Hace tiempo que mi cabeza y mi corazón no se hablan. Ya no se escuchan, no se soportan. Se han alejado irremediablemente. Esa separación, este divorcio, me ha fracturado en dos. En dos seres enemistados que se observan con recelo. La cabeza es avispada, quimérica, ser ríe de mí, se ríe de todo. Ella piensa, crea, destruye, inventa mundos, imagina historias, se desborda. Camina, corre, vuela. El corazón es atolondrado, es grande, pero se comporta como un niño pequeño. Camina torpe, late ingenuo. Cuando la cabeza se ríe maliciosa, él llora. El corazón es lento y pausado. Él sueña, acaricia, susurra, gime y siente. A veces salta entre las nubes, percibe lunas, mira a lo lejos y se queda absorto, como perdido. "Eres bobo", le dice la cabeza. Él no escucha. Tengo que solucionar esto. Hoy he hablado con mi cabeza; ella me lo ha dicho claro, no me aguanta. Que esta situación cambia de rumbo o que lo nuestro se acabó; que ahí me quedo con el tonto ése del corazón, con los unicornios y con las princesas. Es capaz de hacerlo. Mañana intentaré hablar con el corazón. Me cuesta; todo son excusas, no veo el momento. Es tan cándido, tan incauto, pero sea como sea tendré que encontrar el instante y decirle cuatro cosas claras. Que espabile, yo sin cabeza no me quedo.
© Xavier Blanco 2011.
© Xavier Blanco 2011.
Pues lo mismo se encuentra compañía por el camino, porque la mía, que no es ni tan veloz, ni tan clara, ni tan preparada como la tuya, también es muy cínica y si pudiera colgaría al corazón de los párpados.
ResponderEliminarXavier, si por fin encuentra esa cabeza las cuatro palabras precisas para conseguir un acuerdo con el corazón, por favor, ¿me las cuentas? Quizás pueda aplicarlas.
ResponderEliminarBesitos
¡Por qué será que me resulta tan familiar esa riña constante y ese divorcio! Yo estoy en la fase del reencuentro y la reconciliación (creo), avanzo dos pasos y retrocedo cuatro.
ResponderEliminarVeo que tu blog y el mío comparten frase de Borges.
Abrazos,
Armando, Elysa, Esperanza, gracias por los comentarios.
ResponderEliminarEsa lucha, esa búsqueda del equilibrio entre la cabeza y el corazón es un camino infinito que nunca se acaba. Puede que eso sea lo que nos diferencia de los animales y también de las máquinas, donde el corazón te lleve...y nos vamos encontrando un precipicio detrás de otro, pero seguimos, uno, dos, tres y mil veces...Me da igual si me quedo sin cabeza, peor para ella, no pienso hablar con el corazón, es muy sentido.
Esperanza, Bienvenida al Caleidoscopio, me encanta Borges, el hombre, el escritor, el filósofo...
Un abrazo
A ver si se entienden... aunque lo mejor es que vivan independientes y con separación de bienes, porque hace falta acudir a los dos, y cada momento define quién ha de coger la batuta, ¿o no es así?.
ResponderEliminarUn abrazo, Xavier
Cabeza y corazón; una pareja en simbiosis.Se discuten, pero se necesitan mutuamente.
ResponderEliminarHay cosas que se resisten a ser conquistadas por la razón; en cambio el corazón derrama su cascada de emociones y arrastra.
Es a través de las emociones que establecemos vínculos.
Saludos de todo corazón.
Sinrima
Luis, gracias por el comentario. Sí, es una lucha de egos, a ver quién manda. Son dos gallos de pelea, pero al final, como los buenos hermanos, están condenados a entenderse.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sinrima, me alegro de verte otra vez por aquí. Donde el corazón te lleve...que sería de nosotros sin el corazón, sin los sentimientos, sin las emociones...
Un abrazo.