Las criaturas todavía dormitan. La madre cabizbaja ausculta sus
respiraciones pausadas y observa sus diminutos cuerpos sombreados por la luz
mortecina de las bombillas. Intenta sonreír, pero una mueca quebrada corta su
cara. No es fácil vivir en un pasadizo oscuro y respirar ese olor
descompuesto que invade cada resuello de sus existencias. Los pequeños se remueven
en el jergón regurgitando sueños. Pronto abrirán los ojos y sus anatomías
famélicas berrearán sustento; no hay más evasivas, tendrá que salir, pero sabe
que ahí fuera faltan basuras para tanto apetito. Ya no son los
gatos o esos perros desnutridos, ahora también hay que hostilizar contra los
humanos - esos seres harapientos, cercados por el miedo, capaces de matar por
un trozo de carne podrida -. Los retoños, ya despiertos, lloran. El
eco de la memoria martillea el silencio del túnel: ella husmea el olor de la
muerte, que avanza sigilosa disfrazada de hambre. En su mente resuenan
las historias que relataba el abuelo, cuando sus ancestros, engalanados por el
manto de la peste negra, hacían bailar al mundo la danza de los esqueletos.
© Xavier Blanco 2011.
Uff Xavier, que panorama más desolador... Espero que nunca lleguemos a eso.
ResponderEliminarNo importa el tema del que traten tus relatos, siempre suenan bellos, por esa riqueza de palabras que ostentan.
Un abrazo.
Xavier, o me sobra la palabra "niños", o es que no lo pillo, que será lo más seguro. Por eso, me paso más tarde a ver si lo cojo.
ResponderEliminarMiguel Ángel, tienes razón, podía confundir, lo he cambiado. Cuando vuelvas me dices...
ResponderEliminarFelicidades por tu premio.
Un abrazo
Jo, vaya noche de sábado que nos has estado preparando. No quiero saber quien habla, si es animal, humano o un humano que ya es animal; es terrible en cualquier caso. Porque está bien contado y la palabra "niños" no es más que una vuelta de tuerca más, lo que le impide renunciar y lo que le obliga a enfrentarse a eso que hay ahí fuera. Los niños son terribles para eso, lloran, hacen ruido, se quejan y te obligan a actuar aunque estés muerto de miedo.
ResponderEliminarMadre rata dispuesta a todo por alimentar a sus retoños.Pero el paisaje que describes fuera es desolador, espero que eso no llegue nunca, confio.
ResponderEliminarBesitos
Las crías regurgitando sueños es una imagen poderosa, en ese submundo de muerte y desolación.
ResponderEliminarMe parece muy bueno.
Un abrazo
Veo que sí lo había entendido. Mes fascina como describres ese mundo de alcantarilla, de callejón basurero. Qué triste, Xavier, que hasta las ratas estén sufriendo esta crisis y tengan como rivales a los humanos. Y es que, por desgracia, esto no es ya sólo un relato genialmente contado.
ResponderEliminarUn abrazo, company
Describes una terrible situación, como la real hambruna, en la que muchos humanos, en el abandonado tercer mundo, se encuentran.
ResponderEliminarRiqueza en el lenguaje y en cada frase.
Me gusta.
Saludos.
Gatos, perros, ratas y humanos disputándose la basura. Terríble. Excelentemente contado desde esa perspectiva de la rattus que hace que uno sienta un poco de compasión por tan asquerosos bichos y su añoranza de su imperio perdido. Esa referencia a la peste negra, a otros tiempos en que eran ellas eran las reinas del mundo, propagando la muerte por doquier. ¡Qué bien escribes Xavier!, siempre es un placer leerte. Un saludo.
ResponderEliminarEse mundo existió, existe y existirá. Solo que no lo vemos, ¿verdad? No en nuestras calles...
ResponderEliminarAbrazos domingueros.
Parece que entramos en el mismo escenario, disputándonos las migajas del sistema, mientras lo siguen esquilmando.
ResponderEliminar"...ella husmea el olor de la muerte, que avanza sigilosa disfrazada de hambre..."
ResponderEliminar¡Que placer!
Lo cierto, Xavier, es que resulta igual el tema que abordes, porque los conquistas todos con una maestría admirable. Por absurdo que pueda parecer lo que voy a decir, me gusta el escenario que has dibujado. No por lo que promete, sino por cómo está trabajado.
Ya me gustaría hacerte una de esas críticas constructivas que ayudan a mejorar, pero no encuentro el flanco por donde meter el cuchillo.
Un abrazo.
Sara, desgraciadamente ese futuro ya es presente en muchas partes del planeta, donde ratas y hombres luchan en los mismos vertederos.
ResponderEliminarLuisa, Elysa, los hijos son una dosis de vitalidad infinita, un acicate, y esa madre saldrá ahí fuera, y se enfrentará al mundo.
Albada, me alegra verte por aquí otra vez.
Miguel Ángel, sabía que lo habías entendido a la primera, pero tu recomendación ayuda a concretar el entorno. El mundo hace demasiado tiempo que está transitando por un túnel.
Un abrazo
Gracias Anna, esa es la idea de fondo, un mundo futuro que es el presente de muchas partes del planeta.
ResponderEliminarMar, el placer es tenerte aquí tan a menudo.
Odys, hay otros mundos, pero están en este.
Así es Gorka, al final siempre luchan los mismos por las mismas migajas.
Pedro, esa es mi frase preferida del texto, le di alguna vuelta hasta llegar a ella.
Gracias por pasar y critica, sin piedad, no hay problema.
Un abrazo
Yo pienso que has trabajado muy bien, muy a fondo, la ambigüedad. Un texto muy apocalíptico para mi gusto, pero donde se nota un empleo a fondo del escritor. Abrazos con retraso.
ResponderEliminarMe gusta mucho, salvo el título que desvela a los protagonistas. Lugar común: luz mortecina. Lástima que esto no lo lean los que están en su burbuja. Eres un poco fenómeno narrando, no lo dejes.
ResponderEliminarXavier, piénsate en eliminar la verificación de palabras tras el comentario, es un coñazo.
ResponderEliminarSí Xavier, somos como esas ratas, y los que vengan más, el mundo está mal y yo no encontraría otra mejor forma de plasmarlo en un escrito.
ResponderEliminarUn beso!
Quejica
http://soyquejica.blogspot.com
Gracias Susana, tus palabras siempre son bienvenidas. Este texto me gusta.
ResponderEliminarXimens, debe ser cosa de Bloguer, no tengo activada esa función de verificación. Mi blog y tú os tenéis manía...
Pensé el título, y lo cambié varias veces, le daré una vuelta. Los de la burbuja sólo leen los índices bursátiles y los intereses de la deuda, lo demás no les interesa.
Quejica, siempre es una alegría verte por aquí.
Una abrazo
Este relato me gustó mucho, Xavier. Lo leía desde dentro del túnel, sentía la tensión animal de una hembra ante la necesidad de supervivencia.
ResponderEliminarFelicitación y... un abrazote