domingo, 7 de agosto de 2011

124 El osito.

©  Xavier Blanco 2011.
- ¿Puedo quedarme con sus juguetes?.
- No empecemos Luisito, tema cerrado. No perdamos el tiempo, ¿queda algo por recoger?.
El silencio era absoluto. El niño, sigiloso, miraba a hurtadillas. Tembloroso, escondió el coche, el osito de peluche, las canicas, la pelota...
- No, ya está todo papá.
- Rápido, en este oficio hay que controlar hasta lo más nimio.
- Cuando sea mayor, quiero ser como tú, ladrón de casas. Con los nervios, el saco del botín se estrelló contra el suelo, Winnie the Pooh cobró vida. Una voz estridente, como una trompa ensordecedora, invadió el espacio.
- ¡Luís, te mato!


4 comentarios:

  1. Pero a quién se le ocurre llevar a un niño en esta situación! Él mismo propicia que lo descubran. Y vaya ejemplo!! Por otro lado, enternecedora la intervención del niño.

    ResponderEliminar
  2. jajajajja ladrón y niñera jajaja
    es que ya lo imagino

    besitos y buena semana, me hiciste reír

    ResponderEliminar
  3. Montse, era un buen robo y le falló la canguro. No lo volveré a llevar, te lo prometo.

    Elisa, la crisis, hay que hacer de todo.

    No os preocupéis, no nos pillaron, y el niño sigue disfrutando con los juguetes, eso sí, al osito hubo que cambiarle las pilas.

    Un abrazo a las dos.

    ResponderEliminar

Este Blog se alimenta de tus comentarios. Si dices algo, sabré que has pasado y me sentiré acompañado. Gracias a tod@s por leer estas páginas.Este blog forma parte de la ABLACC (Asociación de Blogs Literarios que Aceptan Crítica Constructiva). Así que critica sin piedad, pero comenta tus razones, es la mejor forma de aprender.