Hoy os presento a Ninon Martí, es una amiga. Ella también pertenece a ese gremio de los artesanos de palabras: ella es una funambulista, una acróbata, una equilibrista de las letras. Hoy nos agasaja con estos versos, con un poema inmenso que ella ha titulado “El tiempo”.
El tiempo que es todo y quizás nada; el tiempo que pasa sin darnos cuenta; el tiempo que nos ofrece insaciable y nos quita, desesperado; el tiempo, el maldito tiempo, que no es más que la vida que corre cuando queremos que se pare y necesitamos que nos mime; el tiempo que se convierte en silencio, tal vez en desierto, cuando más lo deseamos. Como nos dice Ninon, "el tiempo es el dios y el diablo".
Cuando lees estos versos te das cuenta que Ninon hace magia con las palabras, que ella es lo más parecido a un mago, a un predigistador. Es una ilusionista de los vocablos, y nosotros somos unos afortunados, ya que podemos compartir su magia, deleitarnos con sus versos.
EL TIEMPO.
El tiempo es el dios y el diablo:
¿con cuál de ellos estaré negociando esta vez?
Tengo una vida tan provisional
como la que anhela una prostituta ingenua:
un amor desmayado,
un vestido oscuro
y una madre torpe:
a la espera vivo reservando el placer.
En un tiempo-diablo, resisto:
si resistir es
llenar mis pulmones de mentiras piadosas.
Pulmones de mentiras seguras
donde establecerme y tener y tener y tener.
Tener y envejecer, que es
trasladarme imantada hacia la estupidez o lo simple.
En un tiempo diablo no me atrevo:
a mí,
a ser,
a abrazar el miedo que veo,
a matar el significante de esta vida,
a asumir este dolor que siento, como mío:
única manera posible de vivir y morir como un Hombre.
¿Por qué decimos “no tengo tiempo”
cuando es el tiempo quien nos posee,
cuando es el tiempo quien se queda con nuestras provisiones:
nuestros amores,
nuestros vestidos,
nuestras madres,
cuando soñar esperando nos atrofia la vida?
¿Por qué decimos “no tengo tiempo”
cuando es el tiempo quien un mal día
ya no nos sostiene más?
Os dejará caer. Sino miradme:
rodar, chocar y volar.
Pero en lo breve buscaré algo eterno,
y que esta caída mía
me sirva entonces para planear.como la que anhela una prostituta ingenua:
un amor desmayado,
un vestido oscuro
y una madre torpe:
a la espera vivo reservando el placer.
En un tiempo-diablo, resisto:
si resistir es
llenar mis pulmones de mentiras piadosas.
Pulmones de mentiras seguras
donde establecerme y tener y tener y tener.
Tener y envejecer, que es
trasladarme imantada hacia la estupidez o lo simple.
En un tiempo diablo no me atrevo:
a mí,
a ser,
a abrazar el miedo que veo,
a matar el significante de esta vida,
a asumir este dolor que siento, como mío:
única manera posible de vivir y morir como un Hombre.
¿Por qué decimos “no tengo tiempo”
cuando es el tiempo quien nos posee,
cuando es el tiempo quien se queda con nuestras provisiones:
nuestros amores,
nuestros vestidos,
nuestras madres,
cuando soñar esperando nos atrofia la vida?
¿Por qué decimos “no tengo tiempo”
cuando es el tiempo quien un mal día
ya no nos sostiene más?
Os dejará caer. Sino miradme:
rodar, chocar y volar.
Pero en lo breve buscaré algo eterno,
y que esta caída mía
Planeo yo
y lo que quise ser y nunca fui.
Yo
y lo que llegué a ser sin siquiera haberme atrevido a soñarlo.
Planeo y busco otras vistas, en lo breve.
Y me cruzo en tu caída,
si es que buscas algo eterno
en lo breve.
Es de repente, en el ahora efímero,
que este vértigo llega a parecerme un seductor eterno
descalzo y rico,
ingrávido y viejo.
Ahora de repente,
sueño en un tiempo-dios,
en el que cada mañana despierto en el otro extremo del universo.
Cabalgo y cabalgo.
Cabalgo todas las dimensiones hasta aburrirme.
Me expando y me curvo,
junto con el espacio y los tiempos:
¡libre!
Libre entre el polvo hielo:
radiación, nebulosas, rojo azul luz.
Así vuelo de lado a lado de la galaxia:
hasta aburrirme.
Y después de todo
bajo ligera, sin cargas,
y empiezo mi día sin preguntarme quién soy y por qué.
Y desde la tranquilidad de mi espíritu
no temo significados.
Sólo soy ingravidez temporal.
No me temo insignificante,
luego vivo y moriré como un Hombre.
Tengo mil horas
y no tengo ninguna,
vaya el tiempo al dios y al diablo,
y que negocien ellos esta vez.
Autor: Ninon Martí.
el tiempo, algo que solo existe acá, nos enyuga ,nos martiriza, nos gobierna
ResponderEliminares un titán inmisericorde en nuestra existencia
y tu amiga lo ha plasmado muy bien
Felicitaciones por su trabajo y a ti por compartirlo
Abrazo regrande!!!
buen inicio de semana:)
Un montón de reflexiones vestidas de verso. Precioso.
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