jueves, 27 de enero de 2011

24 La hora de los ciudadanos, la oportunidad de los remeros.



Tiempos duros, éstos que nos han tocado vivir. El sistema capitalista hace aguas. El barco hace tiempo que va a la deriva y el armador, impasible, sigue gritando “más madera”. ¡Qué suerte tiene esos tiburones!, esto de la crisis les vale igual para un roto que para un descosido: para bajar los salarios, para fulminar derechos que han costado años y luchas  conseguir,  para convertir el Estado del Bienestar en una jungla ingobernable... pero sobre todo sirve para cambiar nuestra libertad por miedo, y el miedo por obediencia. Son los tiempos del chantaje permanente: el de los mercados, el de los Gobiernos,  el de los dueños del dinero, el de los amos del trabajo. La ecuación es sencilla, cuanto más miedo en el ambiente más baratos salen los remeros.   

Dicen que esta es la época del conocimiento. Miro a mi alrededor: cuánta mediocridad, cuánto desatino. Esa forma de Gobierno y también de Oposición, a golpe de titular, de miedo escénico, de "cueste lo que cueste", que diría Zapatero. Las ”Cospedales”, los” Gonzalezpons”, las “Leirespajines”,  los “Mascolells” y el resto de la cuadrilla, vaya tropa. Ya está bien de tanto mago, de tanto  ilusionista, de tanto conejo en la chistera, de tanta tomadura de pelo. ¿Podrían mirar a su alrededor, bajar unos cuantos escalones y tocar con los pies en el suelo? Ahí abajo hay personas, ciudadanos, hombres y mujeres, hijos que crecen, sueños  que se rompen, ilusiones, cristales rotos, problemas, angustias  e hipotecas, muchas hipotecas. Los remeros están agotados, hartos de tanto desprecio y de tanta desconsideración.

Lo siento pero no puedo con ellos: ese esfuerzo titánico por emular a Pepe Gotera y Otilio, esos Carpantas del coso político patrio, con menos visión de futuro que Rompetechos. En este país sobra ruido y falta reflexión.  Esa obsesión por simplificar el discurso, por hablar de lo intrascendente... ya está bien de parches, de ungüentos, de cataplasmas,  de remiendos de “Zapatero”.

Que la olla del alquimista ya huele a podrido y los vapores que emanan nos están intoxicando a todos. Que la culpa no es de los emigrantes, ni de los sindicatos, ni de los nacionalistas, ni de la España de las Autonomías, ni de los homosexuales. Que la culpa la tienen las hipotecas basura; la circulación descontrolada de capitales; los paraísos fiscales; la falta de transparencia; los grandes bancos y las grandes corporaciones; las desigualdades sociales entre países ricos y pobres...me falta papel. Que el problema son ellos, el sistema, su soberbia, su codicia, su incompetencia, su falta de ideario, su desprecio a lo colectivo,  su incapacidad para abordar los problemas reales de los ciudadanos. Su desprecio al futuro, no al suyo, sino al de todos nosotros.

Ya no. No podemos delegar  nuestro porvenir en estas gentes. El barco navega en la dirección equivocada, cada vez mas alejado de los intereses de la mayoría. El barco se estrella contra el arrecife, y ellos, cual rata común -como han hecho siempre-, saltarán por la borda antes del desastre final. El temporal arrecia, son malos tiempos para los remeros.

Hay que rebelarse y coger el timón de nuestro destino: es la hora de los ciudadanos, es la oportunidad de los remeros. Hacemos oír nuestra voz y nos adueñamos de nuestro futuro, o la calle desbocada hará oír su brutalidad, que es lo que ellos quieren. 

© Xavier Blanco 2011.

2 comentarios:

  1. Es posible que sigamos dormidos ante tanta orquestación? que mas tienen que hacer para que movamos??? No miramos a los lados, parece el barco del sálvese quien pueda, sin entendre que la única manera de cambiar de rumbo es que entre todos mivamos el timón, ya que los que lo tienen por mano no lo saben hacer. Parece que aquellos países llenos de "fanáticos", cómo nos hacen creer, tienen mas claro que la movilización es el camino, aún no entiendo como con años de crisis cómo llavamos aún no hay movilizaciones cada día pidiendo que se cumplan los derechos funtamentales, ente ellos el derecho a un trabajo digno...

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  2. Observando con atención todos los desafíos que plantea nuestra actual forma de vivir, al ciudadano común se le hacen inabarcables y como un consumidor vencido, se entrega a la voracidad de los deseos inducidos.

    Tenemos que recordar que formamos parte integra de un mismo universo, que necesitamos que siga rotando y empuje muestro movimiento. Respeto por la naturaleza.

    Que la justicia solo es un valor sostenible en reciprocidad y que siempre requiere de defensa. Debemos ser más exigentes con nuestros representantes políticos, a fin de conseguir que se cumplan los compromisos adquiridos.

    El dinero se produce a través del esfuerzo colectivo y no tiene sentido dárselo a quienes solo quiere acapararlo y lo utilizan en aras del mayor beneficio explotando países, niños y personas condenándoles a la miseria.

    Si conseguimos mostrarnos consecuentes en cada pequeña o gran decisión y nos alejamos de ilusiones insostenibles, como en el efecto mariposa, tendremos la capacidad de cambiar las cosas y acercarnos a ese sueño de todos hacia un mañana mejor.

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