viernes, 28 de octubre de 2011

197 Los muertos no hablan.

La lluvia continuaba tamborileando la techumbre. Las gotas resbalaban por los cristales opacos, semejando lágrimas, lloros cansados. La muchedumbre comprimía la estancia -un espacio diminuto y descarnado-. La humedad impregnaba, carcomía los huesos; el aire  pastoso,  mefítico, convertía el aposento en un hontanar. Siempre la lluvia, la maldita lluvia que no respeta ni a los muertos. La luz de la noche encumbraba el féretro, y aquella tez pálida cortada por una sonrisa irónica presidía la sala, como si se tratara de un tótem, de un árbol sagrado.  María, ataviada con su máscara de pena, disfrazada de negro azabache observaba: no hay peor muerte que el mutismo del velatorio, peor martirio que la melodía fúnebre que canturrea un coro de plañideras cercando el ataúd. En ese instante,  cuando el silencio de la expiración desgarraba sus tímpanos, sin razón aparente, como si las campanas de la iglesia hubieran tocado a retirada, la gente, los amigos, los familiares, empezaron a desfilar marcialmente. Se fueron despidiendo, uno detrás de otro, en fila, ordenados. Ella, como si fuera una enseña, una triste bandera,  sentía sus abrazos sudorosos, sus resuellos fétidos, sus pésames cansinos. 

Ya sola, miró la luna, insignificante, acuchillada por la lluvia, suspendida en ese cielo desabrigado de estrellas. Cerró la puerta y abrió su alma, desbordada de lamentos. Contempló por última vez el sarcófago, el cuerpo de su marido amortajado, su mirada pétrea. Su sombra, obligada por la luz alicaída de la vela, se reflejaba en el techo desconchado, raído por el tiempo, y fragmentada en mil pedazos eclipsaba su cuerpo diminuto. Tragó saliva invadida por el miedo. Cansada, asediada por la vida, se dejó caer en el escaño, fue capaz de mirarlo otra vez, la última. Creyó escuchar su voz, se estremeció al pensar que podía ser un sueño, una pesadilla,  que la puerta se volvería a abrir y él, esbozando una sonrisa macabra, traspasaría el umbral. Se quedó sin aliento, se asfixiaba, su boca garabateó una sonrisa, tantos años sin respirar que su cuerpo se había acostumbrado a vivir sin aire: los muertos no hablan, no gritan, ni siquiera maltratan, pensó. Los muertos están muertos, no son nada, sólo pasto de gusanos, recuerdo de beatas.  “Con la cuchara que escojas comerás”, le dijo su madre días antes de casarse, cuántas veces recordó aquella sentencia, treinta años comiendo sobras, ayunando felicidad. Miró la garrafa de aguardiente, solitaria encima de la mesa,  llena de veneno, de ese  bebedizo que había finiquitado la vida de su marido, que había lacerado la suya durante treinta años. Poco para toda una vida. 

Se quitó la máscara, se despojó de esas ropas enlutadas, se hubiera quitado la dermis si hubiera podido; dispuso la maleta sobre la cama, que rellenó con cuatro trapos y un par de zapatos. Cerró la puerta con fuerza. La muerte llega en un relámpago, en un instante, pero la vida es eterna, comienza cada día. Si te dan a elegir entre la vida y la muerte, por aciaga que sea, uno prefiere vivir, y al final aprendes que la muerte es solo eso, una tomadura de pelo.


© Xavier Blanco 2011. 
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Si tienes algo mas de tiempo para perder, puedes hacerlo leyendo este relato:
159 Frio Verano.

25 comentarios:

  1. Eres un gran narrador. Como microrrelatista eres bueno pero tengo que decirte que en el relato breve eres sublime. Espectacular. Cada frase es un regalo para los sentidos. Buen retrato de los malos tratos y con final esperanzador. ¡Qué bueno eres!. Un saludo. Mar Horno.

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  2. Xavier, ¡Genial! Es un relato literario con todos sus ingredientes: gran narración, escogidas palabras, buen ritmo, expectación, una buena historia, un tema que está presente y otro que subyace...
    Muy bueno.
    Un abrazo.

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  3. Un placer compartir con vosotros las 4 horas que ha durado el taller de micros.

    Pasando a la acción, pero antes una nota sobre mis comentarios. Cuando hago observaciones siempre son con intención de dar mi opinión y crear debate.

