martes, 22 de marzo de 2011

54 ¿Libia?..sólo preguntas.

Que en estos tiempos que nos han tocado vivir, las cosas van demasiado deprisa, ya nadie lo discute. Que las verdades de ayer ya no sirven para los problemas de hoy, tampoco. Que se lo pregunten a Gadafi; aquellos con los que ayer compartía rondas y verbenas, sus amigotes del alma, esos del G-8, los Cameron, Obama, Sarkozy, Berlusconi … y el resto de la tropa: los del G-20, los coleguitas de la Liga Árabe,  los cofrades de la ONU…, todos ellos se la han jugado. Él se ha quedado en el lado oscuro, y ellos, como alimañas, se han pasado al bando de los buenos. Tantos años plantando la jaima en sus jardines - cuántas risas compartidas, cuántos chistes, cuántos puritos fumados a la luz de la luna- . Todo para nada: amanece y te enteras que tus camaradas han bombardeado tu Palacio y te han destrozado la piscina y la colección de orquídeas; terrible despertar. Debe ser eso que llaman la "realpolitiK".
¡Qué se levante el telón! Ya tenemos en escena a los salvadores del mundo: en un pimplas te montan una zona de exclusión aérea, un bloqueo naval, una operación de rescate, un bombardeo selectivo, una santa alianza, una de daños colaterales, una chapuza meritoria, una doble de despropósitos. Esto de la geoestratégica de la política internacional; cada vez se parece mas a un circo lleno de equilibristas del miedo, de domadores de leones, de trapecistas de la mentira, de payasos, de hazmerreíres, de vendedores de humo, de alquimistas, de pócimas milagrosas que lo curan todo, de bandas de música que sólo tocan operetas. Lo peor es que hace tiempo que el circo es el estado natural del planeta.  
Un juego macabro recorre los cielos de Libia. Los niños miran el firmamento, y la pregunta no es saber si las bombas que te caen son norteamericanas, francesas o inglesas, porque  todas los son. El juego consiste en saber si te las tira tu propio ejército  - llevamos 40 años vendiendo armas a Libia- o te las tiran esos de la comunidad internacional que vienen a defenderte de no se sabe qué. Luego vendrán los contratos multimillonarios, les venderemos aviones, tanques, bombas, les construiremos las carreteras que antes hemos volado, nos quedaremos con  su petróleo, con su gas y nos llevaremos su futuro envuelto en papel de celofán.
Mal, vamos mal. Uno tiene la sensación que el mundo rueda a la deriva, camino del infierno. Triste panorama, el único lubricante que hace girar la rueda de la política internacional es el petróleo; y si además hay gas, esto corre que vuela. ¿Cuántos dictadores pueblan el planeta? ¿Cuántos sátrapas masacrando a sus pueblos? ¿Cuántos crímenes de lesa humanidad impunes? ¿Cuántas resoluciones de la ONU convertidas en papel mojado, en papiroflexia?... Sudán, Liberia, Arabia Saudita, Bahréin, Irán, China, Siria, Camboya, Chechenia, Israel… me falta papel para tanta arbitrariedad.
De nuevo las huestes de occidente, vestidas de superhéroe, hemos entrado como elefante en cacharrería, sin estrategia, sin objetivos claros que cumplir, a la caza del villano. Una parte del pueblo libio apoya a Gadafi, de eso no hay duda. De los rebeldes poco sabemos, o nada. Las ansias de libertad de esas gentes son infinitas y debemos apoyarlas. Quiero equivocarme, pero esto se aboca a una guerra fratricida de final incierto. Ahora nos dicen que no se podía hacer otra cosa pero… mirar para otro lado es la práctica habitual de la comunidad internacional. Eso no importa; hoy, como siempre, se impone el doble rasero. Que el tipo es aborrecible lo sabemos todos, pero al monstruo lo hemos alimentado nosotros durante cuarenta años, y gran parte de la culpa de lo que pasa ahora, es nuestra y algo deberíamos aprender de todo ello. Lo peor es que nuestro interés no es la libertad y la democracia de ese pueblo; nuestro interés es el poder y el dinero, y ante ello no hay resolución de la ONU que se resista.
¿Cuánto vale la libertad de un pueblo? Que nadie se engañe, la guerra es el mejor atajo para llegar a ningún sitio, a ninguna parte. Que quede claro que no creo en la paz como un valor absoluto por encima de la libertad de los pueblos.  Me hago la misma pregunta que vosotros: entre no hacer nada y esto ¿queda algún camino? Sí, que estos tipos dejen de jugarse el mundo en una partida de cartas.  Mucho tendrán que cambiar las cosas.  

© Xavier Blanco 2011.

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3 comentarios:

  1. Hola Xevi, coincido contigo, tengo la sensación que las cosas se hacen muy mal. Además me ha gustado la forma de expresarlo. Poco a poco esto crece, con cimientos sólidos, crece valiente...te sigo.
    Saludos.

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  2. Por descontado que estoy de acuerdo con todo lo que expresas, y como lo expresas, y para mi la realidad de lo que abria que hacer es clara y diafana, primero de todo acabar con todos los "satrapas" y dictadores de este nuestro mundo. pero para iniciar ese concepto la ONU deberia marcar claramente las bases minimas de libertad que todos los pueblos de este planeta deberian observar independientemente de la riqueza natural de esos pueblos y dejar abierta al resto de la Humanidad la posibilidad de intervención ante cualquier tipo de arbitrariedad que dejara en entredicho la "DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS", pasando por encima de religiones, culturas y otros sistemas demagogicos que den cabida a la involución de cualquier derecho considerado universal. A partir de ese momento, empezariamos a hablar de verdad de una cultura humana y humanista, mientras tanto, seguirewmos hablando de una cultura capitalista que antepone los bienes a los seres humanos. Toni Rufo.

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  3. Los acontecimientos en buena parte del mundo árabe surgen como efecto dominó, donde parece que la población cansada de no encontrar expectativas a sus vidas, se lanzan a las calles a protestar, con la consiguiente represión de sus estados.

    Da que pensar, estamos ante una explosión espontánea de ansias de libertad y progreso o detrás de bambalinas se cuece una lucha de civilizaciones, una nueva cruzada, donde se pretende estandarizar criterios de dominio y consumo , además se asegurarse el suministro energético y un nuevo negocio?

    Lo que no tiene sentido, es que se emplee la violencia (que acaba siendo indiscriminada) como único recurso para la resolución de los conflictos, habiendo como hay otras herramientas, presión política, embargos, confiscación de capitales y todo lo que la comunidad internacional puede idear para anular cualquier estado indeseado.

    No contamos con toda la información y eso nos lleva a dejarnos arrastrar a “soluciones” aberrantes, haciéndonos cómplices de sus consecuencias.

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