Hace tiempo que escribí este texto, hoy lo recupero para compartirlo con vosotros. Le tengo un cariño especial...Los amigos de Breves no tan Breves lo publicaron en su espacio, hace ya algunos meses.
Llevaba horas esperando, sentada en aquella
silla de cuero envejecido. La sala era áspera y mortecina. Aparte de la señora
que la recepcionó al entrar, no había sido capaz de detectar presencia humana
alguna. Volvió a mirar el reloj. La puerta se abrió, y un señor bajito, sin
edad, con aire de persona instruida y voz grave, deletreó su nombre. Ella entró
en la consulta y, sin más dilación, se dejó caer en el diván, desbocada por sus
preocupaciones.
- No tengo nada contra papá Lewis, no me
canso de repetirlo. Él no pudo hacer más. Sí, ya lo sé, nunca llueve a gusto de
todos, pero tampoco es eso...
- Siga, por favor…
- Sí, sí, ya le cuento, sin más demora.
Fácil tampoco ha sido: apareció aquel conejo y después, eso de nadar en un mar
de lágrimas, crecer y decrecer, como si fuera una mujer elástica, y además lo
del abanico, y eso sólo fue el principio. Mi vida ha sido una pesadilla…
- No se pare por favor…
- La verdad, los animales me gustan: el
pato, el loro, el aguilucho, el ratón y el dodo.
- ¿Cómo dice?
- El DO-DO, normal que no lo conozca, hace
años que se extinguió. Vivía en las Islas Mauricio. Es como una paloma. Si
busca en la enciclopedia, mire la entrada "aves columbiformes".
Además es un ave que no vuela. Algunos animales me gustan más, y otros menos. Entre
estos últimos, el conejo blanco... y los gatos, esos tampoco…. - Se paró un
momento y, sin preguntar, bebió el líquido de un vaso que había en la mesita.
Saboreó el brebaje, esperó, pero no ocurrió nada. Bostezó. El señor parecía
contrariado.
-
Siga Señorita, no pare, que esto se pone interesante.
- Usted no sabe lo que es discutir con una
oruga azul, y ya no me paro a explicarle lo de la tortuga mutante, y lo del
señor cara de pez, sería demasiado largo - el matasanos la miró extrañada -.
Usted debe de creer que estoy loca. ¿Sabe qué? Ahora le hablaré de mí. No tengo
hijos, ni siquiera me casé; la verdad, nunca he conocido hombre alguno. Yo
siempre soñé con El Principito, era mi amor platónico, mi héroe, pero no tuve
oportunidad de conocerlo. Seguro que nos hubiéramos entendido a la perfección.
En el fondo los dos somos unos incomprendidos.
- ¿Y a qué se dedica usted? Seguía
mirándola.
- Es difícil de explicar. A mí me hubiera
gustado ser la Caperucita Roja. Incluso me hubiera conformado con protagonizar
Blancanieves, pero nunca me dejaron elegir.
- Dejemos por hoy la explicación. Mire esta
imagen y dígame que le sugiere.
- Señaló con el dedo. Aquí la tiene, la
reina de corazones.
- ¿Y cómo dice que se llama usted?
- Yo, Alicia…
- ¿Y de dónde dijo que venía?
- Se lo dije a la señora de la entrada, lo
anotó en la ficha sin mirarme y sin expresar palabra alguna. Si quiere también
se lo digo a usted, pero está en la ficha.
- Él observó la cartulina amarilla, llena de
anotaciones, Se la quedó mirando fijamente, cómo si un cataclismo hubiera
abierto una falla entre los dos. Interesante, dice usted que viene de “El
País de las Maravillas”. Grave no es, pero creo que la terapia será mas larga
de lo previsto.
© Xavier Blanco 2011.
Le sugeriría a Alicia que mire a su alrededor. No sería extraño que, mientras sueña con imposibles, el hombre de su vida ande cerca.
ResponderEliminarPrecioso cuento, Xavier.
Un abrazo
Ay Xavier, qué texto más maravilloso. Nunca me gustó ese libro, me daba miedo, y me daba mucha pena la pobre Alicia. Ahora compruebo que tenía razón, menudo vida, no me extraña que se haya ido al psicólogo. Y ese amor platónico con el Principito, otro pobre.Qué buena pareja. Un saludo maravilloso. Mar Horno.