    "tantos años sin respirar que su cuerpo se había acostumbrado a vivir sin aire" Esta frase me parece estupenda.
    Una pregunta-obesrvación: Por qué "sarcófago" y no "ataud". El sarcófago me ha llevado a otro tiempo donde la muerte era mucho más importante.

    Duda: ¿La muerte es una tomadura de pelo para ella?, ¿cuando representa la oportunidad de la vuelta a la vida?

    Por cierto. Ya he leído el Bob Esponja y el capitalismo. Entiendo que sea uno de los enlaces más leídos. Tu vena ácida es realmente incisiva.
    Te he contestado aquí para no seguir aumentando la diferencia entre esa entrada y las demás.

    Nos vemos.

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  4. Bueno,bueno,bueno....desde el principio hasta el final.
    Un saludo.

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  5. Aplausos, Xavier!!!!

    Coordino un tallercito literario, aquí en la Córdoba argentina en la que vivo.
    Solicito tu autorización para llevar este cuento al taller. Si te agrada la idea, este es mi correo:
    patricianasello547@gmail.com

    Enhorabuena por este texto.

    Abrazos

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  6. Fernando,
    Ha sido una experiencia muy positiva ese taller. (aprovecho para recomendaros que visitéis el blog de Fernando y ya no digo mas....http://espiralesdetinta.blogspot.com/)

    Fernando, mi objetivo era crear dos muy claras, dos planos:
    El primero ese marido, esa bestia inmunda, que incluso muerto sigue siendo el rey, el tirano, en ese plano el sarcófago representa el poder absoluto -el faraón-, el miedo...
    El segundo es ella, pequeña, encogida, una sombra doliente...que no respiraba para no ser vista, 30 años de sufrimiento.

    La muerte es una tomadura de pelo para todos, acecha siempre, pero viene cuando no la esperas, ella esperó 30 años. Pero es una liberación, es el principio de todo. Esa es la idea que quería transmitir, puede que no lo haya conseguido. Es una tomadura de pelo, siempre, porque la muerte es macabra, caprichosa, no respeta nada, ni siquiera los sueños. Incluso si la deseas, llega tarde, a destiempo...

    Fernando gracias por pasar, y por comentar.
    La vida te enseña que cuando aparece buena gente en tu vida, solo puedes hacer una cosa, quedártelos, "para ti para siempre". Y este curso de micros estaba lleno de buena gente...

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  7. Mar, al final se darán cuenta que te pago por los comentarios. Quedamos que serían positivos, pero estos es demasiado. Ya hablaremos en privado...
    Gracias Mar, el tema me da mucho respeto, me alegro que te haya gustado.

    Nicolás, Anna, gracias. Lo tenía escrito hace semanas, y no veía el momento de publicarlo. Un abrazo a los dos.

    Patricia, es un orgullo que elijas un texto mío para ese Taller, escribir y compartir son las dos caras de la misma moneda. Espero que les guste, o que lo critiquen, y que me lo cuentes, por duro que sea. Gracias...

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  8. Como siempre buena respuesta. Nada es gratuito.

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  9. Hola Xavier!Por fin parece que puedo entrar en tu bloc.La escena es brutal, asfixiante ... y al final resuelves con valor y portazo a una história que parecía destinada al derrivo, a la tragedia.
    "Ayunando felicidad" me ha emocionado.
    Un abrazo.
    Mònica

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  10. Muy buen texto, y muy bien escrito esa historia sobre el maltrato y el aguante de esta mujer hasta que la muerte de ese maltratador la libera, por fin.

    Besitos

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  11. Un texto formidable, Xavier, en el que nos llevas lentamente por el sufrimiento de esa mujer a causa del déspota que no merecía menos que morir de esa forma.

    Destaco la literatura que exuda este relato, el disfrute que supone para el lector tus caricias al idioma.

    Un abrazo admirado.

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  12. Me ha gustado mucho este escrito, y los que he leido entre ayer y hoy. Excelente manera de contar, buen ritmo, vocabulario, etc. Felicidades, extensivas a tu hijo.

    Antonia

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  13. ¿Qué decirte después de los elogios recibidos?.
    Un tema muy de siempre -¿hasta cuándo será actualidad?- tratado con realismo,con la crudeza propia de estos casos y la dulzura de la compasión.
    ¡Excelente, Xavier !.Recomiendo tu blog a gente que sabe apreciar la buena literatura.
    Un abrazo.

