del Al otro lado del espejo, me publicaron este micro, que ha quedado finalista en el segundo concurso de relatos AOLDE en Facebook. El tema era el fin del mundo...y nada mas existió. Aquí lo tenéis, espero que os guste.
Las gotas de sudor se precipitaban por su frente. Su cuerpo se inflamaba. El sol de mediodía eclipsaba el horizonte; una polvareda negra, espesa y sofocante les hostigaba, garabateando en el cielo una caprichosa guadaña. Habían perdido el rumbo, demasiados días viajando sin norte, demasiadas noches sin estrellas. Miró a su alrededor, un mar de arena infinito los sitiaba. No quitaba ojo a sus hermanos, los pequeños deliraban. Quizás el olor pútrido y alcanforado, que impregnaba sus células olfativas, no les permitía respirar. El aire era espeso, denso. La muerte les perseguía sigilosa. Presentía sus pasos, cada vez más cercanos, medrando en la mudez del silencio. El cielo se oscureció. El rugir del viento penetró en sus oídos, como si una hecatombe hubiera partido en dos la bóveda celeste. Las lágrimas humedecieron su rostro. Los pequeños sollozaban. Hedía a tragedia. Presentía el final. Alzó la vista esperando alguna señal, una bandada de unicornios alados surcó el cielo.
© Xavier Blanco 2011.
Jose Francisco Díaz, "La Voz Silenciosa", lo había recitado en la radio hace algunos meses, aquí os dejo el audio.
Xavier, el micro es asfixiante, descorazonador, angustioso, triste. Pero la gran frase final lo salva, lo coloca en otra dimensión que aún me pregunto cúal es pero que me deja un regusto cataclísmico y esperanzador. Mar Horno
ResponderEliminarFelicidades. Como ha dicho mar, con esa bandada de unicornios consigues salvarnos del fin del mundo. Genial.
ResponderEliminarSaludillos
¿Y si fueran lobos disfrazados de unicornios?
ResponderEliminarHoy en día, con tanto adelanto tecnológico, nunca se sabe, uno no puede estar seguro hasta después de haberse acercado a ellos con un terroncillo de azúcar en la palma de la mano.
Y una semiautomática en la otra, por si acaso.
Enhorabuena, estás que te sales.
Felicidades! A mí también me recuerda a estar perdido en el desierto sin rumbo, supongo que por eso creo que lo que necesitaban estos chiquillos era un oasis.
ResponderEliminarBesos!
Quejica
http://soyquejica.blogspot.com
Enhorabuena!!!!
ResponderEliminarNo por la selección. Mejor dicho, no sólo por la selección. Enhorabuena por en micro extraordinario cuya atmosfera enrarecida y opresiva se resuelve, casi diríamos, con un pase de magia.
Gran hechizo, prestidigitador!
¡¿Otra vez?! ¡Qué semanita! ¡Deja un poco para los demás!!!!!!!
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, campeón.
Precioso el paso de esa claustrofobia a la bandada de unicornios. Y con La Voz, ni te cuento.
ResponderEliminarBesos siempre Xavier.
No repetiré todo lo expresado allí, pero si te daré la enhorabuena una vez más.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, por haber llevado esa bandada de unicornios a un fin del mundo tan aterrador, tan preciso en su yerma oquedad.
ResponderEliminarEnhorabuena¡ Escribiendo como lo haces, no me extraña que seas premiado. Un abrazo, Xavier.
Pues venga, otra vez ¡enhorabuena! y que conste que no me canso de estas noticias y el micro lo merece, esa atmosfera tan opresiva y tenebrosa aunque deja una puerta abierta a la esperanza con esos unicornios...
ResponderEliminarBesitos
Un fin del mundo recreando una visión particular, cuando parece todo oscuro y perdido, se abre un universo salvador con fabulosos seres alados...
ResponderEliminarEs posible que uno de ellos fuera :"..Mi unicornio azul ayer se me perdió,
pastando lo dejé y desapareció."el que canta Silvio
Me gustan tus escritos. Enhorabuena.
Maravilloso final, Xavier. Qué imagen tan hermosa, una bandada de unicornios alados. Precioso, repito. Ahora no sé si es para bien o para mal. En cualquier caso, llega la liberacíon.
ResponderEliminarUn abrazo.