A Elisa no le gusta la oscuridad. Ella
sabe que esos alaridos que la arañan se esconden ahí, detrás del espejo.
Siempre regresan, como insectos que
corroen la podredumbre, con sus carcajadas funestas y sus fauces
desdentadas. Agazapada entre las
sábanas, sus ojos desorbitados sólo son
capaces de reconocer su tenue anatomía reflejada en el cristal de la ventana.
Necesita chillar, pero el terror
paraliza el fluir de sus venas y su garganta se sofoca atenazada por el puño
frío del pánico. Gritan sus ojos. Extinguida, esconde su contorno frágil en ese
ataúd de los sueños y solloza el silencio de la noche. Intenta dormir pero sólo
llora.
Con el amanecer, el miedo huye, se desvanece
en el aire. El sol de la mañana chispea
en sus ojos. Las volutas de polvo revolotean risueñas y lloviznan caramelos.
Con el día llegan esos señores de bata blanca y pastillas azules: “¿han
venido esta noche?”, preguntan. Ella niega con la cabeza mientras esconde sus
brazos lacerados por la larva del desasosiego. Puede que hoy le quiten las
correas y consiga tocar la hierba.
A media tarde deambula cabizbaja por el
patio. El ocaso trepida en su dermis. La negrura acecha agazapada tras el
horizonte. Ésa que araña su cuerpo y ahoga su garganta, ésa que regresa
siempre. Elisa retorna a su habitación
perseguida por el aliento de la noche, que resopla en su cuello. Una soledad
prepotente cerca su contorno, como si la
bolsa amniótica de la existencia se hubiera roto hecha añicos. No quiere
dormir. Abre el ventanal. Corta el cordón umbilical que le une a la vida y,
retando a la ley de la gravedad, se arroja al vacío. Mientras su cuerpo
peregrina por el acantilado de la muerte, su voz diminuta repite sincopada:
“están ahí, detrás del espejo”. Queda extendida, garabateada en el asfalto. Yo la vi caer, pero aquí nadie sabe de nadie.
© Xavier Blanco 2012
Como si de un coletazo terrorífico se tratara, aterriza tu texto en mis manos, en el día que debía escribir un "relato de terror" para el taller de escritura. Has conseguido producir un escalofrío al imaginarme a los seres que alimentan las paranoias de las personas que disocian la realidad de sus ficciones, y no pueden escapar de estas últimas.
ResponderEliminarMe quedo con esta frase que me ha impactado : "Extinguida, esconde su contorno frágil en ese ataúd de los sueños y solloza el silencio de la noche".
Buen microrelato, con tintes de terror en los ojos de la protagonista, y pinceladas de arte en las manos que lo gestaron.
Un abrazo de Laura.
Laura, hoy coincido con Pedro, se que me perdonarás, no es un relato de terror, al contrario, Elisa decide liberarse de esa existencia rota, de su mente quebrada, saltando desde la ventana. La muerte la libera de ese terror que cerca su vida, de esa noche perenne.
EliminarEsa frase es una de mis preferidas, para ella esa cama se ha convertido en un ataúd, y el sueño en una terrible pesadilla...espero que ese relato que estás construyendo lo podamos leer en tu blog.
Un abrazo Laura y gracias por pasar y por tus comentarios.
Es un relato que acojona. Tiene frases tremendas que demuestran un manejo impresionante de las figuras literarias, y muy buenas. Personalmente me gustan tus frases, una por una, pero en conjunto pueden resultar excesivas, algo barrocas, exceso de arte, Xavi. Me quedo con cualquiera, por ejemplo, la sinestesia "Gritan sus ojos"
ResponderEliminarJavier, te echaba de menos por aquí, esos comentarios tuyos, siempre medidos, siempre sinceros. Te diré una cosa ahora que nadie nos escucha, coincido contigo, el texto es recargadito, tendría que pasarme una patina de sencillez, solo Dios -que además no existe- sabe que lo intento, pero de momento los resultados son nímios, lo seguiremos intentando.
EliminarUn abrazo amigo,
Me ha encantado Xavier! He mordido el miedo, he temblado, me he esperanzado y finalmente he volado.
ResponderEliminarHas hilado unas frases tremendas, conmovedoras... muy tuyas, de tú universo. Reconozco que me atraen esas soledades, hoy las he vuelto a disfrutar.
Un abrazo!
Mónica, has vuelto y eso es motivo de alegría. Esa era la idea: negro-blanco y muerte. Si los has visto, si lo has sentido, objetivo cumplido.
