Aquellos amores del estío, aquellas puestas de sol, la playa, el batir de las olas...tiempos de adolescencia, tiempos de descubrimiento. Sólo pequeñas sensaciones, ráfagas en 140 caracteres.
La luna llena clareaba tus senos, el sol ardía entre tus piernas, la arena de la playa envolvía nuestro deseo. Tu madre te llamó para cenar...
© Xavier Blanco 2011
Esas madres... anda que no son listas ni ná.
ResponderEliminarHay llamadas que son asesinatos
ResponderEliminarPero seguimos abrazados mientras el deseo nos alimentaba.
ResponderEliminarLuisa, Amando, Gorka, gracias por los comentarios. No serían igual esos veranos, ni los otoños, ni las primaveras, sin esas madres vigilantes, como centinelas.
ResponderEliminarUn abrazo a todos,
Esa llamada inoportuna fue como una ráfaga de aire frío que frustró el hechizo del momento.
ResponderEliminarMe ha gustado cómo lo cuentas.Hay humor en tus líneas.
Saludos.
Gracias Sinrima,
ResponderEliminarun saludo