El año había transitado hirsuto, la tormenta de la vida seguía arreciando, y el huracán del destino soplaba esforzado, derribando sueños e ilusiones. Cerramos las maletas con desgana, sin anhelos; sólo Pablo, el pequeño, mantenía la alegría en su semblante, indultado de tanta lamentación. Los días sucedieron cansinos, desencantados, uno detrás de otro, simulando una procesión doliente. La sonrisa de Pablo, sus castillos de arena y sus chapoteos menudos, rasgaban la monotonía, tiñendo de color aquel gris que cercaba todo. Una mañana, cuando las campanas del estío tocaban a regreso, visitamos “Los Jardines Secretos”, sugerente nombre, pensé. En la inmediación, el gris se fue tornando añil, verde, púrpura…, como si el arcoíris hubiera cortado el horizonte, coloreando nuestras almas. Sin pretenderlo, descubrimos que los árboles tienen nombre: encinas, tamarindos, arces…, que el viento susurra, ronronea, incluso habla. Pablo miraba absorto, olía ensimismado, escuchaba embelesado. Contagiados de esa quietud, de esa serenidad que nos envolvía, disimulado, saqué la bolsa de los deseos, y fui distrayendo el aroma de lavanda, el gorjeo de un ave, la sombra de un eucalipto, el matiz de una rosa, el azul del cielo... Con esa despensa franquearemos el invierno, soñando retornar al paraíso.
© Xavier Blanco 2011.
© Xavier Blanco 2011.
Este microrrelato participa en el “Primer Certamen de relato corto Los Jardines Secretos”.
El concurso tiene un blog: JARDINES SECRETOS. Ahí podéis leer las bases, ver los textos de los participantes y enviar vuestros relatos.
Es hipnotizador. Casi puedo verte dando latigazos al aire mientras las palabras se ordenan a tu antojo.
ResponderEliminarQué bello, Xavier. Se observa, se toca, se huele. Despierta los sentidos tu jardín.
ResponderEliminarUn saludo.
Montse, Gracias por los comentarios.
ResponderEliminarAlgunas veces echo de menos ese látigo, pero las palabras son demasiado sutiles para ese instrumento, hay que susurrarles, caen como la lluvia y caprichosas te mojan, o te empapan.
Gracis por pasar y comentar...
Sara, entré en la página del Jardín Secreto y me dio esas sensaciones, que he intentado transmitir en el microrrelato, si lo hemos conseguido, misión cumplida. Envié otro, menos sutil, que también está colgado en la página del concurso.
Un abrazo y gracias por pasar por aquí.
Xavier
la mejor de las suertes Xavi , dese ya pienso que serás un finalista y hasta un ganador, tu pluma tiene mucho duende
ResponderEliminary escribir acotado y conciso no es nada fácil
pero tu lo logras fluídamente
un abrazo regrande y las mejores vibras para ti
muchas gracias por tus ánimos, sin duda ahora pondré más ojo en dónde dejo mis respaldos
Elisa, gracias por los ánimos, y por los parabienes. Participando ya lo pasamos bien, los premios quedan muy lejanos, hay mucha calidad en la blogosfera. uno continua siendo un aprendiz de las palabras.
ResponderEliminarUn abrazo amiga,
Xavier
Continuas sorprendiendome, francamente muy magico y deseando recolectar para sobrevivir al gris invierno.
ResponderEliminarMarina
Buscaba el alojamiento de los deseos para poder desterrar los insatisfechos, se interrogaba porque laberintos de la mente hallaría la línea de encuentro con la ilusión perdida, como desearía de nuevo.
ResponderEliminarSe fijó en el escaparate lleno de propuestas, deseos para todos los apetitos, deseos para todos los momentos, deseos de más deseos, esa satisfacción que tan poco dura y que empuja a por la siguiente, en la búsqueda permanente de la consecución.
Cuanto deseo del deseo hace falta para hallar la plenitud ?