domingo, 24 de julio de 2011

109 No tiraremos la toalla.


Estos días miro, observo a mi alrededor, y siento que los vientos de la crisis no amainan. Al contrario, cada día soplan más fuertes, convertidos en tormentas, en huracanes, azotando energías, derribando voluntades, arrasando sueños. La economía -cada día más cercana a la quiromancia, al esoterismo- no sabe de personas, ni siquiera de sentimientos; ella se esconde detrás de los tecnicismos, de las palabras altisonantes, esas que nos estremecen, que nos encogen el estómago, que nos hacen tragar saliva cada vez que las escuchamos: la deuda soberana, las pruebas de riesgo, el diferencial con el bono alemán, la eficacia, la eficiencia, los recortes… los mercados, la crisis, la maldita crisis. Palabras que eclipsan seres, palabras que oscurecen vidas, palabras que enlutan almas, palabras que afligen, que acongojan. 

Ahí, detrás de esas nubes negras que descargan tormentas, hay personas, seres humanos que se levantan cada mañana, que se baten en duelo con la vida, que se parten la cara defendiendo su presente, luchando por su futuro. Ahí, detrás de cada desempleado, detrás de cada desahucio, detrás de cada sueño roto, hay personas, familias, individuos, ellos le ponen cara a las cifras macroeconómicas, a las estadísticas, a los grandes números que justifican tanto despropósito, tanta tropelía, tanto desmán. Para ellos, para muchos de nosotros, la vida se ha convertido en un ring de boxeo, y nos defendemos como podemos de tanto puñetazo, de tanto golpe bajo. La vida se ha convertido en un combate infinito, con la única esperanza de acostarnos cada noche para levantarnos al día siguiente, y seguir defendiéndonos, soñando tiempos mejores. Ellos siguen ahí maltratados por la agonía del paro, por la perversa crisis, ésta en la que nos metieron otros, los mismos que reparten las bofetadas, los mismos que nos dan los guantazos. 

Lo peor de todo esto es que no sabemos cuántos asaltos tendrá este combate, cuántos golpes nos quedan por encajar, cuándo amainará esta tormenta, cuándo dejaran de pegarnos. No, no lo sabemos, no tenemos ni idea, pero seguiremos ahí, y nos levantaremos cada mañana cogiendo nuestra vida por la solapa, con fuerza, con rabia, y continuaremos luchando por un mundo mejor, más justo, más igualitario. 

Por más que nos peguen, no tiraremos la toalla, no besaremos la lona. Quiero que lo sepan.

7 comentarios:

  1. Inspirador. Mi vida no tiene solapa pero voy a ver por donde diablos la agarro.

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  2. Y en último extremo, seguro que alguien nos levanta, seguro. Texto para la esperanza

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  3. Montse, Armando, gracias por pasaros por aquí, y especialmente por comentar.

    Montse, no hace falta solapa, estoy seguro que te levantas cada mañana, asiendo la vida con fuerza, sin dar tu brazo a torcer, con genio...

    Armando, esa es la gran suerte que tenemos, somos muchos, muchas manos para levantarnos y seguir en este camino, por un mundo mejor, mas justo, mas igualitario...nos seguiremos partiendo la cara, siempre en el mismo lado de la trinchera...
    Un abrazo a los dos.

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  4. XAVI,pedazop de manifiesto, muy bueno
    somos miles los indignados en todo el mundo, y por muchas razones
    algún día llegará un cambio profundo y real , quizá nosotros no lo veamos, pero las nuevas generaciones ya saben el camino como hacerlo realidad


    besitos y feliz inicio de semana

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  5. Elisa, Gracias por pasarte.
    Lo veremos y seremos parte, protagonistas anónimos del ese cambio profundo que indicas...lo veremos..
    Un abrazo

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  6. A pesar de las indignaciones generales, con masivas concentraciones por todo el territorio, pidiendo soluciones, cambios de orientación, sensibilidad política, con esta crisis que se obstina en ser permanente,la situación no mejora, por más que el verano con sus vacaciones, la ciudad llena de visitantes y las rebajas, presenten una deformada visión de la realidad.

    En los medios de comunicación solo se significa, la posibilidad de banca rota de la administración americana, con sus repercusiones sobre la economía mundial, la debilidad del euro y los esfuerzos que tendrán que hacer los gobiernos para rebajar el gran déficit público.

    Las únicas medidas que se nos proponen son recortes en todas las prestaciones sociales, trabajar más , cobrando menos y soportar como podamos esta situación de empobrecimiento.

    Mientras las aseguradoras, las sociedades de calificación y los especuladores internacionales se enriquecen más que nunca a costa del mal general.


    Es decir, se sigue haciendo oidos sordos a las demandas sociales por parte de nuestros representantes, que no se atreven a poner coto a los desmanes y obligar a la parte privada a restituir liquidez al mercado, para que la rueda no se pare.

    Además de no tirar la toalla, tendremos que impulsar la exigencia de cambios reales en la manera que se sigue mal-gestionando la realidad política-económica, con su drama social, si queremos llegar a generar un futuro de certidumbre.

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  7. A un sabio profesor argentino en los primeros compases de esta crisis, le preguntaba por su criterio de la solución, él con su gran experiencia y optimismo me indicó que no me preocupara, que los mismos que la habían generado serían los resolvedores.

    Han pasado tres extensos años de quilombo general y los de arriba no están por la labor.

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