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  14. Me ha gustado mucho. "Con la cuchara que escojas comerás" qué gran refrán que no había oído nunca. Para mí este relato representa una liberación para esa mujer que se ve aliviada. Me gusta la fora en que lo narras, pensé que ibas a contar el sufrimiento de una mujer por perder a su marido, y cuando leí do le máscara ya me chocó y luego ya sales con esto y me parece un buen final. Besos!

    Quejica
    http://soyquejica.blogspot.com

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  15. Hola a todos, gracias por lo scomentarios.
    Mónica, bienvenida al Caleidoscopio, espero que pases mas veces. El hambre de felicidad, de ternura, de cariño, es una lacra en estos tiempos que corren.
    Elysa, Pedro, gracias por vuestros comentarios, por esa calidez que os sobra, A veces, la muerte, nos libera del sufimiento, paradojas de la vida.
    Antonia, Bienvenida al caleidoscopio.
    Sinrima, poco puedo decirte, gracias. Esa lacra forma parte de nuestro presente, y sólo el rechazo social, la condena permanente, la educación, pueden abrigar un futuro mejor.
    Os recomiendo la entrada de esta seman del blog de Susana Camps "los martes micro", sobre el amor absoluto, sobre las mazmorras del amor, sobre el autoengaño...

    Quejica, muchas veces he escuchado ese refrán, como una lápida que cae, como una montaña que se desmorona. Gracias por pasar y por comentar.

    Un abrazo a tod@s.

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  16. No he podido pasar de largo sin dejarte un comentario sobre este relato. Sublime. Perspectiva, estructura, ritmo narrativo, en medio del tono marcadamente poético que posees y que es tu sello particular, el que te define y te da una voz propia. Buena historia que se asoma con ojos de esperanza a una realidad tristemente cercana. Un abrazo, amigo.

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  17. Siempre hay tiempo para cambiar de cubiertos... :)

    Genial relato. No voy a repetir lo que 16 comentarios dejan claro. Simplemente me limito a disfrutarlo.
    Una abrazo, Xavier

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  18. Muy bueno, Xavier. Enhorabuena.
    Un abrazo y, con tu permiso, por aquí me quedo.

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  19. Isabel,gracias por pasar, y por el comentario. Después de la noche siempre alborea el día, siempre hay tiempo para empezar de nuevo.
    Victoria, Bienvenida al Caleidoscopio.
    Isabel, Bienvenida al Caleidoscopio, considera este espacio tu casa, merodea, pasea por sus rincones. Un abrazo.

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  20. Un relato para conservar en la memoria y atesorar en el corazón. Enhorabuena.
    Un abrazo,
    Nuria

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  21. Nada como la muerte para poner blanco sobre negro, trastocando la normalidad y hacer notar lo efímero de la existencia.

    Es un punto y aparte, una mueva oportunidad, algo que te cuestiona, gran pena difícil de digerir, prueba de cariño, reunión de cercanos y rito sacramental y a veces necesidad y deseo.

    Comprender-la es tan complicado como encontrar el sentido a vivir, mientras se espera su llegada.

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  22. Nuria, gracias por pasar. Y muchas gracias por el comentario. Abrazos.
    Gorka, la muerte siempre nos pone en nuestro sitio, y como bien dices nos indica lo insignificante que somos.
    Un abrazo y gracias por opinar, porque se que siempre estas ahí detrás...
    Un abrazo amigo.

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  23. Muy bueno. Las metáforas y las frases cortas, cortan, sentencian. Lo único que no me queda claro es si la botella tiene veneno (se lo carga) o es metáfora. En ambos casos son las consecuencias castradoras de "hasta que la muerte os separe".

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  24. Me ha encantado.
    Muy bueno.
    Un abrazo

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  25. Ximens gracias. Me gusta que me hagas esa pregunta, lo dejé abierto, en mi mente lo mata, no puede esperar mas que llegue la muerte, pero creo que ha quedado demasiado tenue, demasiada elipsis...y nadie se dio cuenta. Mentira, tú lo has insinuado, me alegro, esa es otra lectura.

    Ana, gracias por pasar y por comentar . Un abrazo

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