EliminarUn abrazo
Para mi, al contrario que para Laura, no es un relato de terror este que nos regalas, Xavier, pero si uno que logra que la desazón te invada a media que transcurre su lectura. Llegas al final sintiendo que el alma te pesa. Ignoro si esa era tu intención, pero si lo era, el resultado es magnífico.
ResponderEliminarAcogiéndome a la ABLACC, te sobra el "sólo" de la frase final. En mi opinión -lega- ese sólo deja al narrador en falso. Si sólo la ve caer, ¿cómo sabe todo lo demás? No sé, lo he leído varias veces y en todas me chirría. Si él, sin embargo, creo que queda redondo.
En cualquier caso, asumiendo que yo esté equivocado, el relato me parece excelente.
Un abrazo,
Pedro, le he contestado a Laura, y coincido contigo, no es un relato de terror, es un relato de desasosiego, de desolación...
EliminarTe he hecho caso, y he quitado el "sólo",tienes razón, pero el narrador es una compañera del manicomio, una amigada de confidencias, de locuras, pero creo que queda mejor sin el "Sólo", tendría que hacer caso a Ximens y aligerar el texto...
Un abrazo Pedro.
Vivir presa de su locura, del terror que amenaza sus noches, sobrevivir a base de pastillas que la dejan inconsciente sumida en la bruma no es vida, es hundirse más en la pesadilla...
ResponderEliminarMe ha encantado tu relato Xavier. Gracias.
Besos desde el aire
Qué desolador relato, qué sensaciones a las que te va llevando, puede que el texto esté recargadito como decís, pero a mi me va metiendo más a fondo y pienso que Elisa, en su delirio, quiere escapar, por eso es más inteligente que sus médicos y les engaña para que la dejen libre y poder saltar al vacío, para liberarse de tanta angustia.
ResponderEliminarMuy bueno tu relato Xavier,
Me encanta de tus textos ese privilegio y cariño que hay por la metáfora; la metáfora acompaña los hechos que siguen sucediendo y entonces se produce una mixtura muy interesante entre argumento y poesía.
ResponderEliminarEn este caso coincido con Ximens, en algunas partes se embotan los adjetivos y las imágenes... pero qué bello acarrear un "exceso de sensibilidad" en los párrafos; quizás la unión de esas imágenes hace que pierdan fuerza en el conjunto,,, hablando de imágenes, me encantó la del cordón umbilical ¿Que es un loco sino un alma sin madre?,
No lo veo como un texto de terror, pero tampoco sé si es de liberación. Yo diría que es de huida, puesto que la muerte es un misterio ir a ella escapando del dolor es como meterse en el bosque mientras uno corre delante de la bestia... pero no sé, me lo voy pensando-sintiendo, muchas gracias por compartir.
Un fuerte abrazo.
Madre mía, Xavier, me acongojaba cuando lo leí la primera vez pero ahora que lo has pulido y ampliado con ese suicidio final, me ahoga. Está lleno de frases que son una joya por sí mismas. Me gusta encontrarme esa "lluvia de caramelos" en varios de tus últimos micros, donde los temas son brutales, pero ese pequeño detalle, nos da cierta esperanza.
ResponderEliminarDesolador retrato de la enfermadad mental, sea la que sea. Rematado con ese dominio tan bestial del lenguaje. Un abrazo.
Mi relación con los espejos es un tanto peculiar o sea que con el título ya me has enganchado. Y por supuesto con el micro de una tristeza brutal por más que al final sea la liberación. Tienes frases y metáforas realmentes bellas y expresivas.
ResponderEliminarBesitos
Te diré que admiro tu capacidad de encontrar imágenes llenas de riqueza lingüística . Siempre creas mundos íntimos y personales y llevas el ritmo de manera magistral y envidiable. Cada cual tiene su estilo y el tuyo difícilmente va a ser sencillo, ni tiene por que serlo.
ResponderEliminarSólo te diré una cosa: espero que esos mundos no sean debidos a ver solo la parte pesimista de la vida.
El mundo sigue teniendo rayos luminosos, sonrisas y alegría y niños, y felicidad, a pesar de todo. Y eso te deseo. Un abrazo.
En tu nivel, compañero, formidables construcciones, frase a frase.
ResponderEliminarYo, por añdir algo ditinto a tu buen hacer, creo que tu interés por "enriquecer" el lenguaje convierte la historia en un contexto que no sé si podríamos llamarlo "gótico", donde el terror o el dolor de la situación está enmarcado por un anhelo de belleza, que lo aleja, en cierto sentido, del lector. Con un lenguaje más directo y más sobrio es posible que la historia se recrudecería, pero... ya sería otra historia ja ja ja. Enhorabuena, Xavi