Hacía horas que el autobús había abandonado la autopista; reptaba por una carretera secundaria, infinita, protegida por un baluarte de coníferas. Hacía 50 años que había hecho el camino inverso con las maletas cargadas de sueños e ilusiones. Descendió del vehículo y empezó a caminar, afligido, por una vía asfaltada a la que siguió un sendero fangoso, hasta llegar a su destino. Abrió la bolsa, extrajo cuidadosamente la urna, sintió frío - un frío inmenso que tatuó en su dermis el dibujo de la desolación -. El viento, cómplice, diseminó las cenizas de sus mujer por el inmenso paraje. Lloraba.
Cada mes eligen un tema, y puedes participar enviando un microrrelato de 100 palabras como máximo. El tema de Agosto es CARRETERAS. ¡Participa!.
EURO-PA-LABRA es una interesante idea del Punto de Información Europeo SAJA NANSA (Gobierno de Cantabria),que ha creado un blog como lugar de encuentro
de la cultura y de los libros de la Unión Europea.
Un ambiente frío acorde con la tristeza del momento. Muy bien reflejado.
ResponderEliminarGracias Montse. Sí, las carreteras de la vida siempre tienen un final, triste y frío.
ResponderEliminarUn abrazo
Será porque amo la Naturaleza, y quiero regalarle mis cenizas, que no encuentro triste este relato. Emotivo sí.Me trasmites la emoción del momento y la soledad del personaje.
ResponderEliminarSaludos.
Siempre que hacemos un camino abrazados a una urna regresamos más tristes y más solos, ese camino lo recorremos una y otra vez hasta que sean nuestras cenizas las que bailen al son del viento.
ResponderEliminarSaludos. Marga.
Marga, gracias por pasar por aquí. La vida es un camino infinito, lleno de vida y muerte. Una no sería sin la otra.
ResponderEliminarun abrazo