ResponderEliminarExcelente adaptación del cuento ;) Muy bueno, Xavier.
ResponderEliminarHola, Xavier! A diferencia de Mar Horno, a mi me encanta Alicia. Y tu relato está genial. Si permanece un ratito más en la sala de espera tal vez aparezca El Principito. Es que todos los personajes de los cuentos son un poco para el diván.
ResponderEliminarUn abrazo!
PD: yo que el psicólogo investigaría la relación de Alicia con su padre. Se ha dicho cada cosa...
Yo te diría: "Siga, por favor" "Continúe usted con el cuento, que esto se pone interesante..." Me gustó tanto el relato que se me quedó corto.
ResponderEliminarCoincido con Mar: Nunca fui capaz de terminar el libro de Alicia, de niña me daba miedo, me agobiaba un montón. Quizá me anime a leerlo entero algún día :-)
Un abrazo.
Bueno Xavier, de nuevo mis felicitaciones.
ResponderEliminarEstupendo relato, me ha gustado tanto el fondo como la forma: Fresco.
Me gusta la voz que has dado a los personajes, aunque tengo que aclarar que Alicia es uno de mis personajes favoritos, junto al Sr. Pan. Así que sólo por eso, ya tenías mucho ganado conmigo.
Un saludo.
Y... va a continuar, a mí se me ha hecho corto...
ResponderEliminarBesitos
Si ya decía yo que esta Alicia en realidad era una señora que se había tomado unos tripis, jejeje, has plasmado lo que muchos pensamos.
ResponderEliminarA ver si hoy escribo algo, que me estoy volviendo vaga, jejeje. Un beso!
Quejica
http://soyquejica.blogspot.com
Me gusta "... bajito, sin edad". Xavier, este cuento escena dialogado está muy conseguido.
ResponderEliminarMuy bueno Xabier. Muy entretenido. Cariños
ResponderEliminarCreo que el dictamen final del doctor encierra una rendida declaración de amor. Pues no en vano sabe él que Alicia está sana, y es con dicho pretexto como pretende dilatar los encuentros, y cortejarla con la esperanza de estrechar lazos y forjar alianza.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Xavier, te escribe una enamorada del Principito y de Alicia en su País de las Maravillas. Cuando editaron hace un año el ilustrado de Alicia : corrí a buscarlo en la librería antes de que se agotara en las Navidades.
ResponderEliminarTu relato me lo voy a imprimir porque me encanta, y voy a buscarme un psicológo para ver qué me dice de 'lo mío'.
Fantástico y encantador el relato.
Voy a volver a leerlo por si me he dejado algo ...
Un abrazo des - demispalabras.
Gracias a tod@s por los comentarios, me gusta que os guste. Tenía en mente hacer una serie de personajes de cuento, de ficción, sentados en el diván, esto me da alas para hacer volar la imaginación, y si la musa se deja, intentaremos seguir el cuento. Tendré que hablar con el psicólogo para que nos haga un precio de grupo. Me ha encantado esa separación entre amantes y "detractores" de Alicia, yo si queréis os digo mi opinión "pero preferiría no hacerlo".
ResponderEliminarUn abrazo a todos
Me encanta. Y la vista del blog también. Supongo que fue muy duro para ella tener que cargar con todo lo que le dio papá Lewis pero todo lo que nos hubiésemos perdido de pequeños si no lo hubiera hecho...empezando por esta sesión de diván. Un abrazo.
ResponderEliminar¡¡Qué preciosa entrada!! Hace poco que viene de Oxford y llegué empapada de Alicia en el País de las Maravillas. De hecho, aproveché para escribir en mi blog una entrada comprobando que ese País de las Maravillas no es otro que el Oxford actual.
ResponderEliminarUn saludo!
Montse, gracias por pasar y por comentar. Dura vida esa la de nuestra querida Alicia, pero como bien dices, bonitos y bellos ratos hemos pasado con ella.
ResponderEliminarCGAparicio, bienvenida al Caleidoscopio. Y gracias por el comentario.
un abrazo a